El Salvador sigue enfrentando desafíos en materia de seguridad alimentaria, nutrición, pobreza, igualdad de género y seguridad, exponen miembros de la sociedad civil e informes publicados como el del Programa Mundial de Alimentos (WFA).
En su resumen de país, el WFA El Salvador menciona entre estos desafíos el poco acceso a la alimentación y la nutrición, limitadas oportunidades de trabajo y bajos ingresos en los hogares de las familias salvadoreñas.
Según datos de WFA, el 5% de la niñez salvadoreña menor de cinco años tiene prevalencia de bajo peso de acuerdo a la edad; el 10% de la niñez menor de cinco años tiene baja estatura para su edad; y el 25% sufre anemia.
El organismo internacional, además, califica a El Salvador como un país con alta vulnerabilidad a los efectos del cambio climático.
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"El país está en el Corredor Seco, donde fenómenos como sequías y tormentas tropicales causan significativos daños y pérdidas en los cultivos y otras fuentes de ingreso", puntualiza.
La inseguridad alimentaria afecta entre el 10% al 14% de la población, con un alto costo por la desnutrición que ha alcanzado 6.9% del PIB, dice por su parte la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (FUSADES) en el informe "El reto de la inseguridad alimentaria ante el aumento de precios, y los desafíos para alcanzar la meta del hambre cero al 2030", publicado en 2022.
De acuerdo a los datos, se estima que entre marzo y mayo de 2022, los salvadoreños en condición de inseguridad alimentaria fueron 907 mil personas; es decir, el 14% de la población.
La seguridad alimentaria se define como el acceso físico y económico de las personas en todo momento para comprar, producir, obtener o consumir alimentos suficientes, inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades dietéticas y preferencias alimentarias para una vida sana y activa.
La Mesa por la Soberanía Alimentaria, integrada por 20 organizaciones sociales de mujeres, mixtas, campesinas y de derechos humanos, que luchan por la reivindicación del derecho humano a la alimentación en El Salvador, señala que el país vive en una situación de "hambre y vulnerabilidad" en la que las familias en este momento están siendo amenazadas por la crisis relacionada, entre otros factores, con el alto costo de la canasta básica y la falta de políticas sostenibles de producción local.
"Acciones como los agromercados y las centrales de abastos carecen de un enfoque integral y sostenible frente al alza desmedida de los precios de los productos de la canasta básica y que por supuesto forma parte de estrategias publicitarias que están lejos de abordar la problemática real del derecho a la alimentación de la población, y el derecho que tiene el campesinado de cultivar, y de decidir sobre su autonomía", señaló Jessica Martínez, representante de la organización.
Martínez lamenta que el Estado siga priorizando la importación de alimentos por encima de la producción local.
"En los últimos 4 años se ha caído la producción de frijol y arroz, considerados como parte de la dieta de las familias salvadoreñas y que son granos básicos fundamentales para la ingesta", opina.
El conglomerado califica como "una burla" la exoneración de impuestos a la canasta básica, anunciada por el gobierno en julio pasado como una medida para beneficiar la economía de salvadoreños.
"Habrá que hacer el debate sobre qué están entendiendo sobre canasta básica ampliada, pero eso creemos que se configura en una burla para el sector campesino, para las familias en vulnerabilidad, en pobreza, primero porque los productos de la canasta básica hace más de 20 años no pagan aranceles, por los tratados de libre comercio", puntualiza.
Vulnerabilidad climática
Respecto a la vulnerabilidad climática, señalan que los recientes fenómenos atmosféricos han causado más personas en condición de vulnerabilidad; y es que gremiales de productores han reportado considerables pérdidas en los cultivos en diferentes zonas del país.
Sequías, inundaciones, tormentas tropicales y el impacto socioeconómico de factores externos, como la post pandemia, y el aumento internacional de los precios de los alimentos conllevan a un mayor costo de la vida.
"Durante el primer periodo del actual gobierno, el costo de la vida de los hogares en el área urbana incrementó un 28%, de $400 a $500; y el 26% en el área rural, que equivale de $291 a $376. El salario mínimo actual es de $365, por matemática simple, el salario mínimo no alcanza para cubrir las necesidades básicas de la familia, por tanto la gente compra menos con el escaso dinero que tiene", explica Kathya Aguilar.
La encuesta de la Universidad Francisco Gavidia señala que 64.3% de los salvadoreños "ha bajado el consumo de algunos productos o servicios debido al aumento de los precios", y en algunos casos han tenido que reducir algún tiempo de comida.
Ante este panorama, los expertos dicen que hacen falta verdaderas políticas que vayan orientadas a generar alternativas sostenibles donde se priorice la producción local de alimentos y se disminuya la dependencia de las importaciones, que es del 90% para hortalizas y verduras.
Entre estas medidas se recomienda la incorporación de prácticas de recuperación que capaciten a las personas con conocimientos técnicos para producir alimentos o diversificar sus medios de vida.
Dentro de estos, la Universidad de El Salvador, a través del departamento de Fitotecnia de la Facultad de Ciencias Agronómicas, promueve la agricultura orgánica, en la cual capacita a los estudiantes en carreras afines; así como un programa con alcance social en el que se busca a productores locales y en el cual se promueve la agricultura regenerativa.
Asimismo la Mesa por la Seguridad Alimentaria, exige, como parte de las políticas públicas, la creación de una Reserva Nacional de Alimentos que garantice la seguridad alimentaria de la población por medio del apoyo a la producción nacional de alimentos cultivados de manera agroecológica.
También insta a impulsar una política sostenible, que resguarde el material genético y la biodiversidad nacional representada en las semillas, así como la eliminación del IVA a los productos de la canasta básica alimentaria de manera inmediata.