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Un toque de humor

Una dosis de humor de parte del médico puede debilitar la barrera entre él y su paciente. El paciente a su vez, al ver que el médico lo atiende de buen ánimo, se siente con la confianza de hacerle más preguntas, lo que le conviene mucho para disipar todas sus dudas y preocupaciones.

Por José María Sifontes
Médico siquiatra

Inteligencia, buena memoria, sabiduría, interés, integridad, vocación, empatía; todas estas son cualidades que se espera de un médico. Pero existe otra en la que regularmente no se piensa pero que resulta extremadamente útil en la práctica médica, y beneficia tanto a los pacientes como al mismo médico, es el sentido del humor. Cuando imaginamos una escena médica la representación que viene a nuestra mente es la de un médico serio y un paciente más serio todavía. Con las obras de arte que representan médicos sucede lo mismo. En la mayoría de casos vemos lienzos con personas muy serias, sino preocupadas, y en un estado de máxima tensión.

Es natural, las personas llegan al consultorio o al hospital por algún síntoma que les preocupa, por ejemplo, un dolor. Es lógico que no estén de buen ánimo. Esperan que el médico tenga una actitud acorde. No van para una sesión de chistes o de bromas; para eso mejor se van al cine o a un stand up. Sin embargo, eso no quiere decir que no pueda o deba haber un toque de humor en el encuentro del médico con el paciente.

Desde hace mucho tiempo se ha advertido la relación entre el humor y la salud. El doctor Normal Cousins en su libro Anatomy of an Illness (Anatomía de una enfermedad) indicaba que unos minutos de risa le proporcionaban varias horas de alivio de dolor, un mejor sueño, y una disminución en la eritrosedimentación, un marcador de inflamación. Él padecía de espondilitir anquilosante, una enfermedad crónica que cursa con inflamación en las articulaciones y la columna vertebral, dolor y rigidez.A pesar de que se conoce que la risa no es solamente un fenómeno psicológico sino que tiene efectos sobre la fisiología, por ejemplo produciendo sustancias que pueden aliviar el dolor y mejorar el ánimo ‒ como las endorfinas‒ los estudios en cuanto a una relación directa no han sido concluyentes. Los estudios en este tema han sido criticados por la poca rigurosidad científica. Lo que sí se conoce bien es que el estrés afecta el bienestar y la salud, y esto lleva a pensar que todo lo que disminuya el estrés severo afecta positivamente la salud.

Una dosis de humor de parte del médico puede debilitar la barrera entre él y su paciente. El paciente a su vez, al ver que el médico lo atiende de buen ánimo, se siente con la confianza de hacerle más preguntas, lo que le conviene mucho para disipar todas sus dudas y preocupaciones. Se sabe también que los médicos podemos tener un efecto placebo, es decir, un efecto terapéutico de naturaleza psicológica. Es razonable pensar que uno con buen sentido del humor aunado a un genuino interés tendrá más de esto.

De igual forma el humor en la práctica médica ayuda al mismo médico a bajar su nivel de estrés y hacer que su trabajo sea más satisfactorio. El quehacer médico es tensionante, cansado y desgastante. El humor compensa estos fenómenos comunes y ayuda a mantener una mente más aguda.

El humor es útil asimismo en la enseñanza médica haciendo que aumente el interés de parte de los estudiantes y que los conceptos clave se recuerden con mayor facilidad.

Naturalmente, el humor para que sea positivo debe dosificarse, ser empleado con delicadeza y en el contexto apropiado. El exceso podría ser contraproducente y hasta mal interpretado. El sentido de la oportunidad es esencial.

Médico Psiquiatra.

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Medicina Opinión Psicología

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