Se sabe que los huesos fósiles del prehistórico hombre de Java fueron encontrados junto a los de un perro, posiblemente un lobo domesticado. Y es que la antigua alianza del hombre y el lobo, proviene desde tiempos inmemoriales. Ambas especies se asociaron en épocas remotas. Lobos y hombres aprendieron uno del otro del arte primitivo de la caza en su lucha común por la supervivencia. Así, los cánidos se integraron al humano en los lejanos campamentos nómadas. Los perros salvajes se alimentaban de despojos, vísceras y restos de presas que los cazadores desechaban. Así nació en aquellos albores de la historia la alianza del homo y el can. Los lobos de un campamento expulsaban a otras manadas, a enemigos y depredadores, surgiendo el primer perro guardián. Algunas lobas parieron en los asentamientos humanos dando las primeras mascotas. Aún más: se cree que más de una vez se alimentó con leche de loba a niños huérfanos de los clanes, que habían perdido a su madre. Este instinto prevaleció en el tiempo. (Recordemos la leyenda de Rómulo y Remo, fundadores de Roma, alimentados por una loba). Pero volvamos a ese día lejano y casi irreal, cuando el solitario hombre de Java, cruzó la desolada estepa tras de su destino junto a su perro. Eran el lupus y el homínido, buscando juntos la distante aurora de la historia.
El perro del remoto hombre de Java
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