Dora Matilde Palma llegó al Hospital Primero de Mayo, específicamente a la unidad de uroginecología, con un sangrado recurrente. Le recomendaron una operación que consistía en el retiro del útero porque tenía unos miomas (pequeños tumores) e incontinencia urinaria.
Según ella, ese sería el inicio de un largo proceso de complicaciones.
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"Luego de 8 años de estar en tratamientos fallidos con diversos especialistas del Seguro Social sigo en las mismas condiciones deplorables, con bacterias nosocomiales y dolores que se han hecho crónicos por la erosión de la malla en mi cavidad vaginal, incontables ingresos en el Primero de Mayo con una larga escala de antibióticos y no veo mejoras, al contrario, mi salud física y mental están complicándose cada día más", comenta.
A Dora le realizaron una histerectomía vaginal, que consiste en el retiro del útero a través de la vagina. Además de la colocación de una malla pélvica para acomodar los órganos internamente y procurar el buen funcionamiento del sistema.
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El experimentar este proceso desde el año 2016 hace que Dora maneje el tema a la perfección. Conoce las definiciones médicas, sabe los efectos de los diversos antibióticos, es más, dice con mucha seguridad que ha estado en tratamiento bajo todos los antibióticos que administra el ISSS.
Luego de un procedimiento de colocación de unos ganchos a nivel de la ingle, Dora dice que aparecieron unos granulomas, que son tumores no cancerosos.
Uno de ellos estaba al final de su cavidad vaginal. El procedimiento médico fue la cauterización con una especie de ácido morado, sin anestesia. Esto llevó a producir unos granos que supuran pus desde hace 8 años.
Por sus medios ha realizado una serie de análisis de la zona por medio de exámenes de laboratorio, como resultados le salieron muchas bacterias como Klebsiella, Citrobácter, Escherichia coli, pero según ella la que más daño le causa es la Pseudomonas, una bacteria de origen médico y que se encuentra presente en implementos médicos regularmente utilizados en los nosocomios, comúnmente es conocida como una "bacteria de hospital".
La influencia de estas bacterias le provoca movimientos involuntarios en su cabeza y en muchos casos la pérdida de la conciencia cuando no se administra un antibiótico.
Además de eso Dora lleva en su cuerpo una malla en el área genital que para evitar la incontinencia, un mal procedimiento durante el retiro de esta le ha provocado daños a nivel neurológico, "la malla erosionó a nivel vaginal y los médicos no me llevaron a quirófano, el especialista en neuro ginecología le dijo a otra doctora que halara lo más que pudiera la malla y me quedé con un dolor horrible, así mismo me despacharon", explica, lo cual le ha producido un constante dolor a nivel del glúteo derecho.
Análisis radiológicos posteriores determinarían que después de ese procedimiento se le ha provocado una lesión en el nervio Pudendo, que es el que tiene implicaciones en la sensibilidad de órganos como la vejiga, el recto, la vagina, es decir, en todo el sistema urinario y genital.
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Sobre el caso fue consultado el médico especialista en ginecología Adolfo Girón, quien explica que el procedimiento se utiliza en casos de incontinencia urinaria y consiste en colocar una malla que tiene la función de subir la posición de la uretra para evitar la salida involuntaria de la orina, "definitivamente esto sube el riesgo de una infección, ya que la orina se acumula y la presencia de bacterias aumenta el riesgo", agrega el médico.
El doctor menciona que en algunos casos se opta por el uso de materiales que bajan considerablemente el riesgo infeccioso, "se puede utilizar un anillo plástico que cumple una función elástica con el fin de apretar mecánicamente la uretra para que no se salga la orina", comenta como opción para evitar procesos infecciosos.
Dora tiene un archivo con más de 60 documentos, entre los que figuran denuncias ante el Consejo Superior de Salud Pública, en la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos (PDDH) y una denuncia en Fiscalía donde le acaban de informar que su caso por "Mala Praxis" ha prescrito judicialmente.
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Adolfo Girón, quien radica fuera del país, trabajó durante muchos años en un hospital de la red pública, lo que le ubica en una posición desde la que puede opinar sobre los casos de negligencias médicas, "parte del problema es cultural y de las normas higiénicas que cada paciente tiene, por mencionar un caso menor: yo recibí una inspección porque a una paciente se le había infectado la herida de una cesárea que yo realicé, pero al verificar, ella no se había bañado durante una semana y mucho menos se retiró la compresa con la que la saqué de la sala. Aparte del trabajo en el hospital, nosotros como médicos no podemos educar a la gente en los cuidados que solamente les corresponden a ellos como usuarios. Es un 50 y 50", comenta el profesional.
Según Girón, otro problema es la falta de una comunicación efectiva. "Nosotros, como médicos, nunca hacemos una explicación de los procedimientos y sus complicaciones, no nos ponemos en la posición del paciente. Un caso recurrente en los hospitales salvadoreños era que, luego de indicar una cesárea, no se mencionaba que podían despertar sin útero. Ya en el procedimiento no había otra alternativa que retirarlo para controlar un sangrado, para salvar la vida, tocaba sacarlo", señala el galeno, tomando como base su experiencia.