Por Según los investigadores, la meteorología dio un salto de calidad en la década de 1950 cuando las computadoras, capaces de procesar grandes cantidades de datos a grandes velocidades, irrumpieron en el mundo. A partir de entonces, la ciencia se atrevió a dar predicciones meteorológicas y los programas noticiosos en los medios de comunicación, poco a poco, abrieron secciones dedicadas a dar el estado del tiempo a medida la gente requería de esa información.
Los científicos aseguran que la atmósfera se rige por un “comportamiento caótico”, aspecto demostrado, hace unos 50 años, por el meteorólogo del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Edward N. Lorenz, quien afirmó que la atmósfera es un sistema gobernado por las leyes del caos. Por esa razón, los expertos hablan de proyecciones muy acertadas de dos o tres días como máximo haciendo énfasis en la palabra “pronósticos” que se dan a través de dos tipos de modelos meteorológicos: unos que recogen datos de todo el planeta y otros que se enfocan en regiones específicas”.
Traigo a cuenta esto a raíz de que don José Roberto Morán, jardinero de una de las muchas residenciales de Apaneca, me manifestó que “legalmente el ingeniero Moisés había acertado con pronosticar las lluvias torrenciales” caídas sobre gran parte del territorio en los últimos meses. Se refiere a Moisés Urbina en su programa televisivo mañanero cuando “se divierte”, dice, yendo de una pantalla a la otra, indicando cómo se mueven los temibles ciclones del mar caribe. Además, agrega que le gusta cuando Urbina se emociona y “medio poético” describe los brillantes amaneceres sobre San Salvador y el país.
Toda su vida, don Roberto se ha guiado por las fases de la luna y por el almanaque Bristol para preparar la tierra, sembrar, cuidar y cosechar diferentes cultivos. Sabe, por ejemplo, que “el 11 de luna es mejor para sembrar” y que cuando nuestra luna “está vencidita al mar es porque trae agua y cuando está rectecita seguro que no trae agua”. Sin embargo, en los días en donde hay fuertes amenazas de lluvia, él, don Roberto, espera esa sección del clima para afirmar o rechazar sus sospechas, especialmente en Apaneca, zona de altura en donde, ya se han acumulado grandes cantidades de agua en lo que va del presente año, según los datos.
Justo en ese momento vinieron a mi memoria diferentes bromas que se hacen en las redes sociales o entre cheros, sobre las predicciones de este conductor del programa televisivo. Recuerdo una cuando un viernes se refirió a “las heladas que podían caer en el país”, algunos comentaron que se refería a “las heladas” que ya tenía en la refri para celebrar el fin de semana.
Sin embargo, don Roberto, también presidente de la ADESCO de la colonia San Jorge, cantón San Ramoncito, distrito de Apaneca, agrega: no me pierdo ese programa porque “uno aprende”. Ahora él sabe diferenciar entre lo que dicen los modelos meteorológicos y lo que en realidad sucede en el cielo. Bueno, incluso, hasta ya habla de depresiones tropicales y de vaguadas. Personalmente había escuchado frases elogiosas a este programa, cuando, en la sección de entrevistas, un representante de los pequeños y medianos agricultores, dijo que “esos análisis” se tomaban en cuenta para sus proyecciones de siembra.
Desde entonces, he puesto en cuestión los comentarios que hacemos “los de la ciudad” con lo que opina la gente del campo. En realidad, para los citadinos no pasa de ser una guía para ver si llevo paraguas o lo dejo, si salgo de noche o me quedo en casa; sin embargo, para la gente del campo resulta ser, muchas veces, indispensable. Por eso, eventualmente, don Roberto le envía agradecimientos a Moisés a través de las redes y no ha dejado de preguntarse ¿y quién lo podrá sustituir si se enferma?
De todas maneras, a raíz del cambio climático y teniendo en cuenta la velocidad vertiginosa con que se mueven las noticias en el mundo, los pronósticos meteorológicos se vuelven cada vez más imprescindibles en la vida del ser humano.
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