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Cantón Ceibitas teme desaparición de escuela por abandono de obras

Desde principios de 2024, la reconstrucción de la escuela del cantón Ceibitas, en La Unión, fue abandonada. En el inmueble crece la maleza, mientras los niños reciben clases en corredores de una casa que, para el otro año, no se las prestarán. Este año, muchos padres matricularon a sus hijos en otras escuelas

Por Jorge Beltrán Luna | Sep 02, 2024- 04:30

Vista parcial del inmueble del Centro Escolar cantón Ceibitas, de San Alejo, departamento de La Unión; la escuela fue demolida para construir una nueva pero los trabajos fueron abandonados por falta de pago del Ministerio de Educación a la empresa constructora, afirman vecinos, quienes temen que la escuela desaparezca debido a la migración de estudiantes. Foto EDH/ Lissette Monterrosa

Desde que comenzó el año escolar 2023, varias decenas de niños del cantón Ceibitas, del distrito de San Alejo, en el departamento de La Unión, reciben sus clases en los corredores de un inmueble facilitado por un lugareño, que se los ha prestado desde 2023; pero entre los vecinos del referido cantón se sabe que para el otro año ya no se los prestará.

Los padres de familia de Ceibitas temen que la escuela en sí desaparezca, pues ante la incertidumbre, muchos padres han considerado matricular a sus hijos en escuelas de cantones y caseríos vecinos, como hicieron muchos al comenzar el año escolar 2024.

Desde principios de este año, la reconstrucción de la escuela del cantón Ceibitas fue abandonada. La comunidad educativa está preocupada porque nadie les ha informado cuándo reanudarán la construcción. Foto EDH/ Lissette Monterrosa

¿Pero qué ha pasado con la escuela del cantón Ceibitas?

Resulta, según vecinos del cantón Ceibitas, que a principios de 2023 personal contratado por el Ministerio de Educación (MINED) comenzó la reconstrucción del centro escolar, que imparte clases desde parvularia hasta 6o. grado, debido a que un baño se había dañado.

Desde entonces, la escuela fue alojada en un inmueble que tiene dos casas de adobe, cada una con un pequeño corredor. De las dos casas, solo una está ocupada totalmente para las actividades escolares; de la otra solo utilizan el corredor.

El resto del inmueble luce con promontorios de piedra, arena, maleza en algunas partes… nada apto para que los niños puedan jugar o corretear en sus recreos. De hecho, según algunos padres de familia, no pocos niños vuelven a sus casas con golpes o moretones, por caídas cuando juegan.

El Diario de Hoy ha intentado reiteradamente conocer la versión del Ministerio de Educación y de su titular, Mauricio Pineda, sobre el abandono de la reconstrucción de escuelas públicas, sin embargo, hasta el momento no ha habido respuesta.

¿El baño? Pues este es más bien una de las conocidas como "letrinas aboneras", con cuatro paredes, con dos tazas sin divisiones para niños y niñas, un techo roto y un sucio pedazo de tela rojo que hace las veces de puerta para dar un poco de privacidad.

De la casa que es ocupada por maestras y estudiantes, solo un espacio es ocupado para dar clases, los otros habitáculos son usados como bodega; un montón de cachivaches lucen muy empolvados. Las ventanas de la casa usada totalmente estaban abiertas y a través de los balcones fue posible ver qué había dentro.

Lee también: Comunidad denuncia abandono en reconstrucción de escuela en Anamorós

El miércoles anterior, un equipo de El Diario de Hoy estuvo en cantón Ceibitas, pero ese día no hubo clases; algunos padres de familia se atrevieron a mostrar las condiciones del lugar que hace las veces de escuela para sus hijos.

Por fuera, en los corredores, había un montón de pupitres en desorden; en algunos había libros y cuadernos, como si los niños los hubiesen olvidado, pero no; es habitual, dijeron los padres de familia, que los dejen en los pupitres. También había documentos y libros en lo que parecía ser el escritorio de quien imparte las clases.

En el piso, mucha basura, mayormente de frituras embolsadas. A pesar de haber un par de escobas, parecía que no se hacía limpieza desde hacía varios días.

¿Y por qué no hubo clases el miércoles? Los padres de familia entrevistados dijeron no saber por qué. Suele pasar, dijeron, que las dos maestras no avisan cuando no van a llegar. Días llegan, otros días se ausentan.

Así lucen las tres aulas, a medio construir, donde abundan las heces de perro. Foto EDH/ Lissette Monterrosa

"Los niños no están aprendiendo como debería ser, por eso este año muchos fueron matriculados en escuelas de lugares vecinos", afirmó un lugareño, que prefirió no dar su nombre. "Si uno abre la boca se enojan con uno", explicó.

Muchos comprenden que algunas veces, las maestras, dos en total, deben asistir a reuniones u otras actividades del Ministerio de Educación, pero no creen que tales actividades sean demasiado a menudo. Y por lo menos deberían avisar cuándo no habrá clases pero no lo hacen, afirmaron las fuentes.

¿Y qué pasó con la reconstrucción?

Se suponía que la reconstrucción por parte del MINED se demoraría un año, sin embargo, no fue así y los niños tuvieron que seguir en 2024 recibiendo clases en la improvisada escuela que, según padres de familia, no reúne las mínimas condiciones para ese menester.

Pero desde los primeros meses de este año, los trabajos fueron abandonados, aparentemente porque Educación no pagaba los adelantos pautados en el contrato. Los lugareños recuerdan a la empresa constructora por un nombre: Arista. Nada más.

Lo cierto es que ahora el inmueble está enmontado; parte de las construcciones nuevas lucen oxidadas; en el piso de las tres aulas solo está la malla de hierro en el que se montaría el concreto y luego el piso. Dentro de las mismas hay abundante excremento de perros.

¿Y el techo de las tres aulas? Bueno, el techo ya fue colocado, y a los lugareños les parece de lujo, muy fresco, pero así, sin terminar el proyecto, no sirve de nada a la comunidad, que no sabe cuándo el MINED podrá entregar el dinero para que la empresa termine la obra.

Vista parcial del inmueble del Centro Escolar cantón Ceibitas, de San Alejo, departamento de La Unión; la escuela fue demolida para construir una nueva pero los trabajos fueron abandonados por falta de pago del Ministerio de Educación a la empresa constructora, afirman vecinos, quienes temen que la escuela desaparezca debido a la migración de estudiantes. Foto EDH/ Lissette Monterrosa

Las profesoras o autoridades del Ministerio de Educación no han dicho nada sobre la pausa de los trabajos y aunque los reiniciaran pronto, a la comunidad le parece imposible que los terminen este año, para que en 2025 los niños vuelvan a su escuela.

De hecho afirmaron que algunas cosas recién construidas tendrán que volverlas a hacer o repararlas, pues el paso del tiempo ha comenzado a dañarlas, o tendrán que hacer otro gasto en materiales, como cemento.

Entre las paredes de lo que serán los baños, se pudo constatar que había bolsas de cemento medio llenas que se han petrificado. En la bodega, afirmó un lugareño, hay más cemento y otros materiales que posiblemente ya no se puedan utilizar.

La fosa séptica se ha llenado a la mitad de agua lluvia y en algunos barriles también se ha acumulado agua lluvia y se han vuelto criaderos de zancudos.

Leonidas Guzmán, quien es parte de la asociación de desarrollo comunal (adesco) y otros vecinos del cantón Ceibitas, aseguran que antes de que la escuela fuera derribada, había entre 70 y 80 niños matriculados desde parvularia hasta sexto grado.

Este año, la matrícula bajó mucho. Las mismas fuentes estiman que unos 30 o 40 (más o menos la mitad) estudiantes fueron matriculados en otras escuelas, debido a las condiciones en que reciben las clases desde el 2023. "Hay un zancudero terrible en esa casa", afirmó la madre de un estudiante.

Así luce la escuela improvisada en cantón Ceibitas, distrito de San Alejo, La Unión, donde se imparte clases desde el año escolar 2023; la reconstrucción de la escuela está abandonada. Foto EDH/ Lissette Monterrosa

En dos ocasiones, a través de redes sociales, la comunidad ha hecho el llamado al Ministerio de Educación, a la actual alcaldesa del municipio La Unión Sur, al que pertenece el distrito de San Alejo; sin embargo, se han hecho de oídos sordos.

Como en el caso de la escuela del caserío El Alto, del distrito de Anamorós, en el mismo departamento de La Unión, la comunidad lamenta que aunque la infraestructura escolar estaba en condiciones aceptables (aparentemente sólo era de reparar baños y un tanque de agua), Educación se haya comprometido a hacerles una obra que, a casi dos años, no ha completado.

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