Hace cinco meses, Héctor Mangoré Leguizamon no tenía en el mapa visitar El Salvador, aunque sabía que la nación más pequeña de Centroamérica era de vital importancia para su familia y el país de sus padres, Paraguay.
Nació en París, Francia, donde sus progenitores -ambos paraguayos y músicos- se conocieron. Ahí creció y estudió bajo la sombra de su famoso abuelo: el genio de la guitarra clásica Agustín Pío Barrios Ferreira, conocido artísticamente como "Nitsuga Mangoré" (1885-1944), al que nunca conoció.
Y es que el año en que nació su madre Ada Ramona Elena Valiente, en 1925, fue el año en que el famoso Nitsuga (Agustín al revés) dejó su patria para nunca volver. En documentos oficiales, aparece que la mamá de Leguizamo nació en enero de 1927.
"Yo tengo un relato de mi abuelo que imaginé a partir de lo que me comentaban (en su familia), pero conviví con su sombra todos estos años sin conocerle", expresó el descendiente del maestro de la guitarra, durante su actual visita al país. Él conoció a su esposa también en París, "era española y en 1992 nos casamos y me instalé en Barcelona, dónde me dediqué a la docencia en filosofía", añadió.
Hay que detallar que el nieto de quien fue el director de la Escuela Nacional de Música de El Salvador desde 1939 fue bautizado con los nombres de dos personas muy importantes para su madre: Mangoré, por su abuelo, y Héctor, por el hermano de su abuelo.
Y fue precisamente ese detalle el que atrapó la atención del luthier e investigador del santo de la guitarra clásica, Federico Sheppard, hace cinco meses.
"Lo estudié por 30 años (a Mangoré), y luego de seguir muchas huellas, un día llega a mis manos un libro de Héctor y me llamó la atención su nombre...", indica el estadounidense radicado en España.
Consciente de que muy pocas personas portan el nombre Mangoré, googleó su nombre y encontró la página de una escuela de inglés, español y catalán en Barcelona, en donde preguntó por el nieto del guitarrista.
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La secretaria que le atendió le informó que él trabajaba en otra institución y le compartió el contacto de este. Fue de esta forma que el encuentro entre Héctor y Federico comenzó a materializarse.
SEÑALES O CASUALIDADES
Héctor Mangoré decidió migrar a España ya mayor. Estando en la "madre patria" comienza enseñar la Filosofía.
"Mi madre tuvo 2 hijos de un primer matrimonio. Uno falleció al final de los años 70 y el otro reside en Suecia y tiene más de 80 años. Estos dos hermanastros se dedicaban a la música, el folclore latinoamericano. Yo mismo recibí una formación clásica, especialmente en piano y hacía algunos arreglos para músicos amigos de mi familia, manteniendo un vínculo especial con la guitarra, instrumento muy presente en casa y en nuestro entorno", comentó.
Pero lejos de la tierra de sus padres, no solo halló la posibilidad de enseñar esa disciplina académica que es parte de su formación, también encontró tiempo para ahondar más en la vida y obra de San Juan de la Cruz, figura mística de la espiritualidad española del siglo XVI que le apasiona y que descubrió en Francia.
"... al enseñar encontré la forma de hacer recorridos, viajes por Castilla y León; yo pensaba que esto podía aportar algo a los alumnos, pero en paralelo esto representaba algo importante para mí, incluso más allá de lo puramente universitario", explicó.
De esa forma, año tras año, por al menos dos décadas, Leguizamon perfiló el recorrido, siguiendo las huellas del también poeta del Renacimiento. En este periplo, solía hacer una parada en el que es el pueblo más grande del viaje. Se trata de Carrión de los Condes, destino obligado para los peregrinos que realizan la ruta francesa del Camino de Santiago.
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En este punto, el francés de raíces paraguayas explica que tras su encuentro con el gran estudioso de su abuelo, en Barcelona, se percata de ciertas "casualidades" que parecen indicar, que este era el momento de reencontrarse con su pasado y conocer el legado de su abuelo.
Y es que resulta que Sheppard reside en la actualidad en Carrión de los Condes, donde Héctor solía hacer su parada. Para el luthier, el encuentro con Leguizamon es algo inexplicable.
Pero además, ese fin de semana junto al investigador que le reveló un sinfín de información de su abuelo, ocurrió cuando el tenía 59 años, la misma edad a la que murió Nitsuga Mangoré, en San Salvador, El Salvador, el 8 de agosto de 1944.
"Ya había cruzado el umbral de la edad de él (Mangoré), y era mayor que mi madre, quien falleció a los 57...", expresó, rememorando que su progenitora murió con el deseo de recuperar ese vínculo con el guitarrista y lo que él representaba para Paraguay, El Salvador y el resto del mundo.
TAREA PENDIENTE
El luthier estadounidense, quien ha recopilado una diversidad de información, manuscritos, fotografías y documentos históricos sobre Nitsuga, le propuso al filósofo viajar a El Salvador y rendirle tributo a su abuelo en el cementerio Los Ilustres, ubicado en el centro de la capital.
"... me habló y me convenció. Me dije: 'al fin encontré una voz auténtica...", afirmó el filósofo.
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Hay que destacar, que a lo largo de su vida, Héctor Mangoré conoció a muchos investigadores y estudiosos de su abuelo, pero no se había cruzado con alguien que se dedicara honestamente a descubrirlo y divulgarlo, y no que quisiese ponerse delante de Agustín Barrios o aprovecharse de su fama.
"Lo vi honesto, entusiasta; propuso empezar algo completamente loco, volver a reivindicar mi filiación con Barrios, claro desde Europa, mi vínculo con Barrios, cosa que mi madre no pudo mantener en la distancia", agregó.
Y en efecto, al parecer hay mucho que aclarar de la vida y obra del maestro de maestros, como lo califica la virtuosa de las cuerdas rusa Elina Chekan, que se unió a la comitiva mangoreana que acompañó al nieto de Barrios en su visita a San Salvador.
Sheppard ha sido testigo de que varios personajes han divulgado contenido biográfico del guitarrista lleno de inexactitudes o se han aprovechado de la fama de este para enriquecerse y darse a conocer.
Entre esas personas figura uno al que él llama "guerito", que se propuso ser reconocido como el "hombre blanco" que cambió el curso intelectual de la obra de Mangoré en El Salvador.
Asimismo, asegura tener pruebas de que ese "guerito", junto a otros, están detrás de lo que él llama un complot en contra del guitarrista, compositor e investigador mangoreano Ramsés Calderón -salvadoreño radicado en Canadá que logró conocer y entrevistar a varios de los discípulos de Nitsuga-, en Paraguay, cuando se le capturó y acusó de quererse robar parte del patrimonio musical de dicho país en 2006.
"Ramsés fue invitado a comprar las obras escritas por Mangoré en El Salvador (en Paraguay)...", enfatizó Sheppard y luego indicó que tiene en sus manos esa invitación.
Leguizamon recuerda que para ese suceso, él había llegado a Parguay y escuchó la noticia de que se había evitado que el salvadoreño robara los manuscritos del guitarrista. "Yo me dije: 'que bien que lo hayan evitado', hasta que conocí más detalles de la historia...", manifestó el francés.
Por ello, está consciente de que hay mucho trabajo que hacer para aclarar la vida y difundir la obra de su abuelo. Aunque, sabe que muchos no quieren ver más allá de lo que se conoce hasta hoy, también tiene la seguridad de que existen otros interesados en actualizar la historia que gira en torno de Agustín Barrios Mangoré.
Ahora, El Salvador sí aparece en el horizonte de Héctor Mangoré Lequizamon, sobre todo después de descubrir que su abuelo compuso más de 200 obras en esta nación centroamericana, donde legó el único grupo de discípulos que formó en guitarra clásica. "Volveré...", concluyó.
Mientras estuvo en suelo cuscatleco, Leguizamon se reunión con el vicepresidente Félix Ulloa, y asistió a la entrega de los libros con los manuscritos de su abuelo a la Universidad José Matías Delgado.