“Excelente información, lástima que no pude evitarlo con mi hijo, pero agradezco la ayuda que me brindaron para sobrellevar mi pérdida, gracias”, fueron las palabras expasadas por Juana Guzmán, uno de los comentarios que resonaron con mayor fuerza durante la charla para la “Prevención del suicidio”, organizada ayer por el Colegio Médico de El Salvador (Colmedes).
Septiembre es dedicado a la concientización de la importancia de la salud mental, la prevención del suicidio y otros trastornos que la población puede estar experimentando por situaciones externas.
Bajo este contexto, la doctora en psiquiatría Claudia Barahona y experta en gestión hospitalaria, dirigió la charla abierta al público, exponiendo que actualmente el suicidio se posiciona como la cuarta causa de muerte a nivel mundial entre las personas en edad productiva, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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“El suicidio es una de las maneras más extremas de violencia, en el que una persona utiliza algún medio para atentar contra su vida con el fin de acabar con ella, es un acto consiente de una persona que está sufriendo mucho”, señaló la experta que lidera la campaña de prevención.
Para Barahona, hablar sobre los cuidados de la salud mental, los posibles trastornos y la atención que necesitan las personas con conductas depresivas o que están pensando en la muerte de forma constante es imprescindible para evitar futuros comportamientos de autolesión o fatalistas, que les lleven a atentar contra su propia vida.
“Está demostrado que la mayoría de las personas que atentan contra su vida y al final lo consuman tienen un problema de salud mental a la cabeza estados depresivos, ansiedad o las personas que tienen una forma de psicosis como la esquizofrenia y los consumidores de drogas o alcohol”, detalló la psiquiatra.
Aunque es esencial que los pacientes quieran ser ayudados, es necesario que las familias y la sociedad en general “cambie la narrativa”, mostrándose más abiertas al diálogo, sin reprimir ni desvalorizar las emociones de los otros.
Barahona sostiene que es necesario aclarar “que las personas que hablan de la muerte o el suicidio de alguna manera están pidiendo ayuda, existe el mito que las personas que se suicidan no lo dicen o que quienes lo dicen nunca lo van a realizar, pero no es cierto”, argumentando que las personas pueden hablar del tema abiertamente o dejar mensajes sutiles antes de intentarlo.
“No se debe descalificar ni ignorar los mensajes que nos parezcan atentatorios de suicidios”, señaló la psiquiatra. Debido a los comportamientos observados por la especialista en los últimos meses, donde jóvenes entre 17-24 años son los que presentan una tendencia al suicidio, se les debe hablar sobre las alternativas que tienen o formas de superar el problema que están experimentando.
Recientemente las autoridades policiales informaron sobre el suicidio de una menor de 14 años, quien se disparó con un arma de fuego en la comunidad Altos de Montepeque, en Suchitoto, Cuscatlán, la noche del sábado 14 de septiembre. Actualmente, no hay datos actualizados sobre el índice de suicidios que han ocurrido en el último año.
La experta agregó que a nivel internacional se maneja que el suicidio prevalece entre los hombres; sin embargo, ella a claró que son ellos quienes usan métodos más violentos como las armas de fuego con lo que terminan consumándolo, pero por cada persona que se ha quitado la vida hay otras 20 que lo han intentado; en ese grupo se encuentra la mayoría de las mujeres, quienes optan por la ingesta de fármacos y las autolesiones, por lo que existe mayor posibilidad de rescatarlas.
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“Desconozco si hay una política para atenderlos, lo que debería hacerse es ampliar los servicios de salud mental que sí lo hay en el Seguro Social y algunas iniciativas del Ministerio de Salud, pero no son suficientes, lo que sí es claro que no cubren la demanda de salud mental”, recalcó Barahona.
Hablar del tema con adolescentes en los espacios escolares, iglesias y otros puede ser una clave para prevenir conductas de autolesión, explicó la psiquiatra.
“Debemos enseñarle a los jóvenes que ante una problemática como el bullying tienen que decirlo, lo peor que un ser humano puede hacer cuando está en un problema es quedarse para sí mismo; también debemos enseñarles que tienen herramientas para defenderse, aprender a decir ‘no’ y refutar las cosas que se les dice, fomentando la autoestima”, dijo Barahona.
Debido a que la especialista se enfoca en el trabajo con pacientes en edades tempranas, consideró que “la inteligencia emocional es una deuda del sistema formal de educación, debería ser una cátedra para hablar lo que implica”, señaló la experta, argumentando que no hay emociones buenas o malas, se vuelven malas cuando no pueden ser controladas.