Pasados los tres partidos de la Fecha FIFA, sobre todo los dos que importan -los de Eliminatorias- el balance quedó con deuda en la Selecta. En fútbol y resultados.
El empate inicial ante Puerto Rico, un rival de menor jerarquía que terminó complicando a la Selecta en el Cusca, no estaba en el guión de la previa y la lógica.
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Es cierto que aún todo depende de El Salvador, ya que ganando sus partidos no debería tener ningún problema ni hacer ninguna cuenta para acceder a la tercera fase de eliminatorias, el último escalón rumbo al Mundial o los repechajes, donde -está claro- habrá selecciones con otro poderío, otra jerarquía, otro nivel.
En el debe, primero está el empate en el Cusca ante los boricuas. Y después el funcionamiento del equipo. Con poco ritmo y volumen de juego, el mayor déficit fue la generación en ofensiva en los tres partidos: Puerto Rico, el flojísimo San Vicente y las Granadinas y el amistoso contra Perú.
Las pocas buenas noticias de la Selecta pasan por el puesto del portero (Mario González y Tomás Romero mostraron tener muy buen nivel), cierto orden defensivo y la refrescante aparición de Francis Castillo, quien no desentonó en su debut con la mayor.
Para generar fútbol, hay un tema que urge: deberán acercarse las partes en el tema Mayer Gil, un volante ofensivo que El Salvador no se puede dar el lujo de no convocar y cuya ausencia no se debió a un tema de nivel futbolístico, sino a ciertas actitudes del jugador en concentraciones previas.
La presencia de delanteros más determinantes como Styven Vásquez o Brayan Gil, ausentes por cuestiones físicas, le darán otra impronta al equipo. Se puede mejorar.
Hay tiempo, sobre todo para los partidos clave, las balas de verdad como le gusta decir a Dóniga: los de eliminatoria. La amateur Anguila y el cierre con Surinam en el Cusca en junio del 2025 se deben traducir en victorias para asegurar la tercera fase. Y una vez allí, con un Cuscatlán fuerte, cualquier cosa podría pasar.