"Mejor abrazos que balazos" es el lema que, en su a Dios gracias salida del escenario político mexicano, López Obrador heredó, lo que obviamente no ha funcionado ni puede funcionar frente a criminales que no vacilan en asesinar, secuestrar y continuar enriqueciéndose traficando con toda clase de drogas, incluyendo el mortal fenantilo.
La postura se contrapone a lo que el próximo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha venido "masticando" desde hace tiempos: que Estados Unidos está en su derecho de bombardear los laboratorios, instalaciones y cuarteles de la droga no solo en Sinaloa y Jalisco, donde se encuentra "la cabeza de la Hidra", sino en todos aquellos lugares donde haya mafiosos.
¿Bombardear territorios ajenos? Es lo que hace Israel frente a las repetidas agresiones de Hamás y las amenazas y ataques de Irán, como la nueva estrategia de Ucrania frente a la enloquecida agresión rusa atacando hangares, depósitos de armas, cuarteles y el mismo Moscú.
La posibilidad no hace ninguna gracia a la presidenta de México, que en todo caso no está en posición de "devolverle la bofetada" a Trump, fuera de continuar apoyando a las dictaduras de Cuba y dar palmaditas en el lomo al chofer colombiano que encabeza la narcodictadura de Venezuela. (repetimos: el oficio de chofer es necesario, desempeñando una función de mérito y necesaria, pese a que hay algunos viciosos y malandrines, como en toda ocupación).
Los carteles de la droga son una amenaza mayor para el mundo que alQaeda, por el hecho de manejar mucho más dinero y tener a su servicio a ejércitos de criminales....
Es impensable erradicar de raíz el tráfico de drogas, pues inclusive hay quienes cultivan marihuana en su propia casa, no solo para su propio uso sino para venderlo clandestinamente, cultivos que se detectan cuando en una vivienda el consumo de corriente es anormal debido a que las plantas necesitan luz para crecer. En algunos estados también es legal su venta y consumo, sobre todo con fines terapéuticos.
Pero fumar marihuana como está siendo autorizado en muchas partes conduce con frecuencia a drogas más letales, causando con gran frecuencia la muerte de los infelices que no logran escapar el vicio.
El individuo nombrado por Trump para dirigir la Salud Pública, Robert Kennedy Jr., no solo es parte de la "secta" de los que proclaman que las vacunas deben rechazarse sino que además narró que mientras era estudiante universitario consumía cocaína para brillar en su clase, una malvada recomendación para jóvenes que emulen la receta sin lograr ese supuesto efecto pero terminen sucumbiendo al vicio.
La única manera de acabar con el mal es un trabajo conjunto entre los dos países
Erradicar los carteles no se va a lograr bombardeando unilateralmente los laboratorios y guaridas de las mafias sino que tiene que procederse conjuntamente entre ambas naciones considerando que por las señales que hay México está ya muy infiltrado para actuar solo por su cuenta, lo que se destaca con la captura, proceso y condena a treinta y ocho años de cárcel en California del exsecretario "antidrogas" de México, que no pudo resistir los halagos de los carteles y que había venido siendo denunciado por la valiente periodista Anabel Hernández, que ahora teme más por su vida y que merece que o Estados Unidos o una nación europea le de refugio, nueva identidad y la proteja, al igual que aquellos que se han enfrentado a capos y bandas.
En México se cuestiona que la "guerra contra el narco" en tiempos de Felipe Calderón sólo dejó un baño de sangre, pero los estados no pueden dejar de cumplir con su deber de garantizar la seguridad y la salud de la población, aunque esto implique "balazos y no abrazos"...