Los precios de las verduras en El Salvador se dispararon en las últimas dos semanas, mientras que en Guatemala, el origen del 80 % de las hortalizas que se consumen en nuestro país, se han mantenido estables en casi todos los casos, por lo que el aumento de los precios en los mercados locales no se puede atribuir a un alza en el país vecino.
Esto es lo que se puede concluir del estudio de las cifras oficiales de los costos de estos productos en ambos países.
El Diario de Hoy ya había analizado las variaciones en El Salvador y verificó que algunas verduras habían triplicado su valor en apenas 12 días (desde el 14 hasta el 26 de junio de 2024), justo el periodo posterior al inicio de las lluvias, según datos del Ministerio de Agricultura y Ganadería. Se tomaron en cuenta los precios en La Tiendona, en San Salvador, el más grande centro mayorista en el país.
Se repitió ese ejercicio respecto a los datos de Guatemala, comparando los costos de su mayor centro mayorista: La Terminal, en la capital del vecino país, en un monitoreo que realiza el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación de ese país.
El periodo establecido para el estudio fue de un día anterior al lapso que se verificó con datos de El Salvador, es decir del 13 al 25 de junio, pues los productos tardan en torno a 24 horas en llegar a los mercados locales desde Guatemala.
Para hacerlo con exactamente los mismos productos, se eligieron 10 verduras y dos frutas que son monitoreadas por las autoridades de ambos países. No es el caso, por ejemplo, del pipián, que en el periodo estudiado tuvo un alza de precio del 233 % en El Salvador.
Se pudo establecer que en Guatemala los precios no variaron absolutamente nada en 6 productos, mientras que en El Salvador los aumentos fueron entre el 14 % y el 190 %. En otros tres alimentos, el alza no superó el 10 % en el vecino país, pero en el nuestro sobrepasó el 30 %.
En dos de estos productos: dos variedades de tomate de cocina, el aumento en Guatemala fue grande, pero mucho menor al de El Salvador. Solo en el caso del güisquil verde mediano el incremento fue mayor en el vecino país. Según agricultores consultados, este ha escaseado en Guatemala porque es ampliamente demandado por el Estado en su programa de alimentación escolar. Esto también ha tenido repercusiones en El Salvador (puede ver el detalle en el gráfico que acompaña la nota).
El caso más llamativo es el del pepino, que en Guatemala no presentó variación, pero en El Salvador tuvo un aumento de precio del 190 %, casi el triple, en apenas 12 días.
¿Quién aumenta los precios?
Si los precios en Guatemala no se han disparado al mismo nivel que en El Salvador, ¿a qué se debe el incremento en nuestro país?
Podría pensarse que el transporte es un factor determinante, pero según el presidente de la Asociación Salvadoreña de Transportistas Internacionales de Carga (ASTIC), este no se ha parado por las lluvias. Por lo tanto, dice que un alza tan importante no se podría justificar por un aumento en los costos en esta parte de la cadena.
El presidente de la Asociación de Importadores, Dimas Martínez, dijo el sábado que están “tratando la manera” de que sus asociados y comerciantes de La Tiendona colaboren para que “la canasta básica no sea incrementada en ningún momento”, pues sí hay abastecimiento. “Acá como comerciantes estamos dando la cara”, afirmó. Sin embargo, los precios han seguido en ascenso.
Los vendedores en La Tiendona, por su parte, sostienen que ellos nada tienen que ver con los aumentos y que estos se deben a su precio en Guatemala e, incluso, a un incremento en los aranceles de entrada, pero los alimentos están exentos de esos cobros en El Salvador.
“El Salvador se está convirtiendo en un país netamente importador en materia de alimentos, y eso tiene sus consecuencias. Esto da la oportunidad de que el comerciante, el importador o el vendedor, le traslade todo aumento de costos al consumidor final y que, incluso, especule”, comenta Luis Treminio, presidente de CAMPO.
Algo en lo que está de acuerdo Danilo Pérez, director ejecutivo del Centro para la Defensa del Consumidor (CDC), pues opina que incluir más manos en la cadena de distribución de los alimentos los encarece automáticamente.
Desde el lado guatemalteco
David García y Rocael Méndez son agricultores guatemaltecos, pertenecientes a la Red de Productores del departamento de San Marcos, en el occidente del país. Se dedican a la producción de varias hortalizas.
Para ellos, el aumento de precios de las verduras en El Salvador tiene varias causas, pero a la cabeza “está el factor humano”, sobre todo, el papel que juegan los intermediarios, los que compran al agricultor para luego comercializar.
“Los intermediarios son unos lagartos”, dice David García, quien ha tenido la oportunidad de visitar El Salvador para constatar sus apreciaciones en el terreno.
“(En El Salvador) le cobran demasiado a la gente, tuvimos una experiencia allá (en El Salvador)… la gente paga muy alto el precio por productos que son de mala calidad, pues han pasado por 6 u 8 manos. Por eso están deteriorados. Y, aún así, deben pagarlos caro, porque no queda de otra”, afirma García.
Ambos agricultores sostienen que, en su experiencia, solo un 25 % de quienes se dedican a traer hortalizas desde Guatemala hasta los centros de abasto locales, como La Tiendona, son salvadoreños. El grueso lo constituyen sus paisanos.
Que el factor humano sea el más importante en el aumento de precios, sin embargo, no significa que las fluctuaciones del clima no hayan hecho estragos en los cultivos guatemaltecos, como ha sucedido en El Salvador.
El año pasado, por ejemplo, El Niño provocó sequías que golpearon la producción de maíz; también las de verduras, que se producen preferentemente en las zonas altas.
“Fue un verano atroz, la dinámica de las plagas fue tan alta que aquí, en las zonas altas se comenzaron a presentar algunas que no se veían, solo en la bocacosta o costa. En la papa, por ejemplo, muchos productores perdieron o dejaron de producir con normalidad, como un 40 % menos”, dice García.
Lo de las papas que menciona el agricultor ha tenido un efecto directo en El Salvador. A principios de este año, por ejemplo, el quintal de papa soloma grande se compraba a $42 en La Tiendona, según la información del MAG. El precio actual es de $85, más del doble.
El invierno tardó en llegar a Guatemala, sostiene Diego Zapil, agricultor del municipio de Zunil, en Quetzaltenango. Por ello, se escasearon los nacimientos de agua y pozos con los que alimentan sus regadíos. Zapil perdió, aproximadamente, el 40 % de sus cultivos de cilantro, lechuga y rábano.
Las lluvias desatadas desde hace dos semanas han sido una bendición, al menos para él, que siembra en un terreno arenoso y alto, más resistente al exceso de precipitaciones. Algo con lo que no cuentan algunos de sus colegas que sí tuvieron pérdidas por las tormentas.
Diego Zapil espera, sin embargo, que la lluvia ceda un poco, para que a sus plantas les dé un poco el sol y no se enfermen.
Si las lluvias no se detienen, piensa, muchos más perderán cultivos y los precios subirán en los mercados de Guatemala. Ni hablar de los de El Salvador.
“Desde el Gobierno se jactan diciendo que El Salvador ahora es un país independiente, que es soberano. Pero en el tema de la alimentación no hay soberanía”, dice Carlos Rodríguez, del Frente Nacional Agrario de El Salvador.