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Todo está caro, el dinero no alcanza y se gana poco

El progresivo aumento en el precio de los alimentos ha afectado más que proporcionalmente a los sectores más marginados de la población. Las encuestas, como de la Universidad Francisco Gavidia (UFG), señalan que el 64,3 % de los salvadoreños “ha bajado el consumo de algunos productos o servicios debido al aumento de los precios”.

Por Ondina Ramos
Ingeniera en Alimentos

El dinero no le alcanza a la mayoría de los salvadoreños para cubrir sus necesidades básicas, mientras que los vendedores al menudeo ven limitados los márgenes de ganancia a unos pocos dólares al día. “No le estamos ganando nada”, se lamenta un adulto mayor, quien por décadas ha vivido de vender verduras y con lo que ha mantenido a su familia.

La canasta alimentaria urbana vuelve a romper récord al superar $264, la más cara en 23 años. Según el Banco Central de Reserva (BCR), solo en julio el precio de la canasta urbana aumentó $2.74 en comparación con junio y se colocó en $264.91. Frente a enero de 2024, los salvadoreños pagan en promedio $8.17 más por la compra de alimentos. El número de salvadoreños pobres está aumentando. Al subir la canasta básica, la línea de pobreza crece y esas personas que estaban en el borde de la línea han caído en situación de pobreza

Es importante mencionar que la canasta básica alimentaria está conformada por un grupo de alimentos en cantidades suficientes para cubrir, por lo menos, las necesidades energéticas y de proteínas de una familia. La Canasta básica urbana incluye 22 alimentos, mientras que la rural tiene 15. Para ambas canastas se incluye un 10 % adicional como costo de cocción (preparar alimentos).

El progresivo aumento en el precio de los alimentos ha afectado más que proporcionalmente a los sectores más marginados de la población. Las encuestas, como de la Universidad Francisco Gavidia (UFG), señalan que el 64,3 % de los salvadoreños “ha bajado el consumo de algunos productos o servicios debido al aumento de los precios”.

Una caja de tomates pequeña actualmente cuesta 43 dólares, pimiento verde 60 dólares, un manojo de cebollas 14 dólares, cuando antes llegó a costar hasta 3 dólares. Lo mismo con la zanahoria, que la paga actualmente a 20 dólares antes costaba 5 dólares.

Como ciudadanos uno de nuestros deberes es exigir que las actuales autoridades trabajen por mejorar el acceso a la canasta básica, necesitamos con urgencia de una política nacional agropecuario que garantice la soberanía alimentaria para no depender de países productores, es decir cosechar en nuestra propia tierra los alimentos a consumir. Debería ser prioridad para cualquier gobierno promover la producción nacional. Como país tenemos una dependencia de las importaciones para cubrir la demanda local. Esta dependencia es del 90% para hortalizas y verduras, 60% para derivados de la leche, 32% en el caso del maíz, 25% para el fríjol y un 33% en el caso del arroz.

Cualquier estrategia de largo plazo encaminada a estabilizar el precio de los alimentos deberá incluir un aumento en la producción agrícola. Se requieren políticas específicas para combatir las causas y consecuencias de los altos precios de los alimentos. Aunque la situación actual tiene desafíos en varios frentes, es posible tomar medidas efectivas y coherentes para ayudar a la población más vulnerable en el corto plazo, e ir haciendo paralelamente esfuerzos para estabilizar el precio de los alimentos aumentando la producción agrícola en el largo plazo.

Necesitamos un programa de protección social, es decir, de seguridad como las transferencias de alimentos o ingresos y los planes de nutrición para infantes para los grupos de población más pobres, tanto en áreas urbanas como rurales.

Se debe apostar a las inversiones a mediano y largo plazo en investigación y extensión agrícola, en infraestructura rural y en accesibilidad a los mercados para los pequeños agricultores. En los últimos años se han ignorado las inversiones en las áreas rurales, pero ahora es el momento de revertir esa tendencia. Los agricultores disponen de una infraestructura inadecuada en cuanto a carreteras, electricidad, comunicaciones, suelos pobres, falta de plantas de almacenamiento y procesamiento, y acceso escaso o nulo a tecnologías agrícolas que les permitan aumentar sus ganancias y mejorar sus niveles de subsistencia.

Ingeniera.

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