El salario mínimo de El Salvador no ha sido suficiente en ningún año del siglo XXI para garantizar la sobrevivencia de las personas trabajadoras y sus familias. Ese es uno de los principales hallazgos del "Análisis Socioeconómico El Salvador Año 2024", presentado este martes por la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA).
El estudio indica que el salario mínimo establecido no es suficiente para cubrir dos canastas básicas alimentarias, que es el parámetro para medir si una familia es pobre o no. El salario mínimo, por tanto, indica que una familia es pobre en El Salvador.
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En abril de 2024, por ejemplo, la canasta básica para un hogar de 4 personas (parámetro establecido por los autores del estudio) fue de $273.68. El dato es un poco mayor al que para ese mes publicó el Banco Central de Reserva (BCR), porque la cifra oficial está calculada para una familia de 3.77 personas.
Si se multiplican esos $273.68 por dos, significa que una canasta básica ampliada es de $547.36, es decir un 33% mayor que el salario mínimo para el sector comercio, el más alto de los que contempla la legislación salvadoreña, de $365 sin descuentos. Ya con estos, el total es de unos $327.
"Un salario mínimo alcanzaría para adquirir 1.33 CBA (Canasta Básica Alimentaria), con lo que un hogar de 4 personas superaría la línea de pobreza extrema, pero estaría en situación de pobreza relativa, ya que para ser 'no pobre' debería tener un ingreso igual o mayor a $547.36", señala el estudio.
La economista Saira Barrera, autora del apartado específico sobre el tema, sostuvo que "esto implica una desatención total a la naturaleza del salario mínimo, ya que si la tarifa aprobada por el órgano Ejecutivo no es suficiente ni para cubrir los costos de la CBA, hay una institucionalización de la situación de miseria para las personas y sus familias que devengan estas tarifas".
Al tratarse de un problema de quienes ganan el salario mínimo, podría pensarse que no es la realidad de la mayor parte de los trabajadores. Sin embargo, el salario promedio (calculado con las cotizaciones al Instituto Salvadoreño del Seguro Social) no es demasiado superior.
En concreto, para 2024 en el sector comercio (que cuenta con el mayor monto), el salario mínimo fue del 63% del promedio para ese rubro, que es de unos $579. Eso implica que está apenas $32 por encima del umbral de la pobreza. Según el análisis, existe una situación todavía más desventajosa en el área rural, donde la insuficiencia del salario mínimo es más notoria.
A eso se suma que la rampante inflación en los precios, sobre todo de los alimentos, ha tenido un golpe en el poder adquisitivo de los salvadoreños en los últimos tres años. En diciembre de 2021, después de que se aplicó el último incremento al salario mínimo (25%), la tarifa base para la maquila textil compraba 1.58 canastas básicas alimentarias.
Esto se comenzó a diluir en 2022, pues en abril de ese año ya solo se podían adquirir 1.50. Para abril de 2024, el mismo salario mínimo para el sector textil ya solo alcanzaba para 1.3 canastas básicas alimentarias, que tenían un costo de $255.20. Lógicamente, ese número tuvo que ser todavía menor en julio, cuando se registró el récord de la canasta básica: $264.92.
Eso sí, en octubre el país y la región han vivido sendas rachas deflacionarias. Por ello, la canasta básica bajó hasta los $245.74, un número que es todavía 10% superior al de abril de 2022 ($223.86).
El estudio de la UCA, por otro lado, encontró que, mediante una política sectorial focalizada, es posible aumentar la remuneración media real en un 4 %, es decir, sí puede elevarse el salario medio real del trabajador y trabajadora salvadoreña, además puede crecer el PIB en 7 % y el empleo en un 5 %.
El sector que paga más impuestos
El "Análisis Socioeconómico El Salvador Año 2024" también cuenta con todo un capítulo dedicado al sistema tributario salvadoreño. El principal de los hallazgos es que el impuesto recaudador por excelencia para el país, el IVA, es también uno de los más regresivos. Este impuesto es el que cada ciudadano paga cada vez que adquiere un producto o servicio y corresponde al 13% del precio.
El estudio concluyó que el sector más pobre paga hasta un 20% de sus ingresos en IVA; el más rico, en cambio, lo hace en la mitad de ese porcentaje, el 10%.
"Dado que el IVA es un impuesto indirecto, no hay regulaciones vigentes que detecten y/o brinden un efecto redistributivo intencional a través de este a las personas contribuyentes. No obstante, la estructura del sistema tributario revela el impacto general que puede esperarse para los hogares, dadas las características del IVA", escribe la autora del capítulo, la investigadora Sara Hércules.
La autora hace notar la importancia que tiene el IVA en la recaudación del Estado, una que ha ido creciendo con el tiempo, pues pasó de representar un 8% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2005 al 9.5% en 2022, el último año recogido para el análisis.
El estudio remarca que también existe la necesidad de un sistema tributario progresivo que considere las desigualdades de género y territorio.
Por ejemplo, solo el 11 % de las tierras agropecuarias y el 46 % de las viviendas están a nombre de mujeres, lo que limita su acceso a beneficios fiscales relacionados con activos (como la falta de tributación sobre la propiedad), pero sí pagan impuestos regresivos como el IVA y el impuesto sobre la renta.