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"La vida en el mercado es dura", exjugador de Águila

El jugador Romel Mejía, ex de Dragón y ahora en las Adfas, sigue siendo un ejemplo de superación del fútbol y la vida. "Tuve la vida de un miserable", recordó

Por Varinia Escalante |

El jugador Romel Mejía, entre el fútbol y el mercado. Foto: Cortesía Supremo y Romel Mejía

En redes sociales, los jugadores comparten mucho contenido de las cosas buenas que viven. Pocos, lo hacen de lo duro que es salir adelante, sobre todo cuando no solo se dedican al fútbol. Es la otra cara de la moneda.

Y el delantero Romel Mejía, ex de equipos como CD Dragón, CD Águila, Municipal Limeño, Pasaquina y Jocoro FC, en Primera División, siempre ha sido sencillo y ha mostrado el lado difícil de su vida. Desde que en el pasado reconoció sus problemas de adicción hasta en la actualidad que los ha superado, y sigue adelante jugando al fútbol.

Por eso, en sus redes, el atacante del equipo Supremo de las Adfas, que está peleando por subir a Tercera División -cuadro del que tiene el apoyo total del dueño Iván Fuentes-, siempre ha publicado las actividades laborales que realiza. Una de las fotografías que subió en el pasado fue una suya laborando en el mercado.

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La postal muestra su alegría por salir adelante y llevar así el sustento a su familia. Cargaba cajas de tomates desde una bodega. En la actualidad, esa etapa del mercado ya quedó atrás, pero la vivió con mucho orgullo. Ahora, volvió a trabajar, como en el pasado, en un carwash (lavando automóviles), un negocio de su hermano con el cual labora.

"Gracias a Dios, estoy laborando en un carwash y lubricentro 'Rent a Car Grupo Fénix', acá en la ciudad de San Miguel siempre. Laboro de 7:00 de la mañana a 5:00 de la tarde, de lunes a sábado hasta el mediodía", contó.

Romel Mejia jugador profesional carwash 02
El jugador Romel Mejía, trabajando en el carwash. Foto: Cortesía Romel Mejía

"Y estoy jugando en un equipo que se llama Supremo de las Adfas, peleando para subir a Tercera División. Solo entreno los días martes por la tarde, y el día jueves; y el día sábado, jugamos. Así es como me estoy manteniendo en lo que es laborando y jugando a la misma vez", añadió.

Sobre cómo fue la etapa del mercado, Mejía detalló: "Estuve laborando en el mercado, en el área de descargas en una bodega de tomate, en la cual se hacía de 10:00 de la noche a 3:00 de la mañana", relató.

"Ahí, lo que nos tardáramos en descargar el camión, que para mí era un trabajo que me gustaba bastante, porque me mantenía en sobriedad, porque con el problema de adicción que yo he tenido a mí me afecta bastante de noche y gracias a Dios me mantenía trabajando (nocturno)", dijo.

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Si le resultaba difícil o cómo tomó esta etapa, contó: "Sí, es bastante duro (trabajar en el mercado), porque yo lo hacía en la noche, y el desvelo afectaba bastante. Una caja de tomate pesa bastante y a veces hasta 500 cajas de tomate, era un camión grandote, descargando, tratando de ganarnos el pan de cada día como lo decimos, y como el buen salvadoreño con esfuerzo, con dedicación".

"Sí, es duro, pero todo trabajo cuesta, nada es fácil en la vida, pero cuando uno le toma amor al trabajo, lo hace con dedicación, entusiasmo, por muchas cosas, le gusta. Y sí, cuesta, no es fácil trabajar en el mercado, pero gracias a Dios en su momento le tomé bastante cariño, bastante amor, y lo disfrutaba", relató.

Sobre este punto, Romel se sinceró en que el jugador siempre debe ver más allá en la vida, porque el deporte no es para siempre. "Uno como ser humano, en el fútbol, piensa que toda la vida va a estar jugando, que va a estar metiendo goles, ganando lo mismo, y es mentira. El fútbol en este país no es así, es pasajero. En nuestro país, los salarios no son muy buenos como para decir 'vamos a vivir del fútbol, vamos a hacer cantidades grandes de dinero, vamos a poner un negocio'", manifestó.

Romel Mejía, cargando cajas de tomates en el mercado en San Miguel. Foto: Cortesía Romel Mejía

"Sí se puede salir adelante, sí se puede sobrevivir, porque hay mucho jugador que ha puesto su negocio, sus ventas y ha sabido aprovechar la oportunidad. Pero en mi caso, desgraciadamente, tomé malas decisiones y eso me pasó factura. Pero gracias a Dios, hoy por hoy, me siento feliz con la vida que tengo, con la vida que llevo. Doy gracias a Dios porque ahora puedo apreciar lo bueno que tengo que es la salud, el momento de estar tranquilo, de poder disfrutar lo que Dios me da, del día a día, y especialmente lo que es mi trabajo", sostuvo.

Combinar trabajo y fútbol profesional no es fácil, sobre todo porque lo hizo entrenar con los mitológicos en Primera y laborar en el mercado al mismo tiempo. Pero el exseleccionado Sub 17, U20 y U23, en su momento, busca siempre cómo sostenerse. "Es importante mantener el ritmo que he tenido trabajando y jugando. La buena alimentación, el buen cuido de nuestro cuerpo, eso me ayudó bastante".

"Perfecto no he sido. He tenido mis altas y bajas, pero he tratado la manera de cuidarme lo más que he podido para poder obtener resultados adentro de la cancha, sabiendo de que trabajando en el mercado en la noche me desgastaba bastante. Lo que hacía era dormir en la mañana y en la tarde ir a entrenar. Cuando estuve ahora en Dragón, en Primera, eso hacía. En la noche, iba a trabajar, me dormía en la mañana; y en la tarde, entrenaba. Cuando entrenaba en la mañana, no iba a trabajar. Me quedaba durmiendo, porque a veces entrenábamos a las 7:00 de la mañana, entonces era muy pesado llegar desvelado", remarcó.

Romel Mejia
Foto EDH/ Huber Rosales

El nombre de Mejía, a pesar de ya no estar en Primera, sigue resonando en distintos niveles. El atacante comentó cómo define esto: "Gracias a Dios, en su momento, Dios me dio la oportunidad de hacer mi nombre en lo que es el fútbol nacional, en selecciones menores y Primera División, Segunda, y en los equipos que Dios me permitió jugar. Logré hacer mi nombre, y ahora donde juego, en la categoría o donde yo pueda ir a jugar, siempre me destaco por marcar goles, poner asistencias, y por esa razón siempre mi nombre resuena, resalta gracias a Dios y al trabajo que se hace".

"Contento, porque en la actualidad le doy gracias a Dios porque me sigo manteniendo en forma en lo físico, y por esa razón siempre estamos ahí metiendo goles", añadió.

En ese aspecto de la cuota goleadora, en su equipo Supremo, está anotando y no olvida también la calidad con la que jugó y de la que aprendió en el pasado como fueron los romperredes Nicolás Muñoz y Williams Reyes.

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"El meter goles no es fácil. Cuesta, porque uno como delantero, en la Liga en la que estoy ahorita, cuando uno ya llega con su cartoncito de que ha jugado en varios equipos (de Primera), y lo marcan hasta tres jugadores, van al juego brusco como le decimos, las patadas en el buen salvadoreño, a modo de que uno no pueda hacer goles. Pero gracias a Dios, uno sabe desmarcarse, sabe marcar los tiempos, sabe hacer las cosas tal vez no a la perfección, pero las sabe hacer bien en el área", afirmó

Y recordó: "Tuve buenos compañeros como el caso de Williams Reyes, Nicolás Muñoz, que yo aprendí movimientos de ellos y eso me hace a mí el poder hacer goles. Lo que aprendí, ponerlo en práctica, pero siempre con los pies sobre la tierra, no ser agrandado, no menospreciar a los compañeros, a los rivales. Siempre he tenido eso de que me gusta respetar a los rivales, porque a Dios le gusta la gente humilde, el soberbio no le agrada, y eso pues siempre me ha gustado: ser temeroso de Dios a pesar de mis errores, y Dios me da la oportunidad de seguir goleando. Para mí, eso es una alegría, porque es algo que siempre de niño me ha gustado".

De Reyes y Muñoz, dijo: "Tuve de compañero a Williams Reyes en Dragón, el equipo de mis amores; y los tuve a los dos, con Nicolás Muñoz, en Águila. (…) Disfruto, a pesar de que estoy en una categoría inferior, partido a partido, minuto a minuto, me da alegría (hacer goles). El hecho de haber estado metido en las drogas, el alcohol, caminando en la calles como un vagabundo, perdido, sin sentido, con una vida sin rumbo, una vida desagradable, la vida de un miserable, yo tenía la vida de un miserable, y ahora Dios me da la oportunidad de seguir jugando, una vida más tranquila, estar bien, eso ahora lo disfruto".

Romel Mejia
Foto EDH/ Mauricio Cáceres

"Dios me da una oportunidad cada día que me regala. No he querido ser ejemplo, porque el alcohol y las drogas no son un vicio, son una enfermedad que radica en la mente, una enfermedad del alma, y muchos jóvenes han visto lo que Dios ha hecho en mi vida y lo bueno que Dios hace, y eso sirve a los jóvenes. (…) Cada día, existen los milagros, cosas buenas pueden pasar si uno busca a Dios, y publico los goles (en sus redes) para que la gente vea lo lindo que Dios ha sido en mi vida. Y Williams Reyes y Nicolás Muñoz son ejemplos de goleadores de quienes aprendí", complementó.

Sobre sus nuevos objetivos, se sinceró: "Me encantaría volver a Primera, pero para eso tengo que hacer méritos, bastantes grandes, pero para Dios nada es imposible. Hace un par de días, tuve pláticas con un equipo de Segunda, que se le lesionó un jugador y quería llevarme, pero no se llegó a un acuerdo. Eso pues me dio una alegría, me di cuenta de que todavía puedo, de que hay capacidad, hay gente que confía en mí, y nada más tengo que dejarle las cosas a Dios y la oportunidad se va a dar".

"Sí, deseo volver a Primera, a un equipo que me valore la calidad que Dios me ha dado. Pero eso se va a dar con el tiempo, si Dios lo permite. Tengo fe de que sí se va a dar, ya sea en Primera o en Segunda. Yo sé que este año que viene esa oportunidad se me va a dar, primeramente Dios, y hay que disfrutarla y aprovecharla", añadió.

Romel Mejia
Foto EDH. Lissette Monterrosa

Y en lo personal, fue claro: "Fuera del fútbol, crecer como persona, ser un buen padre, un buen hijo para mi madre, para mi padre, un buen hermano, estar siempre agarrado de la mano de Dios, ser fuerte mentalmente, hacer bien las cosas. Buscar proyectos de crecer como persona, poner mi propio negocio que es lo que más deseo. Yo creo que, paso a paso, agarrado de la mano de Dios como siempre lo digo, se puede lograr".

Si lo que ha vivido puede servir para otros de sus colegas futbolistas y qué mensaje puede dar, expresó: "Conozco otros futbolistas que están metidos en la enfermedad del alcohol, de las drogas, y están en la actualidad en Primera División, y pasan momentos difíciles. Si bien no se dan mucho color como yo me lo di, en el buen salvadoreño, solo decirles que se puede salir adelante. Nada más hay que poner voluntad, buscar ayuda profesional, pero no hay nada más lindo que ponerse de rodillas ante Dios".

Romel Mejia jugador profesional mercado 05
Como en sus tiempos, Romel Mejía sigue goleando. Foto: Cortesía Supremo

"(…) Mucha gente se ha burlado de mí, me ha tratado mal, y sí me he sentido mal. Tuve un momento depresivo que quise atentar contra mi vida, me metía drogas, alcohol, para ver si eso me mataba. Quise hacer muchas cosas contra mi vida, y Dios me dio la oportunidad de salir de ahí, y cada día lucho por mi vida. Sé el enfermo alcohólico que soy, pero siempre lucho. (…) Uno debe levantar la cabeza y seguir adelante", relató.

Y fue enfático: "El mejor consejo de mi parte, para los jóvenes que vienen de reserva y Sub 17, los que están debutando en Primera y son jóvenes, que estudien. Pesa menos un lápiz que una pala, como decía mi padrino. Cuesta el estudio, pero que aprovechen la oportunidad y que cuiden el dinero, porque la vida de un futbolista en este país es demasiado corta". Y no olvidó recordar que "su pasado hizo que muchos técnicos dudaran" de su persona, por su "equivocaciones", por lo que espera que los jóvenes sean transparentes y "no comentan errores, para que disfruten del fútbol".

Romel, quien estuvo orgulloso de vestir el Azul y Blanco de la Selecta, recuerda que su última participación con el país fue en la era del técnico Albert Roca, "para un amistoso en el estadio Cuscatlán, en el año 2014". Un recuerdo que siempre tendrá presente en su vida, el mejor regalo para un futbolista: el poder jugar por su país.

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