El Salvador se encuentra en alerta roja debido al elevado número de casos sospechosos de dengue que se están registrando desde hace 13 semanas, según datos del Ministerio de Salud (MINSAL).
A pesar de las alarmas emitidas a nivel internacional en relación al comportamiento de la enfermedad las autoridades salvadoreñas tuvieron un manejo “tardío” del problema, según médicos expertos en epidemiología, infectología y salubristas.
Recientemente se viralizaron imágenes de un helicóptero de la Fuerza Aérea realizando tareas de fumigación en Soyapango; sin embargo, esta medida podría haber sido poco acertada y considerarse un desperdicio de recursos, señaló el Colegio Médico.
Pero la clave para combatir al dengue se encuentra en medidas de control más económicas y simples como la saneamiento de los centros escolares, así lo reveló una investigación dirigida por Carlos Moisés Hernández Suárez, doctor en biometría y estadística por la Universidad Cornell y profesor investigador de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Colima.
Bajo el “Modelo Colima” se demostró estadísticamente como la limpieza de los centros escolares podría reducir hasta un 80% de los casos de dengue, zika y chikungunya, al reducir los criaderos de zancudos se minimizaba la posibilidad de transmisión de estas enfermedades.
“Si quitas los criaderos de mosquitos en las escuelas vas a eliminar la transmisión de dengue porque tienes niños que viven en diferentes puntos de la ciudad, esos niños no conviven, pero cuando van a la escuela y hay mosquitos haces que la transmisión sea como una llamarada. Al eliminar la transmisión en la escuela, eliminamos gran parte de la transmisión de todo un país, porque una tercera parte de la población va a la escuela a pasar hasta 5 horas con otras personas”, explicó el investigador Hernández Suárez, en una entrevista con El Diario de Hoy.
La investigación del modelo Colima obtuvo sus grandes resultados en 2017 registrando un total de 51 casos de dengue, la cifra más baja del estado mexicano en los
últimos 10 años. Los investigadores involucrados en el proceso determinaron que el alza de casos respondía a la fecha de inicio de clases cada año por lo que se enfocó en un plan de saneamiento para los centros escolares, esta estrategia apuesta por una cultura de prevención en materia de salud, desde las escuelas, a través de ambientes saludables, así como edificios limpios y libres de criaderos.
“El problema del mosquito es que no es el mismo que había antes, en todo el mundo se ha convertido en algo más urbano, como un perro y un gato acostumbrado a lo que hay en el hogar, vive con el agua del hogar, se alimenta de los habitantes de un hogar, claro que hay mosquitos en el campo, pero el mosquito que estamos tratando es el que vive dentro de las ciudades”, dijo el experto. Por este motivo considera que la fumigación en el exterior no es la solución completa al problema “cuando estás haciendo aspersión de productos químicos en las calles si vas afectar a la población de mosquitos, pero la verdadera población sigue estando en las casas en los armarios, zapateras y debajo de las camas ahí difícilmente llegan esos productos”.
Para el investigador lo primero que debe hacerse es crear conciencia en las personas para limpiar sus hogares “que cada persona conozca que en su casa tiene una fuente de mosquitos y tiene que buscarlos, porque no hay gobierno en la tierra que vaya a revisar todas las casas”. Aunque el experto sostiene que la clave para que este método funcione se encuentra en la educación de los niños. “Es muy sencillo, nuestro modelo se basa en que son los niños de las escuelas los que estén consientes de hacer esa limpieza”, argumentando que este tipo de temas se abordan de forma muy superficial en la currícula escolar.
“Si a los niños de las escuelas primarias les explicas lo que es el dengue ellos son unos policías sumamente eficaces en tu hogar, esa riqueza no se está ampliando”, el investigador pone como ejemplo cómo se desarrolló por primera vez el programa de reciclado desde las escuelas de Estados Unidos, donde fueron los niños los encargados de transmitir la información a los padres “por quedar bien con ellos, uno lo aprende”, agregó.
Durante la aplicación del proyecto Colima la segunda línea de capacitación fue dirigida a los conserjes de los centros escolares dándoles una capacitación sobre cómo eliminar los posibles criaderos de zancudos y concientizarlos sobre la importancia de su trabajo.
“Realmente bajamos el dengue a la tercera parte, mientras que todos los estados de la República méxicana los duplicaron, eso fue solamente controlandolo en las escuelas”, detalló el investigador.
Hernández Suárez sostiene que en las escuelas al igual que en el resto de instituciones públicas del país deben realizar diferentes procesos para sacar de sus instalaciones equipo que no está funcionando, en muchos casos puede guardarse más de un año generando el lugar propicio para la acumulación de mosquitos transmisores del virus.
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Métodos que solo “tranquilizan”
Uno de los puntos destacados por el investigador es que la aplicación de químicos a través de la fumigación “solo tranquiliza a la gente” debido a que las personas tienden a pensar que el problema está siendo controlado, “pero en la práctica es poco efectivo y es más dañino que efectivo porque dependemos de muchos insectos” que se ven afectados exponiendo a la población a la proliferación de otras enfermedades.
“En realidad me parece que estamos haciendo las cosas un poco mal, porque no sabemos algunas cosas acerca del mosquito que estamos queriendo combatir como se hacía hace 50 años”, señaló Hernández Suárez.
Otro de los métodos como las trampas para mosquitos son efectivas debido a que eliminan todo tipo de insectos en un área muy corta.
“A veces la gente cree que los métodos modernos involucran vacunas, pero no están dando buen resultado hay que ver el caso de Brasil, el control biológico de mosquitos no está dando el resultado esperado, los mosquitos mutan”, agregó Hernández Suárez.
En el caso de las vacunas el investigador sostiene que los virus van mutando, cómo el caso del Covid-19 generan nuevas variantes resistentes a los biológicos desarrollados.
“Con los niños y las personas que se encargan de la limpieza ya resolviste el 90% del problema”, afirmó el investigador.
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Un método de bajo costo
El método Colima se caracteriza por tener un bajo costo en su aplicación; sin embargo, “parece que como es algo muy simple a las personas no les gusta, porque nos gustan las soluciones complicadas que cuestan mucho dinero”, añadió.
El doctor en biometría e investigador recalcó su disposición de viajar a El Salvador para trabajar con las autoridades de Salud y Educación en el desarrollo de este método capacitando a personal que posteriormente pueda replicar la información adecuada sobre la enfermedad.
“El problema es demasiado complejo para ser resuelto solo por el gobierno, esto ya llegó a países de Europa, pero ellos van aplicar primero las técnicas educativas. Nosotros como Centroamérica deberíamos tener más experiencia con eso y estarlo haciendo desde hace ratos, pero si no utilizamos herramientas sofisticadas y complejas sentimos que no lo estamos haciendo bien, el Gobierno debe hacer esfuerzos para incluirlo en los programas de educación”, concluyó.