Recientemente preguntaba: ¿Qué está pasando con los Zs? Lo hice, motivado por varios reportajes de EEUU y la UE, que explicaban que a muchos jóvenes de la generación Z, salvando las excepciones, al poco tiempo de contratados eran despedidos, por falta de adaptación al ambiente laboral y a los requisitos conductuales de las organizaciones. Son adictos al IPhone, distraídos, impuntuales y las responsabilidades, en lugar de entenderlas como oportunidades, las asumen como grandes problemas y no están dispuestos a esforzarse más de lo normal, no saben comportarse, ni expresarse adecuadamente y con cualquier amonestación se recienten… Pero aquí, el irrespeto cubre a varias generaciones, sobre todo en el ambiente social, vial y urbano.
Quizás como respuesta por conocimiento de la realidad o porque es urgente y necesario, se debiera reorientar la educación para volver a lo básico
Un excelente ejemplo que está teniendo éxito, es Katharine Birbalsingh, la directora de su escuela en un barrio marginal en Londres, al que asisten muchos hijos de emigrantes,por ser la directora más estricta del país, porque en su escuela se está volviendo lo básico en la educación.
El mensaje de bienvenida dice: “Somos diferentes. Ponemos de moda lo tradicional. Trabajamos duro y perseveramos. Nos encanta celebrar la bondad y la gratitud. Aceptamos retos y superamos obstáculos. Marcamos la diferencia para que un día podamos mirar hacia atrás y saber que ha merecido la pena”.
Lo de “trabajar duro” es cierto. Llegar unos minutos tarde, no tener el material necesario o no haber hecho los deberes son motivos para ganarse un castigo, que suele consistir en quedarse en el colegio media hora después que terminen las clases. El profesor hablará con el alumno para explicarle el porqué de la sanción, con una plática sobre la necesidad e importancia de la responsabilidad personal. Enfatizan las áreas de comportamiento humano y de respeto, complementarias a las matemáticas o ciencias sociales y naturales. Por ejemplo, el respeto a los profesores, al colegio, el respeto al uniforme, la puntualidad, la responsabilidad, el compañerismo, el trabajo individual y el trabajo en equipo.
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Pues en la década de los cincuenta y toda la educación primaria en las escuelas que estudié en mi ciudad y creo que en todas las del país así era. Se respetaba a los profesores, les llamábamos señor, señora o señorita. Se llegaba al menos diez minutos para formar antes del inicio de las clases, con el uniforme limpio y los zapatos lustrados. Se pedía permiso para preguntar. Las clases empezaban puntualmente, nos dejaban deberes y si no se hacían se recibía una reprimenda sobre la obligatoriedad y la responsabilidad. Los alumnos realizábamos la limpieza del aula, como lo hacen los niños y jóvenes en las escuelas de Japón.
Y en la escuela de ingenieros en Alemania en los 60s y 70s, la disciplina era prioritaria, el respeto a los profesores se sobreentendía, había que estar en el aula unos minutos antes del inicio de la clase y cuando entraba el profesor, con los nudillos dábamos tres golpes en la mesa y empezaba la clase.
Pues sí, señores, sería excelente que en los hogares, las escuelas, los colegios y las universidades se retomaran los buenos hábitos básicos de la convivencia respetuosa en la familia, la escuela, la sociedad y en las empresas. El respeto al maestro y a las personas, el uso adecuado del Iphone, el orden, la limpieza, la prevención y los buenos hábitos para la protección del medio ambiente, del reciclaje, del buen uso de los recursos naturales y lo que cada uno debemos hacer para convivir en un entorno con más salud mental, menos estrés y más limpio y ordenado.
Aquí no nos impactan, ni la basura, ni el desorden, ni el irrespeto generalizado.
Pero como la directora de Londres... Si se quiere, podemos volver a lo básico.
Ingeniero/
Todo es más fácil y más sencillo con sentido común.