La deuda pública en El Salvador ha tenido un crecimiento mucho más acelerado que el de la economía, según se puede comprobar al consultar los datos relativos a ambas variables publicados por el Banco Central de Reserva (BCR). En el último trimestre para el que hay datos, el segundo de 2024, la deuda creció casi 7 veces más que el Producto Interno Bruto (PIB)
Desde el inicio de 2023, el PIB de El Salvador ha crecido entre un 1.4% (correspondiente al segundo trimestre de 2024) y el 4.45 % (en el segundo de 2023). Sin embargo, la deuda pública se ha alzado entre el 6.72 % y el 10.05%. Por lo tanto, un aumento en los compromisos financieros del Gobierno no se ha traducido en una dinamización de la economía.
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La relación entre ambos indicadores tuvo su máxima desigualdad en el segundo trimestre de 2024, cuando el incremento de la deuda pública total (9.7%, el segundo más alto del periodo estudiado) fue casi 7 veces mayor al del PIB, de solo el 1.4%, el menor desde inicios de 2023.
Incluso es posible observar una tendencia preocupante: desde el segundo trimestre de 2023, los aumentos de la deuda pública han superado el 8%, cuando el punto máximo de crecimiento económico, correspondiente a ese mismo punto, fue de apenas el 4.45%.
La deuda pública no ha tenido ninguna incidencia en el crecimiento económico del país al menos desde 1960, según lo demostró un ejercicio incluido en el libro "Sostenibilidad fiscal y evolución de la deuda pública en El Salvador", publicado por UCA Editores, que hizo su análisis entre ese año y el 2014. Lo que refleja que en el país los gobiernos de turno no han enfocado un mayor gasto en aumentar la capacidad productiva.
Pero, a pesar de esta realidad, lo cierto es que un excesivo endeudamiento que no se acompaña con un crecimiento económico semejante es una mala noticia para un país, según Manfredo Marroquín, fundador de Acción Ciudadana Guatemala, capítulo para ese país de Transparencia Internacional.
"Puede no haber relación, pero siempre tiene un costo que se va acumulando. Una persona, una empresa o un país no puede gastar más de lo que ingresa eternamente… el margen de autonomía se pierde. Te vuelves esclavo de la deuda", comenta Marroquín.
Por el contrario, la incidencia del crecimiento económico en la reducción de la deuda pública como porcentaje del PIB sí es consistente, según el mismo texto. La magnitud es importante, pues por cada unidad porcentual de aumento en el crecimiento, el incremento porcentual de la deuda se reduce en un 60.4%, de acuerdo al estudio.
En concreto, con los datos hasta 2021, los investigadores encontraron que el país debía crecer a un ritmo del 8% durante 15 años seguidos para llevar su deuda cerca del 50% del PIB, el rango recomendado por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Esto es algo que apoya el economista Carlos Argueta, quien afirma que todos los estudios nacionales e internacionales apuntan a que los países que tienen mayores trabas para crecer son los que usualmente recurren a mayores cantidades de operaciones de endeudamiento. Y estos caen en un círculo vicioso.
"Esto es porque, estructuralmente, estos países no han sido capaces de generar los suficientes ingresos fiscales para cubrir sus gastos operativos y de capital… a lo largo del tiempo, van recurriendo a más endeudamiento y dedicando más ingresos tributarios a pagar el servicio de la deuda. A su vez, esto hace que estos países caigan en una trampa de bajo crecimiento, una trampa de deuda, por lo que van dedicando más ingresos para pagar la deuda de años anteriores", apunta Argueta.
Con eso en cuenta, el panorama se pinta complicado para El Salvador. Según el economista Rafael Lemus, en el tema estructural, la economía salvadoreña tiene un crecimiento potencial que se coloca en torno al 2% o 3%. En esto entran factores como los niveles de ahorro e inversión o la productividad del trabajo.
Lemus destaca a que esto solo se puede transformar con medidas estructurales, como podría ser una mejora en la educación general. Pero son medidas que toman tiempo.
"Cada sesión plenaria se van endeudando más y comprometiendo más a las futuras generaciones, emitiendo préstamo tras préstamo... vamos a llegar a una situación insostenible... una cosas es lo que vemos en la publicidad, en lo que son buenísimos, y otra es la realidad", dice Marcela Villatoro, diputada de la Asamblea Legislativa.