La Autoridad Salvadoreña del Agua (ASA) inauguró ayer un proyecto que incluye la instalación de 60 boyas ultrasónicas en el Lago de Coatepeque, con una inversión de $6.7 millones. Estas boyas tienen como propósito combatir el crecimiento de cianobacterias, microorganismos que en marzo de este año afectaron la calidad del agua del lago, con implicaciones para la salud humana y el ecosistema. “Esta solución sostenible es un ejemplo claro de cómo la tecnología puede aliarse con el medio ambiente para resolver problemas complejos”, señaló Ethel Cabrera, titular de la ASA.
Equipadas con paneles solares, estas boyas funcionan mediante la emisión de ondas ultrasónicas que impiden la proliferación de las cianobacterias. Cubrirán el 48% del espejo de agua y se espera que eliminen hasta un 90% de las algas presentes, restaurando la calidad del agua y beneficiando a las comunidades locales, explicaron los expertos. Además de su impacto en el ecosistema, este proyecto tiene un fuerte componente social, ya que las comunidades cercanas dependen del lago para actividades económicas y recreativas.
“Hoy presentamos un proyecto único: 60 boyas ultrasónicas en el Lago de Coatepeque, con una inversión de $6.7 millones. Somos pioneros en la región, cubriendo el 48% del lago con esta tecnología innovadora”, agregó Ethel Cabrera. pic.twitter.com/1NMzOIBM8Z
— Autoridad Salvadoreña del Agua (@AutoridadAguaSV) December 4, 2024
El Gobierno reafirmó su compromiso con la conservación ambiental, destacando este proyecto como un modelo pionero a nivel mundial. Durante la inauguración, se enfatizó que este tipo de iniciativas no solo responden a los desafíos actuales, sino que también promueven un desarrollo sostenible al integrar tecnología avanzada y el uso de energía limpia, buscando consolidar al país como referente regional en la protección de recursos naturales.
El lago de Coatepeque, uno de los destinos turísticos más populares del país, enfrentó un grave deterioro este año debido a la proliferación de algas. Con este sistema innovador, se espera no solo la recuperación del equilibrio ecológico, sino también un fortalecimiento de la economía local basada en el turismo. Las comunidades y organizaciones ambientalistas han recibido con optimismo esta intervención, que marca un camino en el manejo de cuerpos de agua en la región y abre la puerta para replicar este modelo en otros lugares afectados.