Yohaldi era albañil y agricultor acostumbrado a trabajar bajo el sol abrasador y el sofocante calor en el Oriente del país. El 11 de julio de 2022 se convirtió en un capturado más bajo el régimen de excepción, y en dos años, el obrero enfermó de sus riñones y ahora pasa postrado en una cama.
Su familia asegura que el estar preso fue la causa principal para que Yeferson Yohaldi Campos, de 22 años, enfermera de insuficiencia renal a tal punto que ahora depende de dos sesiones de hemodiálisis semanales para poder sobrevivir. Una le es brindada en el sistema público, cada ocho días y una es pagada por la familia en una clínica privada.
El costo del procedimiento médico en la clínica privada cada día se vuelve insostenible para la familia, que desde la detención del joven ha vendido cinco vacas para obtener dinero para el pago de los paquetes y trámites judiciales.
El padre del detenido, un señor de 71, que tiene graves problemas de artritis en sus rodillas, relata que ya gastó todos sus ahorros que había logrado con mucho esfuerzo, cuando fue a trabajar duramente como inmigrante en Estados Unidos.
Por ello la familia solicita ayuda de las personas que deseen apoyar económicamente y seguir pagando las hemodiálisis que el joven necesita y así complementar el tratamiento que recibe en un hospital público.
Una lucha familiar
Yohaldi regresó a su casa con esa condición complicada de salud luego de pasar más de dos años bajo custodia del Estado. La familia relata que estuvo recluido 10 meses en el penal de Mariona, luego, sin aviso, fue enviado a la prisión de Quezaltepeque.
Después que fue trasladado, pese a la insistencia de la madre para que le brindaran información sobre la salud de su hijo, los custodios le decían que no podían decirle nada.
“El primer mes cuando mi mamá llevó el paquete preguntó, pero le dijeron que no le podían dar información”, asegura Kilmer, su hermano mayor.
Fue hasta el segundo mes de estar en esa prisión, que los custodios le comentaron a la señora que el joven padecía insuficiencia renal. Un documento médico, ahora en poder de la familia respalda ese dato.
A partir de ese momento, el abogado defensor comenzó los trámites para lograr una audiencia especial para que se le otorgaran medidas alternas a la prisión y continuar el proceso en libertad. Proceso que llevó más de un año.
El hermano de Yohaldi explica que para el 7 de febrero de este año le habían programado la diligencia judicial solicitada por la defensa, pero fue suspendida y les dijeron que él se encontraba estable, posteriormente le programaron otra audiencia para abril, pero también fue suspendida.
“Fue hasta el 30 de julio que nos llamaron del penal de Quezaltepeque que nos presentaremos al Rosales, que mi hermano estaba grave y necesitaban autorización para hacerle las hemodiálisis”, dice Kilmer.
La madre y el padre del detenido se movilizaron desde San Jorge hasta San Salvador, pero al llegar al hospital fueron recibidos con la amenaza que se los llevarían detenidos por andar preguntando por un privado de libertad.
“Mi papá y mi mamá se fueron para allá (Rosales) y ahí se les negó la entrada, incluso les dijeron que no podían andar preguntando por un privado de libertad, que querían el número del penal y que si no les contestaban los iban a llevar detenidos a ellos, pero gracias a Dios, la segunda vez que llamaron contestaron (en el penal) y confirmaron que ellos debían firmar una autorización”, manifiesta el hermano del detenido.
Sin embargo, las personas encargadas de recibir las firmas no estaban en el hospital y le dijeron que les iban a avisar, pero no volvieron a llamarles. Según la documentación que le entregaron a la familia, Yohaldi recibió atención médica en dos hospitales distintos: Rosales y Zacamil.
Ante la falta de información clara y la angustia de no saber qué pasaba con el detenido, los familiares acudieron al Socorro Jurídico a finales de agosto para solicitar ayuda jurídica y el 2 de septiembre su caso fue informado ante el sistema de las Naciones Unidas.
“Este joven, con mentiras, fue llevado a la delegación policial de San Jorge y desde el 11 de julio de 2022 nunca más se ha sabido de él. Naciones Unidas ya tiene la información a detalle sobre esta desaparición y procederemos a denunciar formalmente a toda la cadena de responsables de esta desaparición forzada”, publicó ese día el Socorro Jurídico en su cuenta de X (Twitter).
La familia relata que además de esa denuncia los abogados del Socorro Jurídico enviaron un escrito al tribunal que llevaba el caso. “A los ocho días, llamaron de emergencia al abogado y le hicieron la audiencia donde dijeron que iba a quedar libre, pero no podía salir del país ni cambiar el lugar donde vive”, explica Kilmer.
Un duro retorno
La mañana del viernes 13 de septiembre, los familiares recibieron la esperada llamada del penal de Quezaltepeque para que lo fueran a traer. Madre, padre, hermano, sobrino, cuñada, tío, sobrino, la familia completa salió rumbo al penal, sin saber que la personas que iban a traer, no era ni la sombra de lo que fue antes, en cuanto a la salud.
“Cuando lo vimos, dolió verlo así realmente porque él se fue sano. Era una persona que decía que nosotros éramos débiles, porque a él ni gripe no le daba. Cuando lo vi realmente sentí ganas de llorar, pero a la vez me hice fuerte”, dice el hermano, quien, también esta vez, hace un esfuerzo para no llorar.
Los padres de liberado relatan que venía con todo el cuerpo inflamado y fueron informados que tenía que seguir el tratamiento para la insuficiencia renal y tomar de por vida un medicamento para la presión alta.
“La doctora me dijo que él padece de problemas como psiquiátricos por el encierro, según entendí y dijo que en la casa ya no iba a necesitar el medicamento psiquiátrico, pero hasta ahora sigue igual, le agarra una gran desesperación y por momento se pone un poco violento”, relata Kilmer.
Griselda, la madre de Yohaldi, relata que desde que su hijo regresó ahí empeorando, se despierta de madrugada pensando que aún está detenido, tiene sentimientos de tristeza, enojo y desesperación. En uno de esos ataques se arrancó el catéter que le habían colocado en el cuello.
Cuando lo llevaron al hospital, los familiares se dieron cuenta que no era la primera vez que sufría esos ataques porque ahí les dijeron que ya eran cinco veces que él se había quitado la sonda.
Como parte del tratamiento le han dejado una dieta estricta, pero su madre dice que le da ansiedad por comer y hay momentos que hasta se pone violento y llora porque nada de lo que come le sustenta.
La situación económica de la familia ha empeorado debido a que deben comprar una dieta especial para el joven enfermo, pagar casi 100 dólares de transporte una vez a la semana para llevarlo hasta el hospital Zacamil para que reciba su tratamiento y pagar en una clínica privada una hemodiálisis extra cada semana.
La familia tiene que turnarse para su cuidado, pero su madre ha asumido la carga más fuerte porque debe estar pendiente de él en todo momento, prepararle la comida y darle la medicina, incluso tuvo que dejar de trabajar.
“Mi hijo cuando lo capturaron estaba sano, pero en Mariona se enfermó y yo lo único que pido es que me ayuden porque estamos gastando bastante y nosotros somos personas de pocos recursos”, manifestó Griselda.
El joven fue capturado durante una redada realizada por policías y soldados durante la madrugada del 11 de julio de 2022 en un cantón de la jurisdicción de San Jorge, Usulután, donde se había ido a vivir con su novia, unos meses antes.
La familia de Yohaldi supo de su captura por la misma Policía, debido a que recibieron una llamada informándoles que estaba detenido en la delegación cercana. Su madre y su hermano fueron hasta el lugar y ahí el hermano le pidió a los agentes una explicación sobre la razón de la detención y les pidió que le mostraran la orden de captura.
“Él (agente) respondió que a mí eso no me importaba y entonces yo le dije de que como no me iba a importar si era mi hermano y que tenía el derecho de mostrar, por ejemplo, la orden de captura o decir porque es detenido y él a eso, me respondió fue que si él quería me llevaba a mí y a mi mamá detenidos también”, relata el hermano.
Si usted desea ayudar a esta familia puede llamar al: (503) 72683700