Los alimentos tuvieron, por segunda vez en el año, una inflación mensual negativa en agosto, es decir que disminuyeron sus precios respecto a julio. Específicamente, la baja fue del -1.21 %. En todo 2024, eso solo había ocurrido en febrero. Y, como entonces, en agosto la disminución de los precios fue superior a la inflación general, pues también se registró una deflación en el promedio de los productos del -0.39 %.
Estos números representan un alivio para el bolsillo de los salvadoreños, aunque es insuficiente ya que a pesar de la disminución, los precios de agosto son los terceros más altos desde que existen registros.
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Según el expresidente del Banco Central de Reserva, Carlos Acevedo, el Índice de Precios al Consumidor (IPC), siempre tiende a subir. También es normal que se presenten leves variaciones a la baja, por motivos estacionales.
Y los alimentos son una de las clases de productos más susceptibles a ese fenómeno, pues sus precios dependen en gran medida de la oferta. Eso es todavía más sensible en los cultivos, tanto en verduras y frutas como en granos básicos.
En este caso, según explica Luis Treminio, presidente de CAMPO, en agosto y septiembre es común que disminuyan los precios porque los productores están a punto de sacar sus cosechas. Los comerciantes bajan sus precios, explica, para poder pagarle menos a quienes han trabajado la tierra cuando llega el momento de comprarles la mercancía.
En el caso de los granos básicos, en estos meses los agricultores se apuran a iniciar la siembra de postrera y sacan producto para hacerle frente a la compra de insumos.
"Es obvio que cada año vas a poder decir que los precios nunca habían sido más altos que ahora. Lo que sube ya no vuelve a bajar, a menos que suceda algo extraordinario", comenta Acevedo.
Eso se puede comprobar al revisar la inflación interanual, es decir cuando se compara el mismo mes del año anterior. En el caso de agosto 2024, fue del 3.12 %, casi dos puntos porcentuales más alta que la inflación general y la cuarta más alta registrada en este año (la mayor fue la de julio).
Para el economista, que los precios hayan tenido esa leve disminución entre meses nada tiene que ver con las medidas tomadas por el Gobierno de Nayib Bukele para controlar el alza, sobre todo las relacionadas con la eliminación de aranceles, pues, en la práctica, estos casi ya no se aplican por su origen.
"A juzgar por los números, no parece que hayan tenido algún efecto. Ni creo que lo vaya a haber en el corto o mediano plazo. Los agromercados pueden ayudar a estabilizar los precios, pero tampoco es una solución", sostiene el exfuncionario.
En junio y julio hubo inflación mensual positiva en los precios de los alimentos (1.25 % y 0.93 %), lo que puede parecer poco. Sin embargo, tuvieron un alto impacto en el bolsillo de los salvadoreños, sobre todo de los más vulnerables.
Esto es resultado de un efecto de acumulación: la inflación de los alimentos a partir de 2022 ha sido atípica en todo el mundo y El Salvador no ha sido una excepción. En concreto, los alimentos en agosto de 2024 son un 25 % más caros que en el mismo mes de 2021, si se toma en cuenta el IPC.
Ni hablar de lo que ocurre con la canasta básica (el instrumento para medir la pobreza monetaria en el país): la urbana ha subido el 29 %; la rural, el 22 %. En ambos casos, esta alza ya superó el aumento del salario mínimo, que fue de un 20%, aprobado en agosto de 2021.
"No es esperable que los precios bajen, por eso la gente se siente ahogada aunque el incremento sea pequeño. Es como si sos un boxeador y en el primer round te dan 100 golpes, 200 en el segundo y 150 en el tercero. Llegás al cuarto todo magullado y, aunque te den solo uno o dos golpes, estos serán tremendos", dice Acevedo.
Apuesta al agro
En la semana inicial de julio, Bukele aseguró en su cadena nacional que se procesaría a los comerciantes de los alimentos si no bajaban los precios de los productos. Sin embargo, advirtió que no sería por los abusos en los aumentos en sí, sino por otros delitos, para los que ya los tiene "fichados": evasión fiscal, contrabando y cohecho propio.
En los siguientes días sostuvo que la colocación de agromercados manejados por el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) sería una medida eficiente para paliar el aumento de los precios. Luego, habló de la construcción de centrales de abasto que constituirían una solución "más permanente". También retiró los aranceles a una centena de productos por 10 años, para la mayoría de los cuales ya no se pagaba este tributo.
Sin embargo, los alimentos se volvieron más caros en julio, incluso a mayor velocidad que el resto de divisiones de productos. Las medidas que Bukele planteó, como la amenaza a distribuidores e injerencia en la comercialización, parecen haber tenido el efecto contrario, si se analiza el comportamiento histórico de la inflación.
La velocidad en el aumento de los precios de los alimentos entre junio y julio de 2024 fue la mayor para este mismo periodo de la última década. Para el economista Carlos Acevedo, aunque no es la solución definitiva, un camino para estabilizar un poco más los precios es incrementar la producción de alimentos en El Salvador, es decir, apoyar con más decisión a la agricultura.
Esto es algo con lo que Luis Treminio, presidente de CAMPO, no podría estar más de acuerdo. Advierte que este año, a pesar de un mejor clima, la cosecha de granos básicos será menor porque se ha sembrado menos después del trauma de 2023, en el que miles lo perdieron todo y solo acumularon deudas.
"La apuesta debería ir por apoyar al productor, no a los agromercados… En estos pueden vender más barato que en los mercados tradicionales, porque el gobierno subsidia o porque se amenaza a productores y comerciantes para que vendan más barato. Ninguna de las acciones es sostenible", comenta.