Cientos de farolitos iluminaron las calles de Ahuachapán para conmemorar la víspera del nacimiento de la Virgen María. Los visitantes apreciaron, un año más, una variedad de estructuras que fueron elaboradas con papel celofán, varas de brasil, trozos de madera y velas.
El aviso de las autoridades de Protección Civil, debido al incremento de las lluvias y tormentas por la influencia de una onda tropical, no fue impedimento para que lugareños y turistas abarrotaran cada rincón y se sumaran a dicha tradición que data de 1850.
Una de las versiones que hay sobre el origen de la actividad es que hace 174 años ocurrió un fuerte terremoto que dejó varias réplicas. Las personas dormían en las calles por temor a dichos sucesos geológicos.
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Para entonces no había energía eléctrica por lo que los ahuachapanecos se alumbraban con candiles, rajas de ocote, y candelas.
Los habitantes imploraron la protección de la Virgen María, prometiendo que por coincidir la fecha del terremoto con la víspera de su nacimiento, harían una celebración en su honor cada 7 de septiembre.
La promesa ha sido cumplida hasta la fecha, aunque por algunos años decayó, hasta que en 1989 la Casa de la Cultura de la localidad encabezó los esfuerzos para que tomara un nuevo impulso, realizándose el primer festival del Día de los Farolitos.
La celebración se ha popularizado de tal manera que otros distritos del occidente del país se sumaron, con el paso de los años, entre ellos está Concepción de Ataco, Apaneca, Atiquizaya, Tacuba, Juayúa, Salcoatitán y Nahuizalco.
Además, ya no se limita únicamente al 7 de septiembre, por el contrario los festejos se han extendido, como este año, ya que arrancaron desde el viernes 6 y seguirán el domingo 8.
La Asamblea Legislativa decretó en agosto de 2014, el Día de los Farolitos de Ahuachapán como Patrimonio Cultural Inmaterial de El Salvador. Es decir que la actividad de este año se enmarca en una década de dicha declaratoria.
De igual forma, el pasado agosto, la Asamblea Legislativa aprobó declarar Ahuachapán Centro como capital de El Salvador por un día, en el marco de la festividad.
Desde muy temprano
La empresa privada, instituciones educativas y muchos ahuachapanecos comenzaron con la elaboración de sus estructuras, como los colegios Josefino, Lourdes, y Ahuachapaneco de Comercio, aunque todo estaba planificado hace varios meses atrás.
El profesor Vidal Cruz, del Complejo Educativo General Favio Morán, del cantón Las Chinamas, señaló que la organización comenzó hace 22 días y que hoy iniciaron el montaje de la estructura a las 9:30 de la mañana.
Elaboraron dos pasadizos, carretas con varas de bambú para simbolizar uno de los medios de transportes antiguos, dos vitrales con la imagen de la virgen María y una iglesia.
Fueron cerca de 35 alumnos los que elaboraron las estructuras, que incluyeron más de 300 farolitos que fueron donados por los estudiantes.
El docente señaló que la actividad tiene sus orígenes en el ámbito religioso; pero que los ahuachapanecos lo han adoptado como parte de su cultura.
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El colegio Josefino realizó un acto donde recordó los orígenes de la tradición y su importancia.
Uno de los aspectos que señalaron es que los primeros farolitos se elaboraron con vástagos de izote.
En el distrito de Ahuachapán también hubo un concurso donde se eligieron a las mejores creaciones en las categorías de instituciones educativas, iglesias, particulares, instituciones gubernamentales y empresa privada.
Otras actividades también incluyeron una galería fotográfica de Ahuachapán, exposición de obras del Museo y La Imagen, presentación de la orquesta filarmónica municipal, concierto de ópera.
A las 7:00 de la noche hubo la solemne procesión de la Virgen Niña, que salió del templo El Calvario y llegó a la parroquia Nuestra Señora de la Asunción, donde se realizó una misa en su honor.
La quema de pólvora cerró las actividades el 7 de septiembre, cuyo lema fue “Volviendo a la tradición que brilla”.
“Es una tradición que está tomando el mismo auge que tenía antes de la pandemia. Las estructuras son multicolores lo que hace que resalten en la noche”, dijo Norma de González, ahuchapaneca que reside en San Salvador.