La alianza rebelde siria liderada por islamistas anunció el domingo en la televisión la toma de Damasco en una ofensiva relámpago y la caída del régimen de Bashar al Asad, que según Donald Trump huyó del país tras perder el respaldo de Rusia.
Decenas de personas salieron a las calles de Damasco, según imágenes de AFPTV, para celebrar la caída del régimen controlado desde hace más de medio siglo por la misma familia, y se vieron imágenes de personas pisoteando una estatua de Hafez al Asad, el padre de Bashar.
En la plaza de los Omeyas, el ruido de los disparos como señal de alegría se mezclaba con los gritos de «Allahu Akbar» («Dios es el más grande»).
«Esperábamos este día desde hacía mucho tiempo», dijo Amer Batha por teléfono a AFP desde la plaza. «No puedo creer que esté viviendo este momento», expresó entre lágrimas de alegría.
En la televisión pública, los rebeldes anunciaron la caída del «tirano» Bashar al Asad y la «liberación» de Damasco.
En su declaración, dijeron haber liberado a todos los prisioneros «detenidos injustamente» y pidieron salvaguardar la propiedad del Estado sirio «libre».
Tambén anunciaron en Telegram «la huida» del presidente.
«Asad salió de Siria desde el Aeropuerto Internacional de Damasco antes de que los miembros de las fuerzas armadas y de seguridad abandonaran» el lugar, dijo a AFP Rami Abdel Rahman, director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), una oenegé de información basada en el Reino Unido que cuenta con una amplia red de fuentes dentro de Siria.
AFP no pudo confirmar de fuente oficial el paradero del presidente, que gobernó Siria con mano de hierro durante veinticuatro años.
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó el domingo que Bashar al Asad «huyó de su país» tras perder el respaldo de Rusia.
«Asad se ha ido. Huyó de su país. Su protector, Rusia, Rusia, Rusia, liderada por Vladimir Putin, ya no estaba interesado en protegerle», dijo en su plataforma Truth Social.
La Casa Blanca indicó por su parte que el presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, está siguiendo «con atención» los «extraordinarios acontecimientos» en curso en Siria.
Fin de una «era oscura»
Siria es escenario de una guerra civil desde la violenta represión en 2011 por el régimen de Al Asad de las manifestaciones prodemocráticas en su país en el marco de las denominadas «primaveras árabes».
Tras años de estancamiento, el 27 de noviembre una alianza rebelde liderada por islamistas lanzó una ofensiva relámpago en el noroeste del país. Conquistaron rápidamente varias ciudades con el objetivo de llegar a Damasco y derrocar al presidente.
También pidieron a los sirios desplazados en el extranjero por el conflicto que vuelvan a una Siria «libre».
La guerra ha dejado medio millón de muertos desde 2011 y ha dividido al país en zonas de influencia, con fuerzas beligerantes apoyadas por potencias extranjeras.
En un video publicado en su cuenta de Facebook, el primer ministro sirio, Mohamed Al Jalali, dijo estar dispuesto a cooperar con cualquier nuevo «liderazgo» elegido por el pueblo.
Espectacular ofensiva rebelde
«Después de 50 años de opresión bajo el gobernante partido Baaz, y 13 años de crímenes, tiranía y desplazamiento [desde el comienzo del levantamiento en 2011] anunciamos hoy el fin de esta era oscura y el comienzo de una nueva era para Siria», afirmaron los rebeldes.
El líder del grupo islamista radical Hayat Tahrir al Sham (HTS), Abu Mohammad al Jolani, que dirige la coalición rebelde apoyada por Turquía, pidió a sus combatientes que no se acerquen a las instituciones públicas y aseguró que permanecen bajo la autoridad del primer ministro hasta el «traspaso oficial» del poder.
El Hezbolá libanés, un apoyo clave de Al Asad, retiró sus fuerzas de las afueras de Damasco y de la región de Homs, en el oeste, dijo a AFP una fuente cercana al movimiento.
La coalición de grupos rebeldes liderada por HTS, un grupo que estuvo relacionado con Al Qaeda, logró un avance espectacular en tan solo diez días, tomando las ciudades de Alepo, Hama y Homs hasta su entrada en Damasco el domingo.
La ofensiva arrancó desde la provincia de Idlib, bastión de HTS en el noroeste de Siria, a pesar de los ataques aéreos de Rusia, aliada del régimen, y de las operaciones terrestres.
Las tropas gubernamentales también perdieron el control de la ciudad de Daraa, cuna del levantamiento de 2011 y situada al sur de la capital, cerca de la frontera con Jordania.
La ofensiva relámpago no paró hasta llegar a Damasco.