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Violencia y pobreza causan separación familiar en El Salvador

La violencia familiar, la pobreza y la migración entre factores que conllevan a la separación del núcleo familiar, lo cual conduce a que cambien las formas de cuido de la niñez salvadoreña, dice estudio.

Por Xiomara Alfaro | Oct 18, 2024- 11:58

Foto EDH/ Yessica Hompanera

La violencia intrafamiliar es unos de los principales factores que contribuye a la separación familiar, revela el estudio desarrollado por Aldeas Infantiles SOS y la Universidad Tecnológica de El Salvador (UTEC)

La investigación denominada “Factores clave que contribuyen a la separación familiar” tuvo como  objetivo principal determinar las razones por las cuales las niñas y niños son colocados en cuidado alternativo en El Salvador.

A estas causales se suman la pobreza, la migración irregular  y las movilidades mixtas incluyendo el desplazamiento forzado; la discapacidad, negligencia en el cuido, condiciones de salud mental así como la toma de decisiones en materia de políticas públicas.

La ruptura y la disfunción familiar conllevan a la separación de los niños y niñas de sus padres y su posterior colocación en cuidado alternativo, apuntan los investigadores. 

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En El Salvador el cuidado alternativo se resume en los centros de acogida institucional donde se atienda a los niños, niñas y jóvenes que no están bajo la protección y cuidado de sus familias, explica Carlos Flores, gerente de incidencia y abogacía de Aldeas Infantiles SOS.


"Actualmente no hay datos que permitan identificar  cuántos niños y niñas están en acogimiento institucional, no se sabe cuántos están en el régimen de excepción, tenemos una ausencia de datos”, explica el experto.

La Organización de las Naciones Unidas define como  cuidado alternativo aquel cuidado proporcionado a la niñez que no vive con sus padres.

Asimismo señala que es el cuidado que se organiza formalmente e incluye familias sustituta, cuidado de parte de otros familiares, colocación en entornos residenciales de pequeña escala o cuidado infantil,  todo cuidado en instituciones residenciales, incluso si no está formalmente organizado.

"El cuidado alternativo es una apuesta para evitar que las niñas y los niños lleguen a una medida institucional,  y las modalidades del cuidado alternativo están ya establecidas en las directrices de las Naciones Unidas de 2005 llamada Directrices sobre las modalidades alternativas de cuidado de los niños , lo que significa que la medida institucional debería de ser la última opción", explica Flores.

Estas alternativas, expone, deben conllevar los principios de  idoneidad y el principio de necesidad, "lo que significa que se tiene que analizar bien el caso del niño o la niña y determinar que de verdad existe una necesidad de una modalidad alternativa", apunta.

No obstante, expone, en la realidad de El Salvador "esto no pasa", "la realidad es que hay centros de protección y ahí van a ir a parar todos los niños que no tienen cuidado de protección, que no tienen el cuidado de su de sus familiares.  No hay una  oferta de programas basados en estas directrices para evitar que la niña o el niño llegue al sistema de protección", apunta.

 Y agrega: "En El Salvador evidentemente hay niñas y niños que pierden el cuidado parental y al suceder esto, cuando no hay  una red de apoyo que pueda proporcionarles protección se tiene que aplicar una medida de protección institucional, es decir la protección que brinda el Estado a través de una medida judicial que permite a esta niña o niño tener  cuidado de protección,  estos son los que llamamos centros de acogimiento institucional", explica

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En base a los estándares de la Convención de los Derechos del Niño, agrega el entrevistado, estos centros de acogida institucional ya no deberían de existir, "ese modelo de protección ya no está enmarcado dentro de  los estándares de derechos humanos y debe buscarse otras alternativas", explica.

 Los expertos apuntan que la separación familiar es un problema mundial poco visibilizado y que conlleva graves violaciones a los derechos de la niñez.

Para el caso de El Salvador, al igual que en otros países,  la información disponible sobre el tema es muy escasa, lo que limita la posibilidad de implementar respuestas adecuadas para prevenirlo, explica el experto.

“Sabemos que hay una tendencia a la baja, a la  no institucionalización y eso hay que celebrarlo, pero esto no significa que esta tendencia a la baja de las medidas de protección institucional sea el resultado de un compromiso del Estado de proteger a la familia", sostiene.

Según datos del Observatorio de Derechos de la Primera Infancia y Adolescencia de El Salvador por Conapina, en 2022, último año en el que se tuvo acceso a datos oficiales, se registraron 18,330 casos de vulneración de derechos de niñas, niños y adolescentes, siendo este el año con el mayor número de registros en 10 años.

Asimismo la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples 2023 indica que más de 1.9 millones de salvadoreños viven en condición de pobreza. 

Según cifras registradas por Plan Internacional entre 2020 y 2023 hasta 10,000 salvadoreños han abandonado el país cada año de manera irregular, de esta cifra más de 3,000 son menores de edad

Diversas investigaciones han determinado que el impacto de experiencias adversas en la infancia y la colocación en cuidados alternativos pueden conllevar a consecuencias negativas de por vida,  en tal sentido, apuntan urgen la necesidad de acciones para prevenir todas las colocaciones innecesarias en cuidado alternativo.

Flores explica que pese a los esfuerzos que se realizan en el país en materia de derechos de la niñez, no se tiene una estrategia de reintegro de los niños bajo el cuidado del Estado a sus familias.

 "Esto implica que las causas que promueven que la niña o el niño salga (de este entorno) no se trabajan, entonces cuando el niño regresa lo hace al mismo entorno de desprotección; es importante que a nivel de país podamos promover una estrategia que permita una respuesta integral de atención para los niños y las niñas que han perdido el cuidado parental", añade.  

Estrategia con enfoque de derechos

Además de promover la importancia de contar con una estrategia nacional que permita el  reintegro basados en el enfoque de derechos humanos, la investigación también aborda la importancia de fortalecer a las familias para que puedan ejercer su rol de protección como mecanismo idóneo de prevención de la pérdida del cuidado parental.

"Esto es un estándar de derechos humanos y el estudio lo apuntalado, debería de fortalecerse a la familia por el rol de cuidado y protección, y sobre la base de esa protección evitar la separación familiar, pero actualmente la familia no está siendo protegida en su totalidad por el Estado", expone el entrevistado.

En El Salvador existe un marco legal e instituciones que son instrumentos de apoyo a los derechos de la niñez, "no obstante la violencia de la familia sigue", señala.

"Aquí tenemos un desafío a nivel de procesos y a nivel de resultados,  los estándares de procesos son cómo todo lo que tenemos se convierte en servicios, en programas y estos programas (deben ser) accesibles a la población; y cuando tenemos estos programas llegamos a los indicadores de resultados que  tienen que ver con los cambios en la calidad de vida de las personas", apunta.

Trabajo articulado para la prevención

A través de esta investigación, sus autores buscan potencializar el apoyo al Sistema Nacional de Protección de tal manera que este se fortalezca mediante políticas públicas que busquen proteger a la familia y prevenir la separación, de tal manera que cumpla  su rol de cuidado y protección tal como lo establece el Comité de Derechos del Niño de la ONU.

Asimismo se busca promover una una estrategia que responda de manera integral a la necesidad de un niño o niña cuando pierde el cuidado parental.

Para los expertos esta estrategia debe estar apegada a derechos y no tratarse de un esfuerzo aislado, sino donde todas las organizaciones vinculadas puedan  tener una participación activa.

"Consideramos que la respuesta tiene que ser sistémica, y desde la visión sistémica todos somos responsables. Si no hay una respuesta sistémica entonces no estamos apostando al trabajo coordinado y articulado, ¿vamos en la ruta correcta? Sí, pero aún no estamos llegando", concluye Flores.

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