“Si yo me enfermo de gravedad de aquí no me pueden sacar. Para llegar a mi casa deben irse por la orilla del barranco como tres cuadras adelante hay una bajada, la calle está un poco fea, no entra carro la verdad, solo caminando se puede”, señaló Marta Alicia Ruano, una mujer en silla de ruedas que vive en una delgada línea de terreno amenaza con desmoronarse en una quebrada y el deplorable estado de la calle principal en la comunidad San Bartolo del Norte III, en Ilopango.
Marta Alicia sufre diabetes tipo 2, su cuerpo es propenso a desarrollar úlceras y debido a una lesión mal atendida fue sometida a una operación para amputarle la pierna derecha hace un año, volviéndose completamente dependiente de su esposo, Santiago Granados Gómez, de 58 años; quién debe arrastrar la silla de ella cada vez que necesitan salir, esquivando los pronunciados hoyos de la calle que en algunos puntos alcanzan los 50 centímetros de profundidad.
“Hace unas semanas me caí en esta calle porque ya no sirve para personas como yo (discapacidad), él se deslizó y caí encima de él golpeandonos los dos” narró Marta Alicia; resultado del accidente su pierna izquierda ha sufrido una nueva lesión que compromete su salud.
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Los miembros de la comunidad en diferentes ocasiones han enviado cartas a la municipalidad solicitando que se repare la calle principal; sin embargo, estas peticiones no han obtenido la respuesta esperada obligándoles a realizar pequeñas obras de mitigación que cada lluvia destruye.
Santiago explica que “de esa caída me lastimé la columna, fui al Seguro y me sacaron radiografías; tengo tres discos desviados, como separados, y me dejaron cita con el neurocirujano en septiembre; depende de lo que él me diga, pero si es operación no puedo arriesgarme a quedar en silla de ruedas ¿qué vamos a hacer los dos?”.
Solo unos días después del accidente la pareja asistió a la inauguración del parque ecológico La Ceiba en San Bartolo, donde se encontraron con el actual alcalde de San Salvador Este, José María Chicas, y al que le hicieron nuevamente la petición de arreglar la calle.
“Yo le expliqué al alcalde, pero me mandó a otra persona que dijo que iban a poner a cuenta para venir a arreglar la calle, pero hasta el momento no han venido a ver nada”, agregó Marta Alicia.
Los residentes de la zona señalaron que la reparación de la calle era una promesa de la campaña del exalcalde de Ilopango que este año se convirtió en edil de San Salvador Este.
“Nosotros lo que hemos hecho es decirle al alcalde que nos ayude, pero él solo se está preocupando por otras áreas”, opinó la afectada argumentando que en caso de emergencia no podrían sacarla de forma rápida.
“Aquí no baja vehículo que nos pueda ayudar a sacarnos, y eso es lo que yo suplico, que el alcalde le ponga atención a esta calle, que no espere que pase a más esta situación”, agregó.
Actualmente Marta Alicia debe estar en controles médicos en la unidad de salud de su zona y terapias de movilidad en el Instituto Salvadoreño de Rehabilitación Integral (ISRI), a las cuales pude asistir solo con la ayuda de su pareja, quién tiene un año de haber dejado su trabajo formal dedicándose a cuidar de ella; de forma eventual las personas de la zona lo buscan para limpiar jardines por $5.
Debido a la delicada situación económica Santiago no puede pagar un vehículo privado que los movilice a las terapias y ha tomado la decisión de empujar la silla por varios kilómetros por el centro de la ciudad para ayudarla. La pareja actualmente se encuentra a cargo de una nieta de seis años.
“A mi hasta miedo me da porqué si se le suelta la silla me voy para abajo solo a matarme, porque como me detengo, no puedo”, señaló Marta Alicia, explicando que el encierro le genera angustia y depresión.
Marta Alicia no es la única persona afectada por el mal estado de la calle, vecinos de la zona explicaron a El Diario de Hoy que se han dado varios accidentes en ese punto.
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“Mi alcalde no quiere ver eso”
“Algunos se enojan que les hablen de los alcaldes, pero cuando él andaba en campaña, que ya se iba a terminar su periodo, a los cieguitos les prometió que les iba a arreglar la calle, aquí hay gente de la tercera edad y eso no le interesa, solo su puesto”, afirmó Rosa Hernández, residente de la zona.
Aproximadamente tres años antes la municipalidad inició los trabajos de reparación, pero solo se hizo el cordón cuneta en todo el acceso dejando gravilla y arena dispersandose por la calle de tierra.
“Dice que aquí no hace nada porque no le dimos el voto cosa que de aquí mis nietos anduvieron jalando gente con él en la campaña, ahora no quiere venir aquí”, señaló Hernández quién vive en la zona desde 1986.
Para Hernández la situación se agravó con el invierno. “Se me cayó mi casa, hoy estoy albergada en la comunal, ofreció que nos iba ayudar, no quieren que toque nada porque ellos la van a hacer ¿hasta cuando?”, lamentó. Según la residente de la zona, cada proyecto como el alumbrado público y el agua han sido gestionados por la comunidad e ignorados por la municipalidad.
En el mismo pasaje que Hernández y Marta Alicia vive una familia con cuatro personas no videntes quiénes ya sufrieron accidentes al deslizarse por la calle.
Hernández señaló que en una ocasión su hija buscó ayuda exponiendo la situación en un programa de televisión; sin embargo, los mensajes que recibieron “ofreciendo ayuda” le pedían a cambio que enviará fotografías de su cuerpo.
Tania Vanessa Hernández, quién vive en la zona, explicó que sus padres, un primo y su esposa son ciegos por lo que la reparación de la calle se vuelve esencial para el bienestar de sus parientes.
“Nosotros siempre le decíamos al alcalde (en eventos) que nos ayudará a reparar la calle, hicimos solicitudes, cartas, mandamos fotos”, para demostrar el estado de la calle, explicó.
Recientemente la dueña de una tienda local mandó a reparar un tramo de la calle con sacos rellenos de arena “porque mi primo y la esposa (ambos ciegos) se fueron en el hoyo y cayeron acostados”, expuso.