Por Fechas escriben la historia. Tantos puntos de referencia, estableciendo una fractura, un límite entre el bien y el mal, un antes y después. Hubo en nuestra historia contemporánea, el 11 de septiembre de 2001. El 7 de octubre de 2023 es otra fecha nefasta, que cambia el rumbo de países, resumiendo un contexto entre paz y guerra. Ese día, el Hamás, movimiento terrorista que tomó el control de la franja de Gaza desde las elecciones legislativas en 2006, lanzó la operación “Diluvio Al Aqsa” contra Israel.
Ataques en el territorio israelí, en veinte pueblos fronterizos de la franja de Gaza, planificados y organizados para matar al máximo de civiles israelíes de manera la más violenta posible, provocó la muerte de más de 1,200 personas. Unos hablaron de “pogrom”, para calificar una acción tan violenta, conteniendo crímenes sistemáticos o destrucciones étnicas. 251 personas fueron raptadas. Hoy en dia, son todavía 101 están en manos del Hamas.
La mayoría de los países que se inscriben en el sistema de valores establecido en el sistema de seguridad y gobernabilidad desde la Victoria de los Aliados en 1945, rechazaron tan terribles actos. Desde entonces, la guerra y sus consecuencias, con sus contingentes de muertos, de desplazamientos de civiles, dominan la situación en el Oriente Próximo.
De inmediato, después del ataque del Hamás, brazo armado de Irán en una parte de Palestina, Israel lanzó la operación “Espadas de Hierro”, consistiendo en un bloqueo de la parte norte de la franja de Gaza y guerra contra la organización terrorista. Israel afirmó de inmediato que se trataba de una “guerra existencial”. Atrapado entre el Hamás en el sur, el Hezbolá en el norte, en el Líbano, país secuestrado por dicha otra organización terrorista y pro-Irani, Israel lanzó desde hace un año, una reacción que podría ser calificada de “contraofensiva” para “aflojar el vicio” integrista que sirve la voluntad de Irán en provocar la caída de Israel.
Pueda ser que en las Américas dicho conflicto parezca lejano, favoreciendo unas interpretaciones, “conceptualizaciones” inspiradas en referencias religiosas. Pero que estuviese en el Próximo y Medio Oriente, en Europa, en Asia central tanto como en África, esta realidad se refiere a un conflicto que se refuerza y extiende, provocando reacciones en término de migraciones, de tensiones políticas y preparación a una ampliación de la guerra. Desde hace un año, la guerra contra el Hamás, declarada el 8 de octubre de 2023, generó golpes devastadores de Israel contra dicha organización, provocando el desplazamiento de más de 1.6 millones de palestinos en la Franja de Gaza.
Destrucción de cientos de kilómetros de túneles que constituyen una verdadera telaraña armada debajo de Gaza, bombardeos que provocan la muerte de miles de civiles palestinos (el Hamás afirma que 40,000 civiles murieron), un año después el Hamás aparece de manera duradera debilitado. Decapitado después de la muerte, en Teherán de su jefe, Ismael Haniyeh, el 31 de julio pasado, los ejecutivos del movimiento fueron “neutralizados”: Saleh Al Arouri, N°2 del Hamas el 2 de enero de 2023, Mohamed Deif, el Jefe militar, autor de la planificación del 7 de octubre, el 13 de Julio de 2023, tantas figuras emblemáticas que murieron. Obviamente, las réplicas no faltaron.
Irán sigue siendo el corazón de la crisis que puede transformarse en cualquier momento en guerra regional. Aportando un apoyo a organizaciones terroristas cuyo ADN consiste en la destrucción de Israel, en medio de una retórica haciendo referencia a una “liberación” de los pueblos musulmanes de una supuesta dictadura judía, Irán usa los hutíes en Yemen, presentes en Golfo de Adén y Mar Rojo, el Hamás en Gaza y el Hezbolá en Líbano y frontera norte de Israel. En Iraq, las milicias islamistas Badr y Asâ’ib Ahl al-Haqq completan una composición de peligro.
Llamándose “Eje de resistencia”, quieren favorecer un incendio en el Próximo y Medio Oriente, exportando teatros exteriores, así como en la Unión Europea, pero también Rusia y Asia. Irán, motivado por su carrera al armamento nuclear, está en la obligación en marcar un apoyo a dichos movimiento bajo pena de ver el régimen de los mulás debilitado o, peor, derribado. El guía supremo, Ali Khamenei, lanzó el ataque “Promesa honesta” en la noche del 13 y 14 de abril pasado, presentado como una respuesta al ataque por Israel, en contra de su consulado en Damasco, Siria, que provocó la muerte de uno de los organizadores del 7 de octubre. Israel y sus aliados, como los Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, pero también Jordania interceptaron los 330 misiles lanzados, mientras en Israel el “Domo de Hierro” mostró su eficacia. Desde entonces, eventos graves regionales siguieron inscribiendo la temática iraní en el corazón de la situación de seguridad y estabilidad medio oriental.
La muerte del presidente Ebrahim Raissi en un accidente de helicóptero el 19 de mayo de 2024 empezó a cuestionar la sucesión del guía supremo. Por otra parte, Israel, después de haber debilitado fuertemente el Hamás, puede lanzarse en una respuesta armada en contra del Hezbolá, principal milicia islamista, brazo armado de Irán en Líbano. Este país, sin presidente desde hace dos años, parece ser rehén de dicha organización que están llevando este país a una guerra contra Israel. Las muertes de Hassan Nasrallah, jefe del Hezbollah el 27 de septiembre, quien había sucedido a Abbas Mussaui en 1992; de Mohammed Nasser, jefe militar, Fouad Chokr, cerebro de los atentados contra los militares estadounidense (241 muertos) en Beirut el 23 de octubre de 1983, día durante el cual murieron en el edificio militar “Drakkar” 58 soldados franceses; Ibrahim Aqil, jefe de la fuerza de elite del Hezbolá anunciaron la ofensiva israelí contra el Hezbolá. Iran de nuevo atacó a Israel, lanzando más de 200 misiles, entre ellos unos balísticos, “Fatah”.
¿Actitud graduada o principio de una escalada en el Próximo y Medio Oriente? Los acuerdos de Abraham, firmados en 2020 entre Báhrein, Emiratos Árabes Unidos e Israel, haciendo avanzar las posiciones de Arabia Saudita, pero también de Sudán o Marruecos, parece bien lejos. Ahora bien, la fuerza defensiva y armada de Israel parece, a pesar de las últimas amenazas verbales del guía iraní, y por primera vez desde hace años, redefinir el mapa de los enlaces de fuerzas en la región, en su favor. A pocas semanas de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, mientras Rusia tanto como Turquía no intervienen, estando entre vigilancia y retención, Israel tiene la posibilidad en acabar con estos movimientos terroristas, sobre armados y creados por Irán para nutrir una destabilización regional, mientras Teherán sigue con su carrera al armamento nuclear dirigido contra Israel y sus aliados.
Un año después del 7 de octubre de 2023, la estrategia consiste en la búsqueda de intentar ahogar a Israel, establecida por los movimientos integristas, parece deshacerse. Hacía aparecer en el centro de la pantalla un Irán que no está cada día menos protegido por dichos grupos. Del Hamas al Hezbolá se expone ahora la esencia del régimen iraní. Más que nunca, la guerra en el Próximo y Medio Oriente sigue siendo existencial.
Politólogo francés y especialista en temas internacionales.