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Adictos a Donald Trump

De aquella relación conflictiva, el general Kelly señala la admiración que expresaba Trump por Hitler y sus militares y, también, los descalificativos que empleaba sobre el ejército estadounidense, con adjetivos como “perdedores” o “imbéciles”.

Por Gina Montaner
Periodista

Las elecciones presidenciales en Estados Unidos ya están en capilla. El 5 de noviembre se dirimirá una muy reñida contienda entre la demócrata Kamala Harris y el republicano Donald Trump. Ella podría convertirse en la primera presidenta negra del país, y si él ganara se resarciría de una reelección que perdió contra Joe Biden en 2020, cuya certificación como presidente electo Trump intentó abortar el 6 de enero de 2021 al incitar un intento de golpe de estado en el Capitolio.

No dejan de ser dos datos llamativos en este convulso ciclo electoral que dejó en el camino a Biden por el deterioro de la vejez: Harris podría ser la primera mujer en ocupar la Casa Blanca como mandataria y no como primera dama; y Trump podría instalarse nuevamente en los aposentos donde siguió por la televisión el ataque perpetrado por vándalos Maga que dejó muertos y destrucción en el edificio que alberga el Congreso de los Estados Unidos.

Es posible que el magnate neoyorkino gane. En un artículo publicado en The New York Times, Nate Silver, gurú de las estadísticas, se atreve a pronosticar (aclara que más por intuición que por una certeza matemática) que Trump se impondrá a Harris, aunque sea por los pelos, lo cual nos lleva al retorno de un golpista a la Casa Blanca y a la relevancia de las recientes declaraciones del General John F. Kelly al NYT. Kelly fue jefe de Gabinete del ex presidente durante casi dos años en los que sus desencuentros se convirtieron en un verdadero campo de batalla.

No es la primera vez que se tienen noticias de lo que pensaba Kelly de Trump, pero ahora, en una entrevista grabada, el militar de alto rango advierte a los votantes de lo que está en juego. Todo lo que dice (y que Trump niega) es preocupante. Según Kelly, el ex presidente se ajusta a la definición de “fascista”. Así define el fascismo: “es una ultra autoritaria, ultra nacionalista ideología y movimiento político caracterizado por un líder dictatorial”. De aquella relación conflictiva, señala la admiración que expresaba Trump por Hitler y sus militares y, también, los descalificativos que empleaba sobre el ejército estadounidense, con adjetivos como “perdedores” o “imbéciles”. Al parecer, era particularmente despectivo con los soldados que dan la vida defendiendo al país por considerarlos débiles, algo que seguramente hería la sensibilidad de Kelly, cuyo hijo, un teniente coronel, murió en Afganistán a causa de una mina terrestre. En el pasado Trump llegó a desdeñar al recordado congresista republicano John McCain, héroe y prisionero de guerra en Vietnam, por haberse “dejado” capturar.

Resulta ser que las apreciaciones más severas sobre el ex presidente no provienen de la campaña de Harris, sino de republicanos que han trabajado con él y han tenido la oportunidad de verlo en acción en momentos significativos. No deja de ser inquietante que Kelly resalte la admiración de su ex jefe por un personaje tan monstruoso como Hitler. Según su testimonio, a él le consta esta peligrosísima identificación con el dirigente nazi. Y fue nada menos que J.D. Vance, actual compañero de fórmula de Trump en el tique presidencial, quien, en 2016, cuando todavía era un abanderado del movimiento republicano “Nunca Trump”, aseveró que era un nuevo “Hitler” y que su retórica estaba “conduciendo a la clase trabajadora blanca a un sitio muy oscuro”. La vida, en concreto la política, da tantas vueltas que hoy en día Vance es su copiloto en ese túnel que él mismo anticipó.

Pero sigamos con personas que han estado en el círculo más próximo a Trump y no son sospechosas de ser “agentes” del supuesto comunismo que, según los más ultra, pretende imponer la centrista Harris: el ex vicepresidente Mike Pence todavía arrastra el trauma de ver cómo el hombre que lo seleccionó para que fuera su segundo al mando, acabó por pedir su cabeza en la tumultuosa jornada del 6 de enero. Contrariado porque se negó a secundar la mentira de un supuesto fraude electoral, Trump conminó a sus huestes a “ajusticiar” a su desobediente vicepresidente si lo hallaban en los alrededores del Capitolio. Pence hizo muy bien en ocultarse antes de acabar apaleado por aquellos bárbaros. Cuatro años después, el ex vicepresidente, que pertenece al ala más conservadora del Partido Republicano, explicó por qué no podía respaldarlo: se trata de alguien que se aparta de los principios de la Constitución, una valoración que resuena con la opinión de Kelly, quien, además, asegura que el ex mandatario sencillamente ignora los preceptos más básicos de la ley suprema de la nación.

No es Kamala Harris quien da la voz de alarma (que no es nuevo, por cierto), sino un condecorado general retirado: Trump encarna el espíritu y la intención de un dictador. Es algo que no ignoran los que votarán por él porque los hechos y la retórica están ahí, lo que revela algo (o todo) de quienes lo siguen ciegamente desde 2016. Hace ocho años J. D. Vance dijo de Donald Trump que era “heroína cultural”. Hay adicciones de las que es casi imposible desengancharse por lo tóxicas que son para quienes antes o después se dejan seducir. . [©FIRMAS PRESS]

*Twitter: ginamontaner

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Elecciones Presidenciales Estados Unidos Opinión

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