A pesar del riesgo por la crecida de ríos del área, a causa de las persistentes lluvias de los últimos días a causa del paso de la tormenta Sara en Centroamérica, habitantes del cantón Azacualpa y en los caseríos Los Marranitos y Los Ángeles, al sur de Zacatecoluca, en La Paz, no han querido salir de sus viviendas.
El acceso desde la carretera que conduce de San José de la Montaña hacia el cantón Los Angelitos está dividido por un cauce de varias ramificaciones de ríos; en una zona de plantaciones el agua se ha empozado y se ha formado un solo cauce de grandes proporciones. En ese sector, el agua llegó a estar al nivel de la garganta de varias personas, que estaban aisladas pero, aun así, muchas se negaron a abandonar el área.
Sin embargo, al menos 63 sí accedieron a irse a albergues de la zona, según confirmó el Ministerio de la Defensa Nacional.
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La situación más crítica fue la noche del lunes, cuando incluso Comandos de Salvamentos reportó que estaban en acciones de búsqueda de personas atrapadas por la fuerza de las aguas en la zona.
Para la mañana de este martes, el agua en los afluentes de la zona ya había bajado de nivel, aunque en algunos sectores llegaba hasta el pecho o cintura; pero la gente se mantenía en sus casas, sin la idea de retirarse a albergues por precaucación.
Esta fue su respuesta a miembros del Ejército y Cuerpo de Bomberos que fueron desplegados en la zona, para apoyar en una posible operación de rescate.
Doña Ana Milagro, habitante del lugar, padece de azúcar en la sangre y de la presión, y aunque valoró que "con estas lluvias es más difícil pasar consulta", se negó a irse de su vivienda.
Lo mismo pasó con don Antonio Amaya, quien tiene 77 años y dijo que este tipo de inundaciones se dan todos los años, y explicó que no está dispuesto a irse a un albergue porque no puede descansar, además, no le gusta dejar sus pertenencias.
El acceso al centro escolar Caserío Los Manarritos estaba bloqueado ayer por la acumulación de agua, y el centro escolar mismo estaba anegado; también el acceso a servicios básicos, como agua potable, estaba temporalmente interrumpido en la zona, por lo que pobladores tenían que salir con cántaros y el agua inundada hasta las rodillas.