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Carta a los artistas, académicos y pensantes de El Salvador: Es hora de resistir

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Por Paolo Luers
Periodista

En cualquier otro país (a menos que se llame Rusia o Irán), el gobierno haría todo lo posible para disimular que esté despidiendo empleados y suspendiendo programas culturales por la razón de negar a la comunidad LGTB o a los movimientos feministas su derecho a participar libremente en la vida cultural del país. Preferirían decir que los despidos y la suspensión de programas culturales son por razones de austeridad gubernamental. Jamás confesarían que las medidas restrictivas son contra funcionarios que “promueven agendas que no son compatibles con la visión de este Gobierno (Bukele en Twitter)”. La diputada Alexia Rivas, de Nuevas Ideas, fue más explícita: “El Salvador es pro vida, pro familia tradicional… Así lo pidió el pueblo, así es la visión de nuestro presidente y así es el camino que los funcionarios deben seguir”. Vaya nueva idea…


En El Salvador, en tiempos de Bukele, el gobierno funciona con su propia y perversa lógica. Al enfrentar la penosa situación de iliquidez, el gobierno ordenó una ola de despidos en el área cultural, con la cual se deja al país sin Coro Nacional, sin Casas de Cultura, sin arqueólogos, sin profesionales que registran y protegen el patrimonio nacional y se elimina buena parte del personal de los teatros. Pero el gobierno no puede reconocer que no tiene pisto, porque su consigna fue “Si nadie roba, el dinero alcanza".


Obviamente, en el sistema Bukele se roba mucho y el dinero no alcanza. El gobierno, luego de rascar todas las ollas, incluso las de los fondos de pensiones de los trabajadores, no tiene dinero y decide hacer recortes masivos de personal. Pero lo tiene que disfrazar. Decide apelar a los instintos más retrógrados en la sociedad, diciendo: No se preocupen, esta castración de las instituciones culturales se debe a que desde ellas estaban intoxicando al pueblo con teorías de género, ideas feministas y propagación de la homosexualidad, etc.


Que un gobierno use esta justificación para explicar despidos masivos es una muestra del rumbo peligroso en el cual quieren conducir el país: a la intolerancia, a la represión de minorías, a la imposición de una cultura al servicio de su ideología reaccionaria.


Es una muestra de que el gobierno de facto, necesitado de justificar su sola existencia inconstitucional, está dispuesto a apelar a los peores sentimientos, prejuicios e instintos, que existen en una población con poca educación. La comunidad de artistas, trabajadores de cultura, académicos y defensores de Derechos Humanos no puede tolerar esto, si quiere defender su espacio en esta sociedad. Espacio de respirar. Espacio de crear. Espacio de disentir. Espacio de expresarse.


¿Cómo van a justificar los inevitables despidos en otros ministerios o instituciones? Si son miembros de la PNC, van a decir que es una limpieza de personas que no tienen el estómago para aplicar la política de seguridad del presidente, que implica sistemáticas violaciones a los Derechos Humanos y al Estado de Derecho. Si son empleados de los ministerios y de las alcaldías, los acusarán de corrupción. Cuando comienzan a despedir gente en la Universidad de El Salvador, será una limpieza política para erradicar reductos de “pensamiento de los mismos de siempre”. Van a responsabilizar a los docentes por la crisis de la Educación Superior, causada por la política gubernamental de asfixiar a la U para someterla.


El aparato del Estado se va a reducir a funcionarios sumisos y oportunistas, que van a encubrir la corrupción sistémica del modelo Bukele. Las alcaldías ya no serán entidades que velan por los pobladores de sus territorios, sino dependencias locales del Ministerio de Gobernación. El Ministerio de Cultura se va a convertir en una estructura de apoyo al Ministerio de Turismo y proveer a los sitios turísticos de espectáculos de folklore – y en una agencia de espectáculos que organiza para el Sistema de Propaganda del gobierno los espectáculos y shows que necesite.


Alguien dijo en Twitter: “El último que apague las luces en los teatros”. Pero es peor: Van a encender en nuestros teatros las luces LED, que tanto fascinan a Bukele, y las luces de las cámaras de televisión, que van a inundar al país de basura. El templo de la nueva cultura será la Biblioteca Multimedia China, con sucursales llamados “cubos” en algunos pueblos y comunidades.

Los pensantes, que todavía existimos en el país, no podemos tolerar todo esto. El deber de resistir no sólo se deriva de la inconstitucionalidad de este gobierno de facto, sino también de sus medidas destructivas.

Saludos,

Paolo Lüers

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