Sí, ambas virtudes van por el mismo camino, por el camino de la razón, de la templanza, del juicio, de la prudencia y de todo lo demás que enriquece el alma y alimenta el espíritu.
El Diccionario de la RAE define así la palabra ‘humildad’: 1. Voz femenina que significa virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento. 2. Bajeza de nacimiento o de otra cualquier especie.
Y de ‘paciencia’ refiere: 1. Voz femenina cuyo significado es capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse. 2. Capacidad para hacer cosas pasadas o minuciosas. 3. Facultad de saber esperar cuando algo se desea mucho. 4. Resalto inferior del asiento de una silla de coro, de modo que levantando aquel, pueda servir de apoyo a quien está de pie. 5. Bollo redondo muy pequeño hecho con harina, huevo, almendra y azúcar y cocido en el horno.
Humildad, pues. no es más que modestia, reserva, encogimiento, apocamiento, docilidad, acatamiento, sumisión, servidumbre, resignación.
Y paciencia es caridad, aguante, calma, conformidad, mansedumbre, constancia, padecimiento, inspiración, espera, voluntad, insistencia.
Recordemos al personaje bíblico Job, que tuvo mucha paciencia en todo su comportamiento, lo que le valió la admiración y el respeto de todos.
Veamos ahora lo que ilustres pensadores dijeron acerca de la humildad:
Platón: “La mejor tumba es la más modesta, la más humilde”.
Barrie: “La vida es una larga lección de humildad”.
Goethe: “La humildad y la modestia son los dones más caros de la buena e inagotable Naturaleza”.
Rabindranath Tagore: “Cuando somos grandes en humildad estamos más cerca de lo grande”.
Cicerón: “Cuanto más altos estamos, más debemos bajarnos hacia nuestros inferiores, con humildad”.
Y de la paciencia escribieron:
Roseau: “La paciencia es bien amarga, pero su fruto es muy dulce”.
Horacio: “Lo que es imposible corregir, la paciencia lo hace tolerable”.
Benjamín Franklin: “Con la paciencia y la tranquilidad se logra todo…, y algo más”.
Soadi: “La paciencia es un árbol de raíces muy amargas, pero de frutos muy dulces”.
San Francisco de Sales: “En esta vida la paciencia ha de ser el pan de cada día; pero la necesitamos en particular para nosotros, porque nadie se nos hace tan pesado como nosotros mismos”.
Estimados lectores: seamos pacientes y humildes, y ganaremos una gran amistad: la amistad de Dios. ¡Sí, señores!
Maestro, sicólogo, gramático