El ataque de Hamás a Israel en octubre de 2023 atrajo todas las miradas a las atrocidades cometidas por un lado y por otro en la franja de Gaza, pensándose como otro episodio del interminable conflicto palestino. Sin embargo, la perspectiva para entender correctamente lo que sucede en Oriente Medio es más amplia, pues esto representó el inicio de una escalada en una ya añeja guerra fría entre los regímenes de Teherán y Tel Aviv.
Irán domina de facto buena parte de Iraq, Siria, Líbano y Yemen en lo que llaman el creciente chií o el eje de la resistencia, sostenido en gran medida en la exportación del terrorismo internacional. Hezbollah en el Líbano, por ejemplo, ha asesinado a más 800 personas en los últimos 40 años solo en ataques terroristas internacionales. En ese sentido, lo que empezó con la guerra en Gaza inmediatamente se convirtió en un ataque del eje de resistencia contra Israel. Es en esta dinámica en la que el conflicto se contuvo en palestina como una primera fase durante casi un año, hasta que Israel decidió atacar brutalmente a Hezbollah eliminando a toda su cúpula con una ya histórica operación de beepers explosivos y de campaña aérea. Pero ¿Por qué lo hicieron?
Los planes de guerra israelíes contemplaban esta situación en una doctrina llamada “guerra multi frente” donde la única manera de conseguir una victoria contundente es que esta debía ser rápida y efectiva contra todos sus enemigos, razón por la que han escalado el conflicto de forma repentina y brutal atacando Líbano y Yemen. Irán, por su parte, viendo cómo todos sus tentáculos en la región están siendo arrasados no podía quedarse de brazos cruzados y decidió lanzar el espectacular y bien ejecutado ataque de misiles balísticos del 1 de octubre de 2024 contra objetivos militares en Israel, que eleva la gravedad del conflicto de forma muy preocupante, pues la respuesta de Tel Aviv será contundente sin lugar a duda.
Así es como entramos en lo que los analistas y divulgadores del tema denominamos “guerra regional limitada”, primera, y seguramente no la última, de la historia. Pues excluyendo los combates terrestres en desarrollo en este momento en el Líbano, todo el enfrentamiento será a base de oleadas gigantes de misiles por parte de Irán y de una sólida fuerza aérea de Israel atacando infraestructura militar y capacidades industriales (o nucleares). Llegado este punto, el elefante en la habitación es Estados Unidos, el cual posee dos flotas de portaaviones cerca de la zona como disuasión a Irán, que llegada una escalada aún mayor del conflicto podría verse arrastrado y motivado a entrar en guerra. El riesgo de que esta situación pueda salirse de las manos y entremos en un escenario de guerra regional total es real y es alto, aunque por el momento no nos encontremos ahí.
Son momentos decisivos para la región y para el mundo. Oriente Medio es una de las zonas más importantes del planeta gracias al petróleo, según datos de la administración de datos de energía de los Estados Unidos (EIA por sus siglas en inglés), la región produce el 26% del petróleo total en el mundo, y el precio del mismo es especialmente sensible a los conflictos regionales. Solo con el ataque de Irán el precio del barril de petróleo brent subió hasta 5 dólares (un 7%) en cuestión de horas. Una súbita subida de precios podría agravar la crisis inflacionaria en todo el mundo.
Una guerra siempre es lamentable, entre bombas y crímenes de guerra la historia se escribe frente a nuestros ojos. Sepamos entenderla.
Analista de política internacional