PARTE 1: Los jóvenes emigran atemorizados por "el país más cool"
PARTE 2: Lejos pero tranquilos, la dura decisión de los jóvenes salvadoreños que emigran
Confiando en que él y su esposa no tienen antecedentes penales, tienen un historial limpio, una pareja de salvadoreños está solicitando a Estados Unidos que les permita estar legalmente en ese país. Han contado a Migración que decidieron emigrar ilegalmente porque tenían pavor de que por sus tatuajes, por ser jóvenes o por cualquier otra razón los metieran presos en El Salvador, en el contexto del régimen de excepción; un temor que era atizado por el acoso policial, que explicaron sufrir.
“Si hubiéramos tenido (antecedentes delictivos) nos hubieran regresado las autoridades (migratorias estadounidenses). Todo estaba limpio, nunca tuvimos ningún problema con nadie, nosotros trabajamos a diario (en El Salvador), nos levantábamos temprano y así eran nuestras rutinas. Para decirle que nosotros ni con los vecinos hablábamos, para evitarnos problemas”, dice el joven migrante salvadoreño.
La razón de emprender el viaje hacia Estados Unidos estuvo avivada por casos que conocieron de cerca, de capturas arbitrarias en el contexto del régimen de excepción.
“El vecino tenía a su sobrino que trabajaba con él, en la carpintería, y lo metieron preso.
Gente que iba en carro, los paran, para ver si todo está en orden en relación al auto y lo que hacen es que les implantan (ilícitos) para después pedirles dinero.
Tengo un amigo que hace poco salió. Lo agarraron hace 2 años. No le encontraron nada y salió, y supuestamente lo habían involucrado a pandillas y que vendía droga. Salió bien delgado.
También al hermano del amigo que nos está ayudando actualmente se lo llevaron detenido, no tenía nada que ver en pandillas. Pero él estaba con unos amigos y vecinos, unos envidiosos llamaron a la Policía y dijeron que era una reunión de pandillas.
Y bastantes casos así habían salido, y nosotros dijimos, ¿qué nos va a pasar?, ¿qué le va a pasar al niño? “, y fue entonces cuando la pareja decidió dejar atrás su estabilidad económica , a sus familiares y arriesgarse a viajar con un “coyote”.
La decisión de emigrar y preparar el viaje lo hicieron en tres días. Viajaron por tierra, junto a otros emigrantes, guiados por un coyote. El 13 de septiembre, ante la migración de Estados Unidos, expusieron su situación. Pasaron un día en un albergue, y el 15 de septiembre a ambos les colocaron grilletes electrónicos, con los cual les permite estar en suelo estadounidense, pero con una situación legal sin definir.
Cuando colocaron el grillete él confesó sentir “alivio”; también recibieron un cita en Migración para el 6 de noviembre, para evaluar la situación de los grilletes.
“Ahorita no tenemos un estatus, ni parole, ni asilo. Nada. Y por eso hemos venido aquí para ver que se hace”, dice el muchacho salvadoreño en la oficina de una asociación fundada por una salvadoreña que ayuda a migrantes.
Comúnmente se asocia la migración con factores económicos, reintegración familiar y violencia. Este último factor es fácil de identificar en el testimonio de la pareja.
“Había mucha corrupción hacia los policías, hacia los jóvenes, más que todo porque nos estaban discriminando, porque nosotros andábamos bastantes tatuajes y muchas veces a los jóvenes los estaban golpeando sin razón alguna y los están discriminando y a veces hasta los quieren meter presos de por gusto, no siendo pandilleros ni de nada por el estilo. Y a mí en ocasiones me habían estado deteniendo. A mí me golpeaban y me amenazaban de meterme preso sólo porque le caía mal a algún policía y más que todo por los tatuajes; me amenazaban que me iban a quitar al niño y que yo iba a quedar preso. Nos dio miedo y por eso decidimos venirnos.
… Creo que habían estado desapareciendo bastante personas y mucha gente involucró a los policías que habían desaparecido a jóvenes. Y realmente nos dio miedo, porque bastantes policías ya me habían amenazado de que me iban a desaparecer y ellos me golpeaban, ellos me dañaron el hombro ", explica el joven padre.
Sin embargo, los discursos oficiales distan de lo expuesto por la pareja de emigrantes salvadoreños.
El 24 de septiembre, en la 79 Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, el presidente Nayib Bukele aseguró que El Salvador "renació" y es el país "más seguro" del hemisferio occidental.
“Los salvadoreños independientemente de por quienes hayan votado… de si están dentro o fuera de nuestras fronteras se han unido para trabajar y apoyar cada una de nuestras decisiones, cada una de las decisiones que le permiten a El Salvador ser el país donde la gente puede vivir tranquila y feliz”, dijo el mandatario, que este año logró reelegirse por cinco años más.
Esta nueva imagen de El Salvador, un país que redujo drásticamente el índice de homicidios, tiene un efecto para los ciudadanos que piden un amparo migratorio en Estados Unidos.
“Y ese es el dilema más grande que vemos. En estos momentos la idea, especialmente con los jueces de Migración, es de que no hay delincuencia, ya no hay extorsión, ya no hay personas que los están extorsionando o causando daño por lo que ha hecho el presidente en El Salvador”, explica el abogado Fernando Romo, quien tiene más de dos décadas trabajando en casos de inmigración y colabora con la Asociación de Salvadoreños en Los Ángeles ( ASOSAL), en California.
Basado en su experiencia, Romo explica que “desafortunadamente no hay muchas oportunidades para ganar un asilo. Ahorita la cantidad de casos de asilo que se ganan de El Salvador es aproximadamente 6% a 8%, esa fue la cifra del año pasado”.
Sin embargo, los casos siguen llegando.
“La mayoría de las personas, especialmente cuando consultan conmigo, con ASOSAL, se les explica que es el tiempo, se les va a ganar tiempo para estar aquí y la mayoría de las personas están de acuerdo. Reconocen que es algo temporal. Y que la ley les da el derecho de aplicar para un asilo, pero que es muy difícil comprobar el asilo, Especialmente para ganar el asilo tenemos que comprobar persecución. Ahora es muy difícil comprobar persecución, la mayoría son hostigamientos, entonces las personas entienden eso y lo aceptan porque la verdad no hay otra opción”, expone Romo.
En similar sintonía, Salvador Sanabria, director ejecutivo de la organización El Rescate, en Los Ángeles, California, explica que las oportunidades son muy limitadas para obtener un asilo o un parole en los Estados Unidos.
“Tendría que ser un caso muy documentado de percepción en contra de un jefe de un grupo familiar o de la pareja para poder argumentar de manera sólida frente a un juez de inmigración las razones porque ese grupo familiar tuvo que abandonar su nación de origen y por qué no puede ser retornado a través de la deportación, porque van a correr peligro de regresar. El Salvador, por la nueva imagen que tiene en términos de que de haber sido una de las tres naciones más violentas y con menos seguridad pública (…) es hoy, uno de los países con menos número de homicidios por cada 100,000 habitantes en el mundo, muy difícil plantear los argumentos” para lograr un beneficio migratorios, analiza Sanabria.
Teresa Tejada, directora ejecutiva de ASOSAL, explica que los inmigrantes siguen llegando a Estados Unidos, “no con la gran escala que venía anteriormente de El Salvador, viene con menos escala pidiendo el asilo, pero es bastante difícil la situación para que ellos puedan obtener un asilo porque la problemática supuestamente ha cambiado (…) viene huyendo de otro tipo de problemáticas como es que también sus familiares han sido encarcelados y que también ellos por tener vínculos con esas personas puedan ser también encarcelados o sino luchar por algo justo que realmente el que la debe de la paga, pero el que no ha hecho nada, pues debe luchar por derechos de libertad”.
Con todo ese panorama encima, la pareja joven que huyó de El Salvador a causa del régimen de excepción, se presentó a inicios de noviembre ante el juez de Inmigración, para analizar su caso.
Dos meses antes, en septiembre, a la pareja le pusieron un grillete electrónico a cada uno; lo que les causó un sentimiento de “alivio” porque les permitiría entrar en Estados Unidos. Este tiempo ha sido difícil porque las oportunidades laborales de él se limitaban cuando el posible empleador veía el dispositivo. En esa audiencia de inicio del mes han recibido esperanza, pues a él ya le quitaron el dispositivo electrónico.
“Vamos despacio, pero progresando. Sentí felicidad porque me lo iban a quitar y tenía más oportunidad de empleo. No tenemos permiso de trabajo todavía, pero tenemos que salir adelante. Gracias Dios a ella en abril se lo quitan, ya tiene fecha”, expresa lleno de alegría.
Que les quiten los grilletes fortalece la esperanza de la pareja salvadoreña; sin embargo, sobre ellos como muchos de los migrantes en Estados Unidos su situación en ese país está marcada por lo que significará, en enero 2025, el regreso a la presidencia de Donald Trump, cuyo plan incluye la deportación masiva de inmigrantes irregulares.
*Investigación realizada por Evelyn Chacón y Jessica Orellana