Pese a desastres naturales de nuestra actual tragedia climática; a mortales epidemias; perversas guerras de limpieza racial o de expansión geodésica, la vida seguirá en la galaxia, porque la vida es algo eterno, indestructible y universal. (Una guerra nuclear que arrasara el globo terrestre -por ejemplo- no acabaría, con insectos, microbios, ni otras formas de vida que ya han sobrevivido a tormentas nucleares cósmicas del remoto pasado). La vida seguirá, así como cada uno de nosotros se continúa en el tiempo ya en los hijos o en nuestras obras. El gran milagro es el Amor como deidad, principio y final de todo lo hermoso de la Creación. “Los ojos ven más claro después que han llorado” -reza el adagio. Después del dolor del nacimiento (el parto simboliza ese mismo dolor) vienen la vida, la luz y el esplendor de la existencia. El árbol que muere aquí renace en otros páramos. Así la vida y sus diversas especies se continúan en el tiempo. Como las flores en el alba del prometido amanecer. Porque la vida siempre triunfó y triunfará más allá de todas las sombras de la Historia y del alma humana. Cuando esa verdad entra en nuestro corazón, termina el temor al destino y en cierta forma, la muerte también deja de existir, sobreviniendo el nuevo amanecer de la gloria de amar.
Seguirá la vida en la galaxia
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