A pesar de ser presentado por sus adversarios como un peligro para la democracia, Donald Trump obtuvo el 5 de noviembre una contundente victoria sobre la demócrata Kamala Harris, quien entró en liza tras el retiro del octogenario presidente de Estados Unidos, Joe Biden.
El republicano de 78 años, cuya campaña estuvo marcada por dos intentos de asesinato en su contra, cuatro acusaciones en la justicia, una condena penal y el apoyo del multimillonario Elon Musk, tomará posesión el 20 de enero.
Aunque a Trump todavía le falta un mes para ser de nuevo presidente de Estados Unidos, ya demuestra su capacidad única para crear caos y acaparar titulares con comentarios despectivos hacia Canadá e intimidantes con los medios, y con un boicot al acuerdo presupuestario en el Congreso.
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"Habrá más caos en el segundo mandato de Trump que en el primero", dice Todd Belt, profesor de ciencias políticas en la Universidad George Washington. "Creo que lo que ha sucedido esta semana es un buen indicio de lo que se viene".
Anticipó también que el fallo de la Corte Suprema que otorga a los presidentes amplia inmunidad por actos oficiales le dará a Trump "más oportunidades de actuar movido por sus peores impulsos".
El republicano ya le ha robado protagonismo al presidente saliente Joe Biden, quien casi desapareció de los focos en sus últimas semanas en el cargo.
"Todos quieren ser mis amigos", dijo al comentar sobre los multimillonarios, altos ejecutivos de empresas tecnológicas y otros líderes que lo han visitado en su residencia de Florida, de donde saldrá para instalarse en la Casa Blanca el 20 de enero.
Dijo a los periodistas que quiere "poner en cintura" a la prensa, algo que su equipo ha intentado a través de demandas que analistas y defensores de derechos humanos perciben como tácticas de censura.
Luego de hablar sobre varios temas, Trump demostró que no ha perdido la costumbre de transmitir mensajes ambiguos y a veces contradictorios. Su primer mandato estuvo marcado por anuncios sensacionalistas, despidos grandilocuentes, constantes cambios de parecer y convulsión diplomática.
Quienes toman decisiones y los analistas se enfrentaban a un dilema: ¿tomar al pie de la letra todo lo que dice Trump o ignorar las palabras de quien lidera la nación más poderosa del mundo?
Cuatro años después, el asunto sigue igual. Trump hace comentarios burlones sobre Canadá y propone como "una gran idea" que ese país se convirtiera en el estado número 51 de Estados Unidos, amenaza imponerle aranceles junto a México, sugiere que podría dejar a la alianza atlántica OTAN y Ucrania a su suerte frente a Rusia y retomar el canal de Panamá.
La espiral de confusión que provoca el presidente electo ya se ha vuelto un dolor de cabeza para periodistas, diplomáticos, políticos y actores financieros. "Realmente no sabemos mucho sobre la política actual", dijo Jerome Powell, director de la Reserva Federal (Fed, banco central estadounidense).
"No sabemos qué se gravará, a qué países, durante cuánto tiempo, en qué medida. No sabemos si habrá aranceles de represalia".
Su segundo mandato promete ser aún más turbulento, más si se tiene en cuenta que esta vez viene acompañado de otro "showman" impredecible: Elon Musk, el hombre más rico del mundo, cuya estrategia para construir cohetes es: "Asumir riesgos. Aprender haciendo estallar las cosas. Revisar. Repetir".