En una ciudad multicultural como es Los Ángeles, California, los salvadoreños han logrado visibilizar su identidad, sus tradiciones, su gastronomía, su folklore.
Tanto así, que un grupo de jóvenes ha llevado el ritmo de El Carbonero, el Torito Pinto y todas las danzas tradicionales a escenarios como el desfile de Las Rosas, en Pasadena, o en celebraciones de la Herencia Hispana.
También han asistido a eventos importantes en Canadá.
Bailan orgullosos de sus raíces, de la historia de sus padres, de su identidad como salvadoreños y son parte de la familia del Asosal Ballet Folklórico de El Salvador.
La Asociación de Salvadoreños de Los Ángeles (ASOSAL) fue creada en 1991; tres años después formaron el grupo de ballet folklórico en respuesta a la "necesidad de mantener la identidad, que los hijos de salvadoreños supieran a través de la danza, nuestras tradiciones, nuestras costumbres", explica Teresa Tejada, directora ejecutiva de Asosal
Con base en el censo de Estados Unidos del año 2020, la cancillería salvadoreña informó que el número estimado de la diáspora salvadoreña en dicho país asciende a 2,244,914. Y la ciudad con la mayor concentración de connacionales es Los Ángeles, California, con 465,975.
Muchos de ellos llevan décadas viviendo en suelo estadounidense y han formado sus propias familias y sus hijos han nacido allá, por lo que la fuerza del vínculo de esta generación con El Salvador depende, en mucho, de sus padres o parientes cercanos.
Katherine Salmerón es hija de una pareja originaria de La Unión, y aunque la joven nació en Estados Unidos muestra orgullosa sus raíces; un patriotismo que bien podría decirse que ha crecido al ritmo de toda la música folklórica que ha escucha desde su niñez, cuando ingresó al ballet de Asosal; ahora después de 19 años es ella quien dirige al grupo de danzantes. "Con orgullo representando a El Salvador de mis padres", dice la joven, quien desde los ocho años participa en el grupo folklórico.
Al preguntarle cómo nace ese orgullo salvadoreño, ella responde: "siempre los latinos, la mayoría del tiempo, son representados por mexicanos, y poder representar a El Salvador, un país bien pequeñito, al pulgarcito, es un orgullo para mí, para que así la gente sepa más de nuestra cultura, de la música, del baile, también la comida, porque mucha gente no sabe mucho de la cultura salvadoreña, pero ahorita siento que está creciendo más la cultura de El Salvador y lo han podido representar en muchos países en muchos eventos".
Las magistrales presentaciones tienen a la base las coreografías hechas especialmente para Asosal por el maestro Saúl Méndez, ex-integrante del Ballet Folklórico Nacional de El Salvador, y quien dirigió el grupo entre 2001 y 2013.
Cada danza cuenta una historia de la vida cotidiana del salvadoreño, la cual es representada por los bailarines que se mueven al compás de la música, las muchachas usando los vestidos con faltas de extensos vuelos; ellos con su camisa de colores llamativos, ejecutando los pasos con seguridad, y a pesar del esfuerzo físico que les exige cada baile, de la concentración para sintonizar los movimientos; de la comunicación con miradas al momento de la presentación, a pesar de todo ello nunca pierden la sonrisa.
Tejada, directora ejecutiva de Asosal, explica que a muchos jóvenes, que han nacido en Estados Unidos, les han tenido que explicarles la historia de cada danza para que ellos puedan tener "el sentimiento al bailarlo".
Kevin Méndez, también es parte del ballet folklórico, y su llegada a ese grupo no es casualidad; fue su tío Saúl Méndez, quien con su ejemplo le mostró la belleza de esta parte de la cultura salvadoreña. La huella del maestro Méndez, también ha llevado a que una sobrina de Kevin se integre al equipo.
El ballet folklórico de Asosal además de transmitir , preservar y dar a conocer la identidad salvadoreña también es un relevó generacional para la institución, es cultivar y mantener la mística de trabajo de la asociación, cuya misión ha sido desde su fundación ayudar a los inmigrantes latinos en aspectos legales, sociales, culturales.
Tejada explica que muchos de los actuales integrantes del grupo de ballet llegaron en su infancia a la asociación y se han quedado "tres de los jóvenes que están ahí son miembros de la Junta directiva de ASOSAL, imagínese a todo lo que los ha llevado el amor por la danza, el amor por la cultura salvadoreña, han llevado hasta el liderazgo de esta misma organización. Así surge ASOSAL ballet folklórico".
Para continuar con ese proceso, en enero próximo Asosal abre sus puertas para infantes que quieran aprender folklore salvadoreño.
"Aquí estamos en un país multicultural, donde cada quien presenta su folklore, entonces queremos llevar a ese nivel, ese folklore que lo vean hermoso con su vestuario; tenemos de Panchimalco, panchita, o sea refajo, tenemos todos los trajes. Hemos querido mostrarles este traje de azul y blanco porque es el azul de nuestra bandera, entonces eso es hermoso, ver un vestido típico de volcaneña con el azul y blanco", expresa Tejada.
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