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Carta a Pablo Anliker: Te van a dejar caer en la trompa

Así que estás de regreso. No hay dónde esconderse. ¿Y sabes qué? Esta vez tu chero en Casa Presidencial no te va a sacar del huevo. Con su reelección, él ya ha avanzado a otros niveles de poder. Ya se siente intocable -y en gran parte lo es, por ahora. Un exministro corrupto no le hace cosquillas. Al fin, te despidió. A esta altura del negocio, 133 millones ya no le roban el sueño a Nayib Bukele. Y las amistades ya no cuentan...

Por Paolo Luers
Periodista

Desestimado Pablo Anliker:

¿Qué tal? ¿Cómo se siente haber regresado a la luz pública, luego de esconderte por tres años?

Ya en el 2021 tuviste el privilegio de ser el primer funcionario que Nayib Bukele se vio obligado a despedir. Nadie lo dijo, pero todos entendimos: por exceso de corrupción, como se dice. Incluso, te despidieron dos veces. Primero como ministro de Agricultura. Para no dejarte sin fuero y así protegerte a ti y la reputación del gobierno te nombraron viceministro, aunque sólo de apariencia. Cuando la presión por la corrupción dentro del gobierno se hizo más fuerte, te despidieron nuevamente –y desapareciste del mapa.

Hicieron todo en su poder para desaparecer también los rumores por malversación de fondos –para decirlo de manera gentil y no usar la fea palabra “robo”.

Lastimosamente, para ti y Bukele, la Corte de Cuentas, en aquel entonces todavía no bajo control de Casa Presidencial, ya te había abierto un juicio por un faltante de 133 millones de dólares. También la Corte había pasado tu expediente a la Fiscalía General, que también todavía gozaba de independencia del gobierno. Ahí el aviso de la Corte de Cuentas se topó con la investigación que el equipo anticorrupción llevaba bajo el nombre Catedral, en la cual tú jugabas un rol importante. La cosa se veía mal para ti.

Pero vino el rescate. Bukele mandó a remover al Fiscal General y puso al cargo a su amigo Rodolfo Delgado. Delgado disolvió la unidad anticorrupción y mandó a archivar la investigación Catedral. Alivio para Pablo Anliker – y para el gobierno.

Los gringos no se tragaron esto así no más y te pusieron en su lista Engel de funcionarios corruptos, quitándote la visa. Pero las cosas se calmaron. Vino el régimen de excepción y toda la controversia sobre Derechos Humanos, también la otra sobre la reelección del presidente. La gente se olvidó de ti y del pequeño detalle de los 133 millones de dólares. Caso cerrado, parecía. Ya nadie habló de Pablo Anliker. Nadie usó el feo sobrenombre que malas lenguas te habían puesto.

Pero, de repente, así como de la nada, viene el bombazo. Parece que el señor George Soros no se había olvidado de ti y puso a su instrumento de desestabilización, El Faro, a husmear.  Encontraron documentos que todos pensaban que la Corte de Cuentas, una vez bajo control de fieles servidores del presidente, había puesto bajo 7 candados y publicaron una de sus notas subversivas, largas y muy detalladas, titulada: “$133 millones en compras sin respaldo. ¡Bum!

Así que estás de regreso. No hay dónde esconderse. ¿Y sabes qué? Esta vez tu chero en Casa Presidencial no te va a sacar del huevo. Con su reelección, él ya ha avanzado a otros niveles de poder. Ya se siente intocable -y en gran parte lo es, por ahora. Un exministro corrupto no le hace cosquillas. Al fin, te despidió. A esta altura del negocio, 133 millones ya no le roban el sueño a Nayib Bukele. Y las amistades ya no cuentan...

Te van a sacrificar. Tal vez tengas un fondo de contingencias para imprevistos y puedes pagar lo que dicen que te robaste y así arreglar el asunto sin tanta bulla.

Pero en la percepción de la gente, incluso -y tal vez sobre todo- entre los seguidores del presidente, quedarás como el corrupto, quien puso en mal la Nueva República Bukeliana. Un traidor. Así funciona hoy en día, en cualquier mafia: los inútiles, que no saben cómo operar como se debe, en lo oscuro, van sobrando.

Saludos,

Paolo Lüers

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