El Salvador podría aumentar, de golpe, el saldo de su deuda pública total debido a la más reciente emisión de $1,000 millones en bonos. En su última recompra de estos títulos (en noviembre), el Gobierno de Nayib Bukele anunció que adquiriría solo $238.8 millones de los bonos que vencen en 2027, a pesar de que la oferta que lanzó abarcaba también los que caducan en 2029, 2030, 2032 y 2034.
En esa operación de recompra también deberá cancelar $4.1 millones extra en intereses acumulados, por lo que el valor total será de $242.9 millones. Sin embargo, emitió $1,000 millones en bonos, a una tasa del 9.65% a 30 años de plazo. Por lo tanto, sobrarán $757.1 millones.
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¿Adónde irán esos fondos? Es una pregunta a la que solo el Gobierno de El Salvador puede responder. Pero, según el economista Rafael Lemus, hay dos posibilidades. Una, la más sensata es que se destine para algo parecido al plan original, es decir, que se vaya para pagar deuda. En este caso, la de corto plazo que el Gobierno mantiene con los bancos locales.
A septiembre de 2024, la deuda en Letras del Tesoro (LETES) y Certificados del Tesoro (CETES) de El Salvador es de $1,347.6. También existen otros compromisos de mayores plazos, resultado del acuerdo al que llegaron los bancos con el Gobierno en 2023 de reestructurar la deuda que debía pagar en solo 12 meses y pasarla a 2, 3, 5 y 7 años.
La segunda opción sería la de usar el dinero para gasto corriente u obras. Según Lemus, esto aumentaría de un golpe el saldo de la deuda pública total de El Salvador en más de $750 millones.
Al menos hasta septiembre de 2024, según el Banco Central de Reserva (BCR), la deuda pública de El Salvador era de $31,262 millones, si se toma en cuenta la deuda con el Fondo de Pensiones.
"Sería un despropósito. Hacer una emisión de $1,000 millones para pagar menos de $250 millones. Y lo peor es que la nueva deuda tiene intereses muchos más altos que aquella que viene a reemplazar", comenta Lemus. En efecto, los bonos se emitieron al 9.65% de interés, cuando los de 2027 que se recompraron tenían una tasa del 6.38%.
Es decir, la deuda se pagará con otra que es 3 puntos porcentuales más cara; es como si una persona cancelara un crédito hipotecario con una tarjeta de crédito.
"Esto lleva a pensar que el gobierno está necesitando más recursos para cerrar el año, pues ha distribuido con bastante discrecionalidad al Ministerio de Hacienda esos fondos. En la medida que no se use para pagar deuda representará un importante aumento en la deuda pública del país", comenta el economista Luis Membreño.
Las inconveniencias de la operación
La recompra de noviembre no tiene mucho sentido financiero, al contrario de lo que representó el canje de deuda por naturaleza conseguido en octubre, donde la tasa de interés será baja gracias al aval dado por el Gobierno de Estados Unidos. Esto ha permitido contar con ahorros en el pago de la deuda de $352 millones, de los cuales $350 millones serán para labores de protección del río Lempa.
La reciente operación de este mes no trae a El Salvador ningún ahorro, más allá de estirar el plazo. Sí encarece el servicio de la deuda que, año a año, se debe programar en el Presupuesto General de la Nación. Por eso, no tiene sentido, según los expertos. También según la calificadora Standard and Poor's (S&P) Global Ratings, que reiteró que la compra anticipada de bonos que realizó el gobierno este mes es "oportunista", pues afirma que pudo haber cumplido sus compromisos financieros sin necesidad de hacer esa transacción.
En tanto, tras esas operaciones, Moody's mejoró este martes la calificación de la deuda soberana de largo plazo de El Salvador desde Caa1 a B3 con perspectiva estable. Es decir, pasó de la categoría de "bonos basura" a una de "alto riesgo".
Sin embargo, si el dinero sobrante de la emisión de $1,000 millones llega a engrosar la deuda pública del país, lo más probable es que genere el efecto contrario, pues eleva el nivel de riesgo crediticio. Esto fue tomado en cuenta por Fitch en marzo, cuando decidió mantener su nota de "CCC+" y señaló que lo hizo porque El Salvador cerró 2023 con una deuda pública en torno al 85 % de su Producto Interno Bruto (PIB).
"No hay que olvidar que el gobierno también tiene el peso de la deuda con el Fondo de Pensiones, que cada vez es más grande, a pesar de que no se refleja en las cuentas. A partir de 2027, habrá una mayor proporción del presupuesto que se deberá destinar para pagar intereses, lo que resta espacio para poder hacer obras", comenta Membreño.
¿Por qué recompraron tan pocos bonos?
El Gobierno anunció que adquiriría solo $238.8 millones de los bonos que vencen en 2027, a pesar de que la oferta que lanzó era mucho más amplia.
Entre los cinco bonos que el gobierno anunció el pasado 12 de noviembre que recompraría (2029, 2030, 2032 y 2034) sumaban $2,635 millones, lo que implica que quedará un saldo pendiente de $2,396.2 millones.
Los inversionistas estaban dispuestos a vender solo $388.01 millones, de los cuales la mayoría eran los de vencimiento en 2027. La operación, por tanto, tuvo poco éxito en seducir a los tenedores de bonos para que vendieran su instrumento.
Para Lemus, lo más probable es que se esperaba que Moody's mejorara la calificación de El Salvador y que, por tanto, baje el riesgo país en las próximas semanas. Con esto, lo usual es que el valor de los bonos suba. Estos instrumentos se transan en un mercado secundario, sin participación del Estado salvadoreño.
"Los inversores hacen cálculos y ven que, si conservan el instrumento, van a ganar más en los próximos meses que si vendieran ahorita", dice Lemus.