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Los hilos del titiritero

Con una bandera o con otra, el objetivo de la nueva corriente ideológica dominante es implantar la estructura política/social: “macho alfa tirano/manada dócil y obediente”.

Por Jorge Tobar
psicólogo

La historia humana está plagada de individuos que se obsesionaron por conquistar, subyugar y someter muchedumbres, masas, países, incluso a todo el mundo conocido. Desde los acadios, asirios, el imperio macedonio (Alejandro Magno), romano, soviético, nazi y otros, todos han buscado hacerlo. Solo quien desconoce historia y psicología puede catalogar de “conspiranoico” a quien denuncia este fenómeno.

Organizaciones como el Foro Económico Mundial y los burócratas de la ONU, bajo los efectos narcóticos del poder y la abundancia del dinero, buscan lograr lo imposible: “dominar el mundo”. Esta conducta tiene orígenes evolutivos y genéticos. Es inevitable por el bajo nivel de evolución del Sapiens.

Intenciones de conquista y sometimiento eran “pan de cada día” hace 10,000 años y lo sigue siendo. Se da a niveles micro, macro y planetarios. Desde el vecino que se entromete en la vida ajena, hasta Bill Gates quien quiere que todos en el mundo comamos gusanos e insectos en vez de carne de vaca.

Pero desde el titiritero que manipula un muñeco, hasta quien busca manejar a otra persona, masas, países o al mundo, necesita “hilos” comunicantes que coarten la libertad a sus dominados y le proporcionen control de sus acciones. Estos hilos son físicos, principalmente armas y violencia, pero van acompañados de ignorancia, miedo, culpa y odio.

Ignorancia para lograr la resignación del individuo a vivir como esclavo; miedo al castigo violento por rebelarse a la autoridad; culpa de ser el responsable de males ajenos como el “calentamiento global” o la pobreza en África. Esto lleva a las masas a someterse dócilmente a la expiación de sus pecados y sacrificarse en el altar de los burócratas. El odio se promueve para dividir las sociedades y que se autodestruyan.

El mundo está lleno de gobernantes que, contrario a lo que deberían hacer, destruyen desde dentro a los países que gobiernan. Canadá y la mayoría de países de Europa fueron sometidos por troyanos que están destruyendo día a día la identidad, el sentido de patriotismo, la libertad y la dignidad de los ciudadanos. Ya sometidos, estos países serán entregados a un grupo mafioso con ínfulas hitlerianas. Sus gobiernos están rompiendo fronteras, convirtiendo sus sociedades en revoltijos humanos de “arroz con miel y mango verde” como diría mi madre. Lo que las vuelve anárquicas y caóticas, dominadas por la violencia y el salvajismo de los musulmanes. Europa, con todo y sus bombas nucleares, peligra quedar sometida al radicalismo islámico.

Con una bandera o con otra, el objetivo de la nueva corriente ideológica dominante es implantar la estructura política/social: “macho alfa tirano/manada dócil y obediente”.

Miles de años de lucha para conseguir democracia basada en el individuo, habrán quedado enterrados en la ignorancia, imbecilidad e idiotez de las masas.

Se hace necesario crear oasis de libertad, puntos de resistencia a la ola de neomarxismo alienante y embrutecedor que nos arrastra hacia la esclavitud absoluta. Es importante y urgente unir lo que tengamos cada quien, para construir esos bastiones, en el supuesto que aún podamos evitar el colapso de la cultura occidental y la instauración de una tiranía totalitaria mundial.

Así mismo, en el campo nacional está en proceso un plan para destruir el país desde dentro. Se debilita la educación pública y la formación universitaria, se demolió la capacitación técnica. Se condena a la incapacidad de trabajar a miles de salvadoreños. Por si fuera poco, se cierran espacios y oportunidades de abrir negocios y trabajar a los nacionales y se abren puertas a extranjeros y funcionarios con mentalidad foránea. Y el tiro de gracia por si “aún se mueve” es la minería metálica, esa que destruye bosques y contamina mantos acuíferos, ríos, lagos y todo lo que toca. Para seis millones y medio de humanos en solo 20,000 km2 será mortal y no habrá nada ni nadie que pueda mitigar ni revertir este daño. Aunque quienes lo aprueben y ejecuten vayan a la cárcel o huyan del país, ya de nada servirá. Los daños profundos que penetran el suelo y llegan a las venas ocultas de nuestra tierra, se quedarán con nosotros por muchos años matando vidas día tras día. Hay muchos casos de países ricos en minerales con poblaciones miserables, porque extraerlos es un proceso costoso y destructivo y no hay discurso, falacia, engaños ni promesas que valgan. Solo nos quedan dos caminos, defender la vida de los salvadoreños vulnerables a la minería, el agua y el país o abandonarlo todo.

Filósofo.

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