Sí se vale llorar, sobre todo cuando descubres la historia detrás de ciertas personas, cuando entiendes que la vida es más que social media y marketing.
Esta semana en el escenario del Teatro Luis Poma, el proyecto Mujeres de El Salvador sube el telón con un espectáculo unipersonal, una puesta en escena que visibiliza la vida de la poeta y actriz hondureña Margarita Velásquez Pavón, mejor conocida como Juana Pavón o “Juana la loca”.
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En palabras de este espacio cultural de la Fundación Poma, la obra dirigida por la talentosa maestra y coreógrafa Eunice Payés se adentra en la mente y el corazón de la irreverente poeta nacida en San Marcos de Colón, Choluteca, el 19 de julio de 1945.
Es la actriz Angélica Anariba quien se mete en la piel de Pavón, en una propuesta escénica que incluye la musicalización de César y Mauro Alas.
“(‘Juana la loca’) explora cómo el dolor y el arte se entrelazan en una danza de emociones en esta presentación con música en vivo. Mientras la actriz-bailarina encarna a la poeta en el escenario, desafía al público a mirar más allá de la aparente locura y descubrir la esencia de Juana, quien transformó sus vivencias en belleza literaria”.
Fue Carlos Velis el que convirtió la vida de esta hondureña en dramaturgia; y Payés, en una estremecedora puesta en escena que se presentará del 19 al 22 de septiembre. Jueves y viernes a las 8:00 pm; sábado, a las 5:00 y 8:00 pm; y el domingo, a las 5:00 p. Entrada general $7, espectáculo para mayores de 15 años.
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¿Pero sabes quién fue “Juana la loca”?
La vida y obra de Margarita Velásquez Pavón fue marcada por la tragedia y las limitaciones desde que llegó al mundo. Su madre, Gregoria Pavón Garay, murió en el parto. Y su padre, el maestro Hernán Velásquez de León, falleció tras sumirse en el alcoholismo al conocer de la muerte de Gregoria.
Condenada a la orfandad, la pequeña fue adoptada por un médico de apellido Mata, quien sería separado de ella al ser exiliado. Siendo aún pequeña descubrió su amor por las letras y se dejó influenciar por Sor Juana Inés de la Cruz, en medio de orfanatos e internados, donde era reprimida por su actitud rebelde.
Se hizo famosa, en su natal Honduras, por su audacia a la hora de plantarse a vociferar su pensamiento poético. Lo hacía en cuanto lugar le apetecía. Sí, la “loca” se inmortalizó por su poesía oral, aunque legó a las letras latinoamericanas dos obras: “Yo soy esa sujeto” (1994) y “Exacta” (2004).
Fue en Tegucigalpa dónde dio forma a su propuesta literaria. También ahí se enamoró y tuvo sus tres hijos, a quienes terminó dando en adopción ante la pobreza en la que vivía; ahí también se entregó a la prostitución para sobrevivir. Todo el dolor, la soledad y las limitantes dieron forma a sus letras, la que se caracterizó por cuestionar a la sociedad, por ser honesta y directa, dura y descarada.
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Pese a todos los retos que enfrentaba a diario, persiguió las artes en todo momento. En 2002, debutó como actriz en la película “Anita, la cazadora de insectos”, en la que interpretó a sor Margarita.
Falleció a los 73 años, el 28 de marzo de 2019, tras perder la batalla contra el cáncer. Pero por esta poeta de grandes batallas, solo pueden derramarse lágrimas de admiración y un fuerte aplauso bien merecido.