Fronteras humanas y divinas: “El respeto al derecho ajeno es la paz” dejó inscrito en la piedra de los siglos, el legendario estadista mexicano Benito Juárez en su manifiesto de la nueva república. Sabia y contundente sentencia que la civilización suele ignorar y transgredir -indolente e intolerante- en su afán de dominio y conquista. Si el mundo respetara el derecho ajeno de otras personas, razas, culturas, naciones y el derecho de la misma madre naturaleza de no ser agredida… ¡Un mundo diferente iluminaría el planeta de “amor y paz”, que un día soñaron los hippies de cabello largo! O aquellos que perdieron la vida o la paz en su región. La Declaración Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, señala -entre otros- 1) El derecho a la vida; 2) La libertad de opinión y expresión -que incluye no ser acosado o perseguido a causa de tus ideas, denuncias y declaraciones; 3) El haber nacido libres e iguales; 4) El de vivir sin discriminación ni esclavitud; 5) No ser víctima de tortura; 6) Tener libre movimiento sin importar dónde vayas; 7) Ser iguales ante la ley que proteja tus derechos. Están además el derecho a la salud, alimentación y -especialmente- a la Paz. Si olvidamos o ignoramos la Historia y el pasado, perderemos la paz del presente y del futuro.
“El respeto al derecho ajeno es la paz”
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