Mr. Erik Prince:
Desde el fin de la guerra civil, nunca hemos tenido un visitante como usted, comandante de mercenarios, que vende a los gobiernos hacerse cargo de su trabajo sucio, de operaciones encubiertas, de entrenar a sus soldados, policías, paramilitares y espías. Un heredero rico que ha creado Blackwater, un ejército de mercenarios del tamaño y de las características del temible Grupo Wagner de Rusia. Su ejército privado hizo para el gobierno de Estados Unidos el trabajo sucio en Irak y Afganistán – y cuando sus crímenes de guerra salieron a la luz, usted vendió esta empresa y construyó un nuevo aparato privado de operaciones especiales mucho menos visible.
Ya hemos visto desfilar por los salones de Casa Presidencial cantidades de personajes extraños (weird, para usar la palabra de moda en su patria), excéntricos. La mayoría locos, que no tienen nada que ofrecer al país, sino sólo buscan codearse con “el presidente más cool del mundo”. Otros que ofrecen extraños negocios, la gran mayoría pura fantasía. Otros ofreciendo enchufar a nuestro presi con los futuros poderes en Washington, prometiéndole que Trump será el próximo inquilino de la Casa Blanca.
Pero usted es de otro calibre. No vende humo como los bitcoiners o los que prometen convertir El Salvador en una potencia cinematográfica. Usted vende cosas serias: armas, operaciones encubiertas, entrenamiento de fuerzas especiales. Entonces, cuando lo vemos reuniéndose con Nayib Bukele, nos provoca una serie de preguntas:
¿Y este magnate del mundo secreto qué está vendiendo a nuestro país?
Nadie lo ha visto surfear en El Tunco. Tampoco es un vago que busca codearse con un presidente exótico, ni un vendedor de contactos como el congresista Gaetz. Usted es un multimillonario con mucho poder, conectado con los servicios secretos y armados de los Estados Unidos y otros países. Usted es weird, pero de otra manera que los bitcoiners y los trumpistas. Usted es un hombre que cuando llega a un país, despierta el temor que algo oscuro y peligroso está por pasar. Despierta miedo.
Entonces, Mr. Prince, ¿qué busca en El Salvador?
Cuando todo es secreto, como lo es tanto en el mundo suyo y también en el mundo de Nayib Bukele, lo único que queda es hacer las preguntas pertinentes.
Nos preguntamos: ¿Este mercader de asuntos armados y secretos ha venido a nuestro país por invitación del gobierno? En caso que sí, ¿qué servicio le están solicitando? ¿O es al revés y usted vino a ofrecer soluciones a problemas del gobierno de El Salvador? ¿Cuáles serán los problemas que solo usted puede resolver?
Según sus mismas palabras en Casa Presidencial, usted reconoce que el “modelo Bukele de seguridad” es exitoso y ejemplar. Por tanto, no necesita mercenarios prepago para su lucha contra las pandillas, ni por el control en sus penales.
Es documentado que las autoridades de seguridad de El Salvador el año pasado trataron a enlistar a un grupo de pandilleros salvadoreños afincados en México y a uno de los carteles de droga de este país para resolver un problema que no podían resolver solos. En el contexto de sus negociaciones con las cúpulas de las pandillas habían liberado a uno de sus máximos jefes, el Crook, condenado a 40 años de prisión, y le facilitaron salir del país. Luego se dieron cuenta de que el Departamento de Justicia de Estados Unidos estaba buscándolo en México. Era uno de los jefes de la MS 13, cuya extradición a Estados Unidos el gobierno salvadoreño había negado. Para evitar que caiga en manos de los gringos, con el peligro de que testificara sobre las negociaciones entre el gobierno de Bukele y las pandillas, el gobierno estaba dispuesto a pagar un millón de dólares al Cartel Nueva Generación de Jalisco y $300 mil al Barrio 18 Sureños para encontrar y secuestrar al Crook.
Esta trama fracasó, porque las autoridades estadounidenses encontraron al Crook en México y se lo llevaron a su país. Pero hay otros -nadie sabe exactamente cuántos- jefes pandilleros que andan sueltos en el extranjero, liberados por el gobierno salvadoreño, y buscados por los Estados Unidos. ¿Será este el problema que usted, Mr. Prince, ofrece resolverle a su amigo Bukele, encontrar y eliminar a los ranfleros sueltos? La capacidad la tendría su organización, para este tipo de misiones los contratan. Los pagaron incluso para buscar a Osama Bin Laden...
Nosotros no tenemos manera de saber en qué anda, pero si podemos -y debemos- lanzar las preguntas. Ojalá que usted sólo vino para verle la cara al presidente más cool del mundo, y no para hacer negocios. No queremos su clase de negocios.
Saludos,