Por Según la Constitución, El Salvador tiene un gobierno republicano, democrático y representativo. Pero a partir del bukelato, la Constitución es letra muerta y la República ha desaparecido para convertirse en una monarquía o califato, no existe democracia cuando un régimen de excepción perenne ha privado a los ciudadanos de muchos de sus derechos y la representación que el pueblo dio a los diputados de NI ha caído en personas sin capacidad para el cargo, pues su trabajo se limita a obedecer órdenes del ejecutivo, olvidando al pueblo que los eligió.
Así como por capricho presidencial se alteró nuestro Escudo Nacional, ha desaparecido la separación de poderes, haciendo de la Asamblea un cuerpo que obedece a ciegas al Ejecutivo, y un Poder Judicial elegido de manera fraudulenta, que olvida los mandatos constitucionales para adecuarlos a lo que el mandamás ordene. Vemos abusos como castigar con injustos despidos a quienes asistieron a una marcha para protestar por una de las peores y más ingratas decisiones del gobierno: disminuir en sumas millonarias los presupuestos de Salud y Educación, dos servicios descuidados, que dañan a la población más vulnerable, que debe resignarse a la pésima atención hospitalaria y a enviar a sus hijos a esas ruinas insalubres que llaman escuelas.
Los diputados de NI saben que gozan de grandes beneficios, pero sin las obligaciones de leer, estudiar, analizar y discutir las iniciativas que se convertirán en leyes de la República. El presidente se los ha puesto fácil: dispensa de trámites y aprobación inmediata, sin discusión ni análisis, ni tener que leerla. Como la aprobación de un dictamen favorable para la emisión de una Ley de Energía Nuclear, que el Presidente de CEL y Director de Energía, Hidrocarburos y Minas, defendió como de gran beneficio para el país.
Como muchos salvadoreños, que poco sabemos de energía nuclear, recordamos la tragedia de Chernobyl, que causó la muerte de miles de personas y dejó horribles secuelas en gran parte de la población. Y no parece que los diputados de NI tienen alguna idea de lo que se trata, porque pocos días después aprobaron la ley, sin ninguna pregunta ni análisis ni discusión. Solo las diputadas de oposición tuvieron la valentía de hacer cuestionamientos sobre el tema. Claudia preguntó sobre las etapas para obtener energía nuclear y la cantidad de fondos destinada para realizarlo.
El Ministro respondió que "no lo podemos prever, pues hablar de inversión es muy adelantado" pero ya están capacitando personal; que por ahora se encuentran en etapa de preparación y que han logrado, en un año, lo que a otros países le ha llevado diez años. Declaraciones que lejos de hacernos sentir seguros de la capacidad del Ministro, preocupan al pensar la irresponsabilidad de presumir que en un año, sin especialistas ni técnicos, ni haber consultado a la academia, a medioambientalistas o al sector privado, van a tener mejores resultados que esos países que han dedicado diez años para estudiar y analizar una ley de tal envergadura.
Los razonamientos de las opositoras sobre las prioridades que el GOES debería tener, pensando en el pueblo en Navidades con sueldos mínimos, canasta básica inalcanzable, compra de medicinas porque no hay en los hospitales, y la necesidad de padres de familia de reparar sus escuelas, causó una respuesta grosera de Elisa González, afirmando que nunca votarán por sus propuestas, porque NI son mayoría. Así revela su mala educación e ignorancia, que las diputadas de oposición representan a miles de salvadoreños, contrarios al mal gobierno de NI.
Dando un toque de humor a un tema tan serio, Paolo Lüers describe en una de sus cartas el panorama que podríamos vivir en 2032 con la instalación de la planta nuclear y sus peligrosas consecuencias, que no está nada alejadas de la realidad.
Maestra.