Al borde de una posible y nefasta guerra mundial -entre imperios y potencias, disputándose el dominio planetario económico y geodésico- la Humanidad exige su divino e inalienable derecho a la paz, la vida y el progreso. El libreto del armagedón está en marcha -cubierta o abiertamente- mediante la mortal industria de guerra. El riesgo mayor es el arsenal nuclear diseminado en plataformas militares del planeta, lo cual no sólo traería consecuencias catastróficas en los campos de guerra, sino en la biosfera, el resto del Orbe y la Humanidad. Aún coartado ante poderes mundiales, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas deberá cumplir su papel ante la Historia, descifrando el fatal acertijo de la mitológica esfinge, que amenaza no sólo la paz mundial sino la supervivencia humana actual y futura. Es tiempo que el Hombre de la Guerra -“Vir Bellator”- se despoje de sus máscaras de sórdido carnaval y se realice un pacto de paz (ganar-ganar) entre los polos beligerantes del mapa geopolítico internacional. Naciones Unidas debe decretar la justicia, el Humanismo y la paz mundial, mediante una votación democrática de todos los países miembros y no sólo de un reducido Consejo de Seguridad, hasta hoy fallido. Lo cual hace tambalear la credibilidad y eficacia de la Organización y de su transgredida Carta Magna fundacional. ¡Amén!
Mundo exige paz a Consejo de Seguridad de la ONU
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