El Salvador emitirá nuevamente $1,000 millones en bonos para cubrir la operación de recompra de deuda pública que el presidente Nayib Bukele anunció esta semana. Lo reveló el medio especializado Bloomberg, basado en información dada por una persona cercana a la operación. Los instrumentos tendrán un plazo de 30 años y una tasa de interés del 9.65%.
El medio añadió que esta emisión podría ser el preámbulo a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), pues, según comentó la persona cercana a la operación, dos funcionarios de la multilateral estuvieron presentes en una llamada el miércoles en la que representantes del Gobierno ofrecían a inversionistas estos bonos. Se trata, según Bloomberg, de Luis Cubeddu, director adjunto del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, y Raphael Espinoza, jefe de la misión de esa entidad en el país.
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Según la fuente de Bloomberg, ambos funcionarios dieron pocos detalles a los inversionistas, más allá de anunciar que miembros del FMI visitarán El Salvador a principios de diciembre. Este último dato fue confirmado por personal del Fondo.
Esta es la segunda emisión de bonos por la misma esa suma que se hace el gobierno este año, después de la de abril. En ese entonces, la tasa de interés se colocó en el 9.25%. Sin embargo, los inversionistas, debido al alto riesgo crediticio del país, no la aceptaron, por lo que adquirieron los bonos a descuento. Por ello, la tasa real llegó al 12%, la más alta de la historia para el país. Esos bonos comenzarán a pagarse a partir de 2028. Con esos fondos, se recompraron $487 millones de deuda.
Para los economistas Rafael Lemus y Otto Rodríguez, la operación es, cuando menos, llamativa, pues se pagarán con esta deuda compromisos con tasas de interés menores. Para ambos, debido a esta circunstancia, el Estado no reportará ningún tipo de ahorro, como sí lo hubo en la recompra de bonos de mediados de octubre que se cubrió con un préstamo de JP Morgan entregado a un bajo interés, ya que el Gobierno de Estados Unidos y el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) le brindaron al país sendas garantías. Fue un canje por naturaleza en la que los fondos ahorrados se usarán para la conservación del río Lempa.
"Ese costo es mayor que cualquiera de las emisiones que va a sustituir o a recomprar. El único beneficio es mover los plazos de esa deuda, pero a un costo más caro", comentó Lemus.
"Resulta raro y caro que una economía con calificación de riesgo Caa1/B-/CCC+ busque financiamiento en el mercado internacional, porque el riesgo país todavía es alto. Pero si se está en disposición de pagar altos costos de la deuda es porque no hay otra vía para solucionar el problema, más que tirarla a más largo plazo, aunque eso implique mayores costos", dice Rodríguez.
Para este último economista, el movimiento se puede leer como parte de medidas complementarias al ajuste fiscal que debe hacer el gobierno en su compromiso por obtener los fondos del FMI. Para Rodríguez, se logra un menor gasto público corriente y menores obligaciones de pago de capital al extender el plazo de maduración de la deuda.
"Es como estarse preparando para un año 2025 que con bastante probabilidad será duro en términos de ajuste fiscal.
Es un ajuste al estilo Milei, ajustar la economía independientemente del costo económico y social. Duro para el corto plazo, pero necesario para el mediano plazo. Si el gasto público no se hubiera exacerbado en los años precedentes, este ajuste sería menos necesario o al menos, de menor intensidad", ilustra el economista.