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Acerca de la palabra bachiller

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Por Carlos Alberto Saz

     El “Diccionario esencial de la lengua española”, de la Real Academia Española, define así la palabra bachiller, ra: “Masculino y femenino: “1. Persona que ha cursado o que está cursando los estudios   de enseñanza secundaria .  Úsase   más la forma en masculino   para designar el femenino: Pilar es bachiller. 2. Persona que habla mucho o impertinentemente. 3. Úsase también como adjetivo: 4. Persona que ha recibido el primer grado académico que se otorga a los estudiantes de facultad. 5. Masculino: Bachillerato (estudios de enseñanza secundaria)”.

      Quien esto escribe sacó su bachillerato en el Instituto Cornelio Azenón Sierra, de la ciudad de Atiquizaya, departamento de Ahuachapán.

        En el español clásico se usó   el femenino bachillera casi siempre con intención humorística   o despectiva, forma que aún pervive y se usa en algunas zonas, sin connotaciones :  Su madre se preocupó porque estudiara, al punto de  que hoy en día es una bachillera con muchas intenciones de profesionalizarse en turismo.

         Sabemos que todo bachiller está estudiando o ha estudiado para educarse e iniciar   una carrea que lo preparará para una vida útil.

         “Y la educación, precisamente lo hará tomar actitudes responsables para que, de ese modo, asuma sus propias acciones e incorpore los valores que hacen a   la convivencia, como el respeto por el oto,  la tolerancia, la igualdad, la ética y la honestidad, tal como se lee en el libro “Aprender a ser sociable”, de ARQUETIPO, GRUPO EDITORIAL Bogotá, Colombia, 2006.

       Y es que, naturalmente, todo bachiller se ha educado   por medio   de materias que han enriquecido su espíritu y estimulado su alma a    través   de principios y valores.

          Y como dijo el filósofo   Aristóteles, 500 años antes de Cristo: “Educar es darles   al cuerpo y al espíritu toda la   belleza y la perfección   necesarias”.

      Educar, pues, es refinar, pulir, enseñar, dirigir, instruir, disciplinar, civilizar, urbanizar, aplicar, preparar, ejercitar, tutelar.

        Y como dijo el sabio Domingo Faustino Sarmiento acerca del maestro de escuela –que tiene que ver con los estudios, desde kínder, primaria y bachillerato-: “El juez castiga el crimen probado, sin corregir al delincuente; el sacerdote enmienda el extravío moral sin tocar a la causa que lo hace nacer; el militar reprime el desorden público, sin mejorar las ideas que lo alimentan o las incapacidades que lo estimulan.  Sólo el maestro de escuela, entre estos funcionarios que obran sobre la sociedad, está puesto   en el lugar adecuado para curar radicalmente los males sociales”.

         Estimados lectores: eduquemos a nuestros hijos, desde el kínder, la primaria, el bachillerato y la universidad, con los más elementales principios de responsabilidad, estudio y demás valores que los transformen en personas emocionalmente equilibradas, dichosas de vivir, útiles a sí mismas, a la familia, a la sociedad y a la patria en general. ¡Sí, señores!  

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Educación Opinión

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