Cristina Zahar, coordinadora para América Latina del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ por sus siglas en inglés y que tiene cobertura en todo el mundo), conoce muy bien los métodos de gobiernos para ahogar las críticas de los periodistas y hasta "lincharlos" por medio de troles, bots y otras cuentas anónimas en las redes sociales.
Estos procedimientos son obra de los "gabinetes de odio" que operan en países como Brasil y, por todas las señales, también en El Salvador.
Pero estos grupos no sólo buscan acabar mediáticamente con los periodistas incómodos, sino arrastrar a los pueblos con propaganda y falsedades, un fraude a la fe pública.
Zahar, quien formó parte de la misión de la SIP y el CPJ que verificó el estado de la libertad de expresión y prensa en El Salvador, abordó este tema al hablar del acoso y amenazas que sufren los periodistas, sobre todo las mujeres periodistas, columnistas y fuentes de medios al emitir críticas al poder.
La veterana informadora, quien ha trabajado en diferentes medios y áreas del periodismo, dice que el gobierno pregona que "la libertad de expresión y prensa en El Salvado es plena porque no hay periodistas encarcelados ni medios cerrados", pero "no es así", replica Zahar con énfasis.
Registran 165 agresiones durante el año 2024
Los señalamientos que escuchó la misión de la SIP-CPJ en las instancias que visitó van desde casos de demandas judiciales, auditorías fiscales, allanamientos, agresiones físicas, restricciones para acceder a la información pública y otras formas de presión para los medios y periodistas, como la estigmatización para desacreditarlos y asfixiarlos.
La Asociación de Periodistas de El Salvador (APES) ha registrado 165 agresiones contra los periodistas desde el 1 enero hasta el 31 de agosto y más de la mitad de ellas fue en contra de mujeres periodistas.
Mujeres periodistas, columnistas o fuentes de medios son atacadas y amenazadas en las redes sociales desde cuentas anónimas, troles y otros que incluso amenazas con violarlas o atentar contra sus familias.
"Es lamentable…", dice Zahar ante este panorama que le recuerda el gobierno de Bolsonaro, a quien le gustaba nombrar a periodistas, hombres y mujeres para atacarlos, como hace también el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en sus conferencias "mañaneras".
"Esto que hace que desde el poder, otras autoridades o personas de su entorno se sientan con el poder para atacar a los medios y periodistas" que no le son afectos.
Zahar dice que esto es parte de una estrategia para exponer a la prensa como "enemigo número uno" y hacer que la gente no crea lo mira en la televisión o en los periódicos, la radio o los medios serios en internet.
"Es una estrategia para desacreditar nuestro trabajo", denunció.
"En la época de (expresidente Jaír) Bolsonaro se dijo y es verdad que había un 'gabinete de odio', formado por sus hijos y algunos asistentes del gobierno, que organizaban estas campañas con troles para atacar todos los días y hay muchas mujeres periodistas que son blanco de ellos", explica la comunicadora.
"Las redes sociales permitieron que se pudieran formar estos gabinetes de odio y comprar troles para hacer perfiles falsos y atacar a la prensa", explica la comunicadora, que recomienda a los medios y periodistas buscar a las plataformas y buscar una vía rápida para denunciar a los farsantes.
"Un país donde no hay una prensa libre no es una democracia. Una verdadera democracia necesita que haya periodistas independientes, necesita una prensa plural, con opiniones diferentes", recordó.
"La libertad de prensa también es su libertad. Las demás libertades pueden estar garantizadas en la Constitución, pero sin libertad de prensa no hay las otras libertades", enfatizó.
La denuncia es importante
Este procedimiento, que ya fue empleado por la Asociación Brasileña de Periodismo de Investigación, no garantiza un ciento por ciento de éxito, pero es un camino para que no se burle la fe pública.
En este punto, Zahar lamenta que la gente confunde libertad de expresión con el discurso de odio y cae en estas redes, que tristemente se pagan con dinero de los impuestos de los ciudadanos.
Asimismo, las autoridades no dan acceso a la información pública ni a la ciudadanía ni a los medios y el órgano garante no funciona. ¿Cómo se va a escribir un reportaje sobre homicidios si no se tiene acceso a la información oficial y estadísticas de los casos?, se pregunta.
Espionaje
Además señala que 35 periodistas salvadoreños han sufrido espionaje telefónico con el software Pegasus, 22 de ellos del periódico digital El Faro y a 11 de ellos les extrajeron datos.
Este espionaje propicia el miedo y la autocensura, dice Zahar, pues los periodistas prefieren dejar de tocar ciertos temas o investigar para evitar que los encarcelen o atenten contra sus familias.
Zahar reflexionó que los gobiernos y todos los que se ven involucrados en violaciones a la libertad de expresión y las libertades fundamentales deben pensar que los ojos del mundo están puestos en estos hechos y pueden ser sancionados económicamente y enfrentar otras presiones, además de que posteriormente los responsables pueden tener que rendir cuentas ante la justicia, como está ocurriendo en países como Colombia y Chile.