El ministro de Salud, Francisco Alabí, aseguró que no se han identificado casos de viruela símica (mpox) en el país. En una entrevista en la radio YSKL el día de ayer, Alabí enfatizó que, a pesar de las alertas internacionales emitidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), El Salvador se mantiene sin registros de esta enfermedad incluso en Centroamérica. “No se ha identificado en ninguna región cercana, casos de viruela del mono”, subrayó el funcionario, al tiempo que destacó la importancia de la vigilancia epidemiológica como un “escudo” para reaccionar ante cualquier caso.
A diferencia de la emergencia de 2022, que fue causada por el "clado 2" de la viruela símica y presentaba menor riesgo, la actual alerta de la OMS está relacionada con el "clado tipo 1", que tiene una capacidad de mortalidad de hasta el 10 %. Aunque hay países en África reportando mortalidades entre 3% y 4%, Alabí explicó que este tipo de viruela no se ha expandido más allá de esa región. El Ministro añadió que El Salvador cuenta con vacunas que también son efectivas contra el clado 1, las cuales están destinadas principalmente al personal de salud que maneja pacientes de esta clase y personas cercanas a quienes están contagiados, sin embargo, no se utilizan a libre demanda y no están disponibles para toda la población.
En cuanto al dengue, Alabí informó que solo un paciente se encuentra ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) debido a esta enfermedad, y subrayó que se mantiene una vigilancia constante en todo el territorio nacional. Según los últimos datos, El Salvador ha confirmado 571 casos de dengue este año, con siete muertes y 12 pacientes hospitalizados, de los cuales uno permanece en UCI y no hay más personas con ventilación mecánica. Además, 560 pacientes ya han sido dados de alta, y se ha registrado una disminución en la cantidad de consultas relacionadas con esta enfermedad. Alabí también destacó que se espera una tendencia a la baja en el número de casos, debido a las medidas de prevención y diagnóstico que se han implementado.
El panorama en El Salvador contrasta con la situación regional, donde el dengue ha alcanzado niveles alarmantes. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), este año la subregión centroamericana ha experimentado un incremento del 98 % en los casos de dengue en comparación con el año anterior. A nivel de las Américas, 2024 ha sido un año récord, con más de 11 millones de casos reportados y más de 5,900 muertes relacionadas. En respuesta a esta crisis, la OPS ha intensificado sus esfuerzos, implementando un plan integral que incluye capacitaciones en gestión, diagnóstico, manejo clínico y control de vectores, en colaboración con la Secretaría Ejecutiva del Consejo de Ministros de Salud de Centroamérica y República Dominicana (SE-COMISCA) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, según información disponible en su sitio web.
El doctor Luis Gerardo Castellanos, jefe de la Unidad de Enfermedades Desatendidas, Tropicales y Transmitidas por Vectores de la OPS, subrayó que los esfuerzos se enfocan en fortalecer la capacidad de los países para enfrentar la epidemia de dengue mediante la detección, diagnóstico rápido y manejo adecuado de los casos. Esto incluye la actualización de protocolos, la provisión de reactivos para mejorar la vigilancia epidemiológica y laboratorial, y la creación de una sala de situación accesible en todo momento para los equipos técnicos de los países centroamericanos. Estas medidas permiten la toma de decisiones más efectivas en salud pública, lo cual es crucial para reducir la gravedad de los casos y salvar vidas.
La OPS también ha reforzado la vigilancia entomológica para controlar la población de mosquitos transmisores del dengue, facilitando la adquisición de insecticidas y evaluando el uso de tecnologías innovadoras, como la liberación de mosquitos infectados con Wolbachia, para el control vectorial, destacan en el comunicado. Adicionalmente, se han actualizado algoritmos para el diagnóstico y se han brindado capacitaciones a los profesionales de la salud con el objetivo de prevenir casos graves y reducir los fallecimientos. La participación comunitaria es esencial, ya que los criaderos en viviendas y alrededores son los principales focos de propagación.