En algunas familias, padres, abuelos obligan a sus hijos a ser ordenados (no la mayoría), a arreglar la habitación, a dejar las cosas en su lugar, a respetar el derecho de otras personas (los que conviven en el hogar), su espacio y entorno, respetar el derecho ajeno… pero casi la mayoría de casos en El Salvador eso no es prioridad en la educación del hogar. La mayoría se cría con graves deficiencias.
Por esa razón EL DESORDEN es el punto de partida de tantos males sociales y nacionales, que padecemos, desde el desorden territorial, donde no hay una organización, una segregación urbana–industrial–comercial, todo está revuelto. Falta atinar al rumbo correcto para planificar nuestra ciudad. Somos una hoja en blanco en la cual alguien hace un garabato, se equivoca y después viene a borrar ese garabato y a empezar de nuevo. Pero hay unos que no usan lápiz, sino lapicero y a la hora de equivocarse ya no pueden borrar el error de la hoja.
En los diversos periodos de la historia, desde nominarnos el Valle de las hamacas, la ciudad capital se ha hecho y deshecho en múltiples ocasiones, en el actual período que vivimos es una de esas tantas fases en las que San Salvador estrena una nueva imagen. Aunque a la fuerza se ha ido esculpiendo una capital moderna con enormes desafíos y graves problemas sociales, del empedrado centro de finales del siglo XIX , construcciones de bajareque y adobe , postes de madera iluminados con candiles de gas, hasta ahora, calles pavimentadas (aunque en mal estado), iluminación LED, construcciones verticales modernas que están surgiendo en nuestra capital, etc.
El desorden siempre va a existir en países subdesarrollados como el nuestro; está arraigado en nuestra cultura, resultado de la mala crianza en el hogar, la falta y carencia de valores, el déficit educacional, la apatía por la perfección y el descubrimiento, reposando siempre en el conformismo.
La anarquía ciudadana subsiste ante la debilidad de las ordenanzas y normativas, la poca incidencia de las autoridades en obligar y hacer cumplir la normativa.
Es por eso que el ciudadano hace lo que quiere, construye donde quiere, parquea su carro donde quiere, hace bulla en horas de descanso porque está convencido de que ninguna autoridad va a llegar a sancionarlo, además vende lo que quiere en cualquier sitio, sin pedir permiso ni autorización, además no le importa si su actividad comercial incomodará a otra persona, el egoísmo ciudadano ahora es más notable , y la malcriadez y el irrespeto de muchos que se creen dueños de la verdad. Todas estas actitudes fomentan desorden que tanto predomina en nuestra ciudad.
Estos males deben sacarse de raíz, ya que amenaza con multiplicarse y seguir dando ese salto generacional.
El problema que gobernantes, ediles, administradores, funcionarios, a lo largo del tiempo se han hermanado con el desorden, y el orden no tiene espacio en una sociedad convulsa acostumbrada a la mediocridad y el caos, cuando sistemáticamente se reordena parece que se maquilla el desorden, o que simplemente se ubica en otro lado.
El desorden trae otro grave hermanamiento, y es el de la corrupción, ante el desorden hay descontrol, y ante el descontrol y la poca contraloría, es más fácil robar.
De los problemas más impactantes de una ciudad desordenada es el de los desechos sólidos, la nula coordinación para procesarlo, reciclarlos, gestionar óptimamente uno de los grandes problemas que aquejan a la población y por lo que le reclaman al alcalde y su concejo. Porque es notorio cuando hay falta de voluntad e iniciativas, se puede palpar en las calles con mucha inmundicia desparramada en las aceras plagadas de moscas.
La limitación de los espacios para la recreación y la falta de la preservación de la biodiversidad es otra gran muestra de una ciudad desordenada, así también el otorgamiento de permisos para que un área verde se destruya. También no se puede dejar fuera dentro del esquema del desorden, al obsoleto transporte público, emisor de gases que afectan la atmósfera y la salud de las personas, además el comportamiento que también pone en riesgo a la población.
Propuestas para solucionar el desorden que deberíamos tomar en cuenta:
Afinar bien los planes de desarrollo urbano, pero tomando en cuenta todos los sectores sociales, no sólo turismo y diáspora.
Fomentar la participación ciudadana en la toma de decisiones, que se incluyan las propuestas de las mayorías.
Inversión en viviendas dignas que incluyan a todos los sectores, principalmente los más vulnerables.
Cambiar el obsoleto modelo de la gestión de los desechos por algo más moderno y eficiente.
Garantizar la protección de las áreas de reserva, en donde exista biodiversidad. Cuidar el agua potable y garantizarla.