La nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum, presentó su plan nacional de seguridad para un país donde la violencia es más que visible en el día a día. Durante el Gobierno de su predecesor se registraron 190.000 asesinatos, cifra récord.
Una semana después de asumir como nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum presentó su Plan Nacional de Seguridad para combatir la violencia que gangrena al gigante latinoamericano. Durante el gobierno de su predecesor, Andrés Manuel López Obrador, se registraron 190.000 asesinatos, muchos de ellos vinculados al narcotráfico.
“No va a regresar la guerra contra el narco. ¿Qué vamos a usar? Prevención, atención a las causas e inteligencia”, dijo la mandataria durante su discurso de presentación.
Para Gerardo Rodríguez, profesor de Relaciones Internacionales y de Seguridad Nacional en la Universidad de las Américas en Puebla, es posible derrotar al narcotráfico sin guerra, si se hace frente a una de sus grandes ventajas: la impunidad.
“Prevención y ataque al lavado de activos, al lavado de dinero. Sin esas dos estrategias no se va a reducir la impunidad en el país. Me parece que es estratégico el que se busque atrapar, encarcelar a los que México llama generadores de violencia. Estos generadores de violencia son en su mayoría varones entre los 16 y los 35 años de edad, que son los sicarios de los cárteles de droga nacionales y locales. Por supuesto, no solamente es impunidad que no se castigue a los delincuentes, sino también es impunidad que los fiscales, que los jueces, que los gobernadores locales tengan pactos de impunidad con la delincuencia organizada. Eso tiene que acabar en México, si no, no se va a reducir la violencia”, asegura el profesor Rodríguez.
Uno de los pilares del plan de la presidenta Sheinbaum es atajar la criminalidad en su raíz, reduciendo la desigualdad y la pobreza para evitar que los jóvenes opten por unirse a bandas criminales en busca de una mejor situación financiera. Una política que Gerardo Rodríguez considera adecuada pero imposible de aplicar en un único mandato de seis años porque “reducir la desigualdad es un trabajo de muy largo plazo. Tendría que incrementarse de manera sustancial beneficios sociales, salarios, distribución de la riqueza que hoy en día está en muy pocas manos. Lo que sí es indudable es que México tiene que apostarles a políticas de prevención de la violencia de largo plazo como estas, pero no veremos los resultados de manera inmediata”, advierte.
Sheinbaum apuesta además por un mejor uso de los servicios de inteligencia y por consolidar las labores de la Guardia Nacional, un cuerpo civil que en septiembre pasó a formar parte del Ejército. Una decisión no exenta de críticas, pero necesaria para el experto en seguridad nacional. “El Ejército mexicano es una institución muy sólida que le permitió al Gobierno anterior aumentar de 26.000 a 133.000 elementos de la Guardia Nacional. No había otra manera de poder crear una institución policial de México de corte nacional. México no tenía una policía nacional si no hubiera sido con el apoyo logístico, operacional, administrativo, de recursos humanos y financieros que tiene el Ejército”.
Para Armando Vargas, coordinador del programa de seguridad de México Evalúa, un centro que ayuda a mejorar las políticas públicas, era necesario militarizar la Guardia Nacional. “La continuidad de la militarización iba a ocurrir con Claudia Sheinbaum o con Xóchitl Gálvez o con cualquiera que ganara la presidencia, porque en los últimos seis años ha habido un proceso de desmantelamiento institucional de las instituciones de seguridad pública a nivel local. Hoy tenemos menos recursos, por ejemplo, en materia de prevención social y desarrollo policial para los estados y los municipios. En otras palabras, no había de otra, más que recurrir a la Guardia Nacional”, asegura Vargas.
También recuerda que hay trabajo por hacer, que “es necesario continuar profesionalizando, continuar fortaleciendo la seguridad pública a través de la Guardia Nacional. Pero lo que uno esperaría como diferenciador de la estrategia de Claudia Sheinbaum es que se plantearan mecanismos de coordinación y articulación mucho más precisos con las instituciones locales, sobre todo, que se definiera claramente cuando las fuerzas Armadas pueden intervenir en labores de seguridad pública y combate al crimen organizado”, puntualiza.