En el marco del Día de los Fieles Difuntos, conmemorado cada 2 de noviembre, las leyendas salvadoreñas resuenan con mayor fuerza entre las familias o grupos de amigos que se reúne para recordar a sus seres queridos en el acto de "enflorar" las tumbas de quienes ya fallecieron.
Estas historias, transmitidas de generación en generación, forman parte de la cultura del país y representan no solo el temor a lo desconocido, sino también la sabiduría ancestral sobre el bien y el mal, con un fuerte vínculo entre la tradición y el misticismo.
Son narraciones que mezclan hechos históricos y creencias populares, los cuales suelen tener personajes y situaciones sobrenaturales y además buscan advertir sobre peligros o simplemente asustar a quienes las escuchan.
Durante décadas, las diferentes leyendas salvadoreñas se han narrado de diversas maneras, según cada zona del país y por muchos autores. Entre los relatos más populares se encuentra el ejemplar "Mitología Cuzcatleca: Cuentos de mi infancia y otros", escrito por Efraín Melara Méndez, el cual incluye las ilustraciones más representativas a escala nacional.
Sin embargo, la tecnología ha permitido que estos personajes sean visualizados de una manera completamente nueva. Con la ayuda de cuatro herramientas de inteligencia artificial (IA), el equipo de Diseño Web de El Diario Hoy (EDH) creó de forma realista cinco personajes del folclore salvadoreño, a fin de mostrar cómo podrían verse estas figuras en el mundo moderno.
Lee además: 5 misterios que esconde el Cementerio Municipal de Izalco
La Siguanaba
Es el personaje más popular dentro de la tradición oral salvadoreña. Ella se aparece ante los hombres trasnochadores e infieles, usualmente durante la noche y en los caminos solitarios o lavando a las orillas de los ríos. Se presenta como una mujer bonita, para después convertirse en una figura aterradora, con pechos colgantes hasta las rodillas.
Miguel Ángel Espino, autor de la obra "Mitología de Cuscatlán", la describe "alta y seca, con un rostro muy feo, dientes salidos, uñas largas, piel terrosa y arrugada. Ojos rojos y saltados".
Gracias a la IA, este personaje fue recreado con una apariencia que resalta su dualidad: una figura esbelta con cabello largo, pero con un rostro demacrado y perturbador que encarna el miedo para quienes la han visto.
El Cipitío
Un personaje muy querido en el folclore salvadoreño. Es retratado como un niño de aproximadamente 10 años, "travieso y pícaro, con ojos negros y piel morena de color canela", según Espino.
Tiene una apariencia peculiar: luce un gran sombrero de palma que parece desproporcionado para su tamaño, anda descalzo, sucio y tiene una panza prominente debido a su dieta poco convencional, que incluye ceniza y guineos.
A la vez, se conoce que tiene los pies al revés, lo cual le permite confundir a quienes intentan seguir sus huellas, ya que parecen ir en la dirección opuesta. Es un ser que siempre está listo para jugarle bromas a aquellos que se cruzan en su camino.
Al describirlo, la IA capturó su esencia con una expresión de curiosidad, que conserva la inocencia de su eterna niñez.
Lee además: ¿Qué son un "sacbé" y un "macadam" y que relación tienen con la carretera a Los Chorros?
La Carreta Chillona
Esta es una de las historias más escalofriantes del país. En la obra de Melara Méndez se caracteriza como una carreta de tamaño normal, que aparece a la media noche avanzando por las calles de los pueblos con un sonido chillante y rodando sola; no va halada por bueyes ni caballos.
Según la leyenda, transporta un promontorio de cadáveres y se dice que recoge las almas que no han encontrado descanso. Aquellos que escuchan el rechinar inconfundible de sus ruedas suelen interpretar el sonido como un presagio de una tragedia inminente.
En la interpretación con IA, fue recreada como una estructura antigua y desgastada, destacando el detalle de sus ruedas que emiten ese inquietante chillido, el cual es capaz de helar la sangre de quienes lo escuchan.
El Justo Juez de la Noche
Es un personaje que castiga a los que cometen faltas morales durante la noche. Quienes aseguran haberlo visto, dicen que viste de negro y, usualmente, aparece en su caballo.
El escritor salvadoreño Roque Dalton detalló sobre él: "Seco como un árbol aniquilado por el bejuco matapalo, su rostro brilla levemente con la ceniza pálida de los siglos y sus ojos rojos tienen un fondo donde nos espera la locura o la muerte. Nadie más justo que él, sin embargo. De ahí su nombre. Solamente los fatuos, los necios y los obstinados deben temer su daño sin motivos especialmente graves".
La IA lo muestra imponente, con su característico sombrero negro que le otorga un aire de misterio.
El Cadejo
El Cadejo es quizá uno de los personajes más enigmáticos para los salvadoreños. La Real Academia de la Lengua Española (RAE) lo define como "un animal fantástico al que se le atribuye aparecerse a algunas personas para asustarlas o llevárselas".
En este sentido, la tradición lo describe como un animal de ojos rojos, con pelaje brillante, similar a un perro, que aparece a quienes deambulan por la noche. La popular leyenda cuenta que existen dos cadejos: uno blanco (encarna la protección y la bondad) y uno negro (transmite peligro e inquietud).
Ambas versiones fueron recreadas con IA y refuerzan la narrativa de que el bien y el mal están presentes en el mundo real y sobrenatural.