La atención hospitalaria que supuestamente dieron a Jorge Alejandro Muyshondt Álvarez mientras estaba en prisión, bajo custodia del Estado salvadoreño, y la supuesta investigación realizada sobre su muerte, tuvieron graves deficiencias. Eso es lo que revela un informe elaborado por un grupo de expertos forenses, quienes examinaron unas 2,000 páginas del expediente clínico, a petición de la organización de derechos humanos Human Rights Watch.
Para elaborar el informe, el Consejo Internacional para la Rehabilitación de las Víctimas de la Tortura (IRCT), en el que participan 176 países, examinó varios expedientes, entre los cuales se incluyen 250 páginas de notas de evolución, 828 páginas de notas de enfermería, 450 páginas de resultados de exámenes, 362 páginas de indicaciones médicas y 214 páginas sobre signos vitales.
“Al revisar los registros hospitalarios, observamos que están desorganizados, mal fotocopiados y contienen numerosas secciones ilegibles, lo que dificulta su evaluación. Además, aunque los registros entregados a la familia del Sr. Muyshondt estarían completos, contienen importantes vacíos. Este nivel de desorganización representa una deficiencia significativa en el proceso de atención hospitalaria, ya que impide que el paciente, la familia u otras personas puedan comprender y hacer un seguimiento de la condición de salud del individuo y del tratamiento y cuidados proporcionados”, indica el informe, para luego plantear graves señalamientos.
Según el IRCT, los documentos hospitalarios evidencian una situación de salud muy compleja, la cual se deterioraba rápidamente desde el 23 de septiembre de 2023, cuando Muyshondt fue ingresado a un hospital.
Los expedientes clínicos revelan que tenía “meningitis, hemorragia cerebral, fallo multiorgánico, shock distributivo, derrame cerebral, hipertensión arterial, neoplasia gástrica (cáncer de estómago) y metástasis”, pero a pesar de un cuadro clínico tan deteriorado, los expertos forenses no encontraron las pruebas de laboratorio y resultados de exámenes radiológicos que confirmaran tales diagnósticos.
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El informe indica: “Por ejemplo, nuestra evaluación del material disponible revela que el informe del TAC del 8 de noviembre de 2023 indica alteraciones y hemorragias en el cerebro del Sr. Muyshondt, pero carece de las imágenes complementarias necesarias para determinar la causa de esa condición, incluyendo la posibilidad de un traumatismo”, es decir, que los médicos nunca expusieron o determinaron qué fue lo que causó la hemorragia cerebral, la cual bien pudo haber sido por golpes.
Si bien en los documentos médicos se indica que Muyshondt sufrió un fallo multiorgánico, los expertos forenses detallan que las pruebas disponibles no confirman tal situación, pues no consignaron que hubiera insuficiencia renal o hepática (hígado); los resultados, en cambio, sí indican que el exasesor de seguridad nacional sufría una “anemia elevada y un recuento elevado de glóbulos blancos que sugieren una enfermedad infecciosa con presencia de bacterias en el líquido cefalorraquídeo”.
Respecto del cáncer de estómago que supuestamente padecía Muyshondt, el informe ordenado por HRW indica que no hay suficiente fundamentación para ello: “Del mismo modo, la neoplasia gástrica (cáncer de estómago) se debe confirmar mediante estudios patológicos, pero no hay documentación que detalle el momento y el método de las biopsias. Una ecografía abdominal del 20 de enero de 2024 revela una masa hepática, pero las biopsias confirmatorias están fechadas justo un día antes de la muerte del Sr. Muyshondt. Para validar el diagnóstico, debería revisarse el informe de la endoscopía digestiva que incluye las imágenes clave y los detalles del procedimiento, pero no se incluye ningún informe de este tipo en el expediente médico”.
El informe cuestiona que en este caso no está claro si el Estado salvadoreño ha realizado alguna investigación o si a la familia de Muyshondt se le ha brindado información que indique que hay una investigación en curso. Aparentemente, a Muyshondt le fue practicada una autopsia; sin embargo, el Estado no ha hecho público el resultado y tampoco se lo ha hecho saber a la familia.
El informe puntualiza: “Nos preocupa especialmente que el Estado no haya llevado a cabo una investigación transparente sobre la muerte del Sr. Muyshondt, teniendo en cuenta su desaparición forzada y las sospechas públicas de que el Sr. Muyshondt fue sometido a tortura y maltrato durante su detención. Además, el traumatismo craneoencefálico es una de las causas más comunes de hemorragia cerebral, que es el motivo registrado de su ingreso hospitalario el 28 de septiembre de 2023. Lamentablemente, como ya se ha señalado, no hemos visto ninguna imagen radiológica que establezca que el Sr. Muyshondt sufría una hemorragia cerebral y si tal condición era el resultado de una enfermedad o un traumatismo.
Los expertos forenses consideran pertinente que, a petición de la familia de la víctima, se procediera a la exhumación de los restos, para poder confirmar lesiones o alteraciones en sus huesos.
En opinión de los expertos, el Protocolo de Minnesota establece el estándar internacional para investigar muertes potencialmente ilícitas, y que en el caso de la muerte de Muyshondt, la supuesta investigación que hizo el Estado no se ajustó a esos estándares.
Muyshondt fue capturado el 9 de agosto de 2023, días después de que denunciara públicamente corrupción de parte de varios funcionarios del gobierno de Nayib Bukele, incluyendo posible tráfico de drogas.
Además, audios hechos públicos posterior a la muerte del ex funcionario revelan que Muyshondt denunciaba constantemente la corrupción que, según sus palabras, era escandalosa.
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El Grupo Independiente de Expertos Forenses es un órgano internacional conformado por 42 destacados especialistas forenses independientes de 23 países que son reconocidos referentes mundiales en la investigación médico-legal de la tortura, los malos tratos y las ejecuciones ilegales.
Al respecto, Juanita Goebertus, Directora de la División de las Américas de HRW, opinó: “El análisis de los expertos revela fallas profundamente preocupantes tanto en la atención médica proporcionada a Alejandro Muyshondt como en la investigación posterior a su muerte. Estos hallazgos se enmarcan dentro de un patrón más amplio de violaciones de derechos humanos y abusos de poder en El Salvador”.